En el año 56 a.C., las ciudades del país de los vacceos, que ocupó una extensión de 32.000 kilómetros cuadrados en la submeseta norte de la Península Ibérica, se rebelaron contra la Urbs. Tras cruentos combates, campañas y asedios, las legiones de Roma se dieron por satisfechas con que aquellos bárbaros no asaltasen la frontera. Pasados veintisiete años, las águilas del Senado y Pueblo de Roma se lanzaron como un trueno sobre los valles de los ríos Duero y Pisuerga en una fulminante campaña.
Entre las ciudades que cayeron bajo el yugo romano se encontraba Intercatia. Desde entonces, los historiadores clásicos no mencionan mucho más de la ciudad, perdida en cruces de calzadas. El Itinerario de Antonino, una recopilación de caminos del Imperio romano redactado en el siglo III d.C., aparece mencionada en la vía 27 ab Asturica per Cantabriam Caesaraugustum, entre las mansio de Brigecio y Tela. Sin embargo, este compendio de rutas no es muy fiable y presenta graves errores.
En el campo de la investigación, son más de 50 los yacimientos entre las provincias de Zamora, Valladolid y Palencia que se han propuesto como las posibles ruinas de la ciudad vaccea. La misma ciudad en la que, en el año 151 a.C., el cónsul Lucio Lúculo fue humillado y Escipión Emiliano, el mismo que más tarde arrasaría Cartago y pondría fin a la indómita Numancia, asombró a sus defensores.
La furia del cónsul
En el año 151 a.C., las legiones del cónsul Lucio Lúculo rodearon Intercatia. Sus defensores en principio no quisieron ni oír hablar de rendición. El cónsul, sediento de botín, guerra y fama, acababa de arrasar Cauca, actual Coca, Segovia, poblada por vacceos. Los ancianos de la ciudad habían pedido la paz, la cual fingió ser aceptada por Lúculo antes de pasarlos por el filo de sus gladius.
El asedio de Intercatia fue terrible. Bajo el tornar de las máquinas de asedio los romanos abrieron brecha. Rozando la victoria, muchos romanos cayeron en una cisterna de agua donde murieron apuñalados y ahogados, el resto huyó. Al día siguiente volvieron al asalto, pero la muralla había sido reparada por la noche. En otra ocasión, al amparo de la luna, jinetes indígenas rondaron el campamento rival lanzando bárbaros aullidos, lo que causó "un temor extraño entre los romanos", según el historiador clásico Apiano.
El asedio no parecía tener fin y un gigante vacceo decidió burlarse de sus enemigos. Todos los días salía armado y cubierto de hierro. Insultaba, se burlaba y retaba a los legionarios y centuriones a un duelo que nunca era aceptado, hasta que el joven y aparentemente débil Escipión Emiliano rompió filas. Derrotó al gigante en un espectacular duelo en tierra de nadie en el que incluso los defensores quedaron admirados por su valor y destreza.
Quizá por este motivo lo eligieron como interlocutor con el cónsul que, atrapado en tierra hostil, quiso negociar. Roma consiguió algo de ganado, 50 rehenes y 10.000 sagos, una prenda de abrigo muy apreciada. Se intentó reclamar oro, plata y joyas pero, según las crónicas, aquellos vacceos despreciaban las riquezas y no tenían apenas. Lúculo tuvo que regresar con un magro botín a sus cuarteles de invierno pero, la Urbs sabía esperar y terminaría integrando a la ciudad rebelde a su modo de vida.
¿Dónde está Intercatia?
Buscada desde el siglo XVI, las investigaciones sobre la ciudad de Intercatia se han estrellado contra los intrincados itinerarios romanos. Más complicado resulta ubicarla en las coordenadas "exactas" que mencionó el geógrafo griego Ptolomeo. Se propuso que quizá podría ser el oppidum vacceo documentado junto al castillo de Montealegre de Campos (Valladolid). Este contó con unas grandes defensas, tales como empalizadas y murallas de hasta seis metros de ancho.
Su gran tamaño, de hasta 49 hectáreas, la convirtieron en un candidato bastante aceptable, pero choca contra las evidencias epigráficas. Asociada a la ciudad romano-vaccea se localizó en 1985 una tabula patronatus asociada a toros de bronce y un jarro del mismo material. La tabla, datada en el siglo III d.C., hace referencia a un acuerdo alcanzado entre el Senado de Cauca y el grupo parental de los magilancos, habitantes del entorno de la ciudad de Amallobriga.
Teseras y calzadas
"La interpretación del contenido no está consensuada entre los investigadores, pero no parece descabellado recuperar la idea de que el mismo lugar del hallazgo sea la propia Amallobriga, al menos en el momento de la renovación del pacto", explica Javier Abarquero Moras, conservador del Museo de Palencia, en su artículo ¿Dónde estuvo la ciudad prerromana de Intercatia?
Al chocar con la epigrafía solo hay un lugar donde se han hallado menciones directas a Intercatia: el yacimiento conocido como "La Ciudad", ubicado en Paredes de Navas (Palencia). Enclavado en Tierra de Campos, bañado por dorados campos de cereal y situado sobre uno de los pocos páramos del entorno fácil para su defensa y dominio de la zona alcanzó las 56 hectáreas. En las campañas de este año se está investigando el centro de la ciudad romana y sus murallas vacceas, que fueron complementadas por una serie de fosos y terraplenes para obstaculizar a las máquinas de asedio.
"Sin embargo, los principales apoyos para mantener la correspondencia del yacimiento con Intercatia siguen siendo las dos teseras de hospitalidad que mencionan dicha ciudad y que fueron halladas en el suelo", apunta Abarquero Moras.
Una de ellas, para rizar más el rizo, fue encontrada en el siglo XIX pero se considera desaparecida y no se sabe dónde está. La otra, localizada en 1999, menciona a un tal Titio de Turiaso (Tarazona, Zaragoza) y a los intercatienses que, además de recibirle, le otorgan los mismos derechos que sus ciudadanos. A pesar de estos prometedores hallazgos, las distancias referenciadas en la vía 27 del Itinerario Antonino, muy vagas y con un gran margen de error, no coinciden con el yacimiento de Paredes de Navas.
En el año 2020, los profesores Jesús María Romera Aguayo, de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de País Vasco (UPV-EHU) y Heriberto Pérez-Acebo, profesor de Infraestructura del Transporte en la misma institución, desarrollaron un método para resolver el misterio de Intercatia.
Para ello usaron de base el debatido y en muchas ocasiones erróneo trazado documentado en el Itinerario y las controvertidas coordenadas que ofreció Ptolomeo. Al mezclar ambas fuentes buscaban determinar, a nivel estadístico, el área más probable donde se esconda la ciudad vaccea.
"Siendo Paredes [de Navas] la opción geográficamente más probable y existiendo dos evidencias epigráficas donde se cita el gentilicio de la ciudad buscada, la hemos identificado con Intercatia. Como consecuencia, hemos propuesto una variante sobre el trazado para el camino 27", concluyen en su artículo publicado en The Conversation. Sin embargo, dentro del mundo académico se suele tender a la prudencia y el debate sobre la ubicación de la ciudad romana que logró humillar a Roma sigue sin estar zanjada del todo.
Solo cabe esperar que en un futuro las campañas arqueológicas de Paredes de Navas puedan ofrecer nuevas evidencias para afirmar o desmentir la actual hipótesis que la relaciona con la vaccea Intercatia.