Descubren en Pompeya una casa con extraordinarios frescos (eróticos) y una rara solución arquitectónica
- Las excavaciones en una pequeña domus en la ínsula de los Amantes Castos desvelan un altar con la última ofrenda antes de la erupción.
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Las excavaciones en la ínsula de los Amantes Castos, localizada en la Regio IX de Pompeya, en el centro de la antigua ciudad romana, han sacado a la luz una pequeña casa, de dimensiones reducidas, pero que escondía una decoración refinada y una sorpresa arquitectónica: no disponía del tradicional atrio, el uno de los espacios distribuidores de las ricas domus donde se recibía a los invitados o se exhibían los trofeos familiares y en el que se solía introducir un estanque para recoger el agua de la lluvia.
Según los investigadores del Parque Arqueológico de Pompeya, que han publicado este jueves los resultados de los trabajos en la revista E-Journal, se trata de una solución arquitectónica probablemente relacionada con los cambios que estaba atravesando durante el siglo I d.C. la sociedad de la urbe devorada por el Vesubio. Hasta ahora, alrededor del 20% de las 1.076 casas documentadas en el yacimiento contaban con uno o más atrios, mientras que el resto —pequeñas tiendas con cuartos traseros, apartamentos con algunas habitaciones o espacios de producción con zonas de estar anexas— carecían de espacio, aseguran.
Pero como ocurre con el nuevo ambiente descubierto en la ínsula de los Amantes Castos, algunas domus pompeyanas estaban sufriendo una transformación en los años anteriores a la erupción del volcán, probablemente aprovechando los efectos del terremoto del año 62 d.C. Un buen número de casas perdieron el atrio a pesar de disponer de sitio para ello. Y no parece que fuese porque careciesen de recursos: las extraordinarias pinturas murales y el mobiliario identificado por los arqueólogos sugieren que serían viviendas de libertos y mercaderes relativamente acomodados, si bien no formaban parte de la cima de la sociedad romana de la época, según valoran los arqueólogos.
La nueva casa desenterrada, que permitirá indagar más a fondo en este fenómeno, llama la atención por el alto nivel decorativo de sus pinturas. Entre ellas destaca una escena que representa el mito de Hipólito y Fedra, princesa que ha prestado provisionalmente su nombre a este espacio recién descubierto. La calidad de los frescos es similar al de la domus más grande y rica con la que linda, la Casa de los Pintores Trabajando, donde se han identificado centauros, sirenas y grifos, además de varias deidades como Afrodita, Apolo o Dionisio.
Las dos estancias que se han excavado hasta ahora se encuentran en la parte trasera de la casa. En la primera, además de la imagen de Hipólito y Fedra, la espléndida decoración de las paredes en el estilo IV pompeyano muestra otras escenas extraídas del repertorio de los mitos clásicos: un coito entre un sátiro y una ninfa, un cuadro con una pareja divina, quizás Venus y Adonis, y otra representación probablemente relacionada con el Juicio de París, que se encuentra dañada por las exploraciones de la zona realizadas en época borbónica.
La última ofrenda
Los arqueólogos han encontrado también un pequeño patio —había una piscina con paredes rojas y canales que conducían el agua de la lluvia hacia la boca de un pozo— en el que en el momento de la erupción se estaban realizando obras. En la entrada se localizaba un pequeño larario, un altar doméstico con una rica decoración pintada con motivos vegetales y animales sobre fondo blanco. Entre las figuras destaca un águila en vuelo sosteniendo entre sus garras una rama o dos serpientes enfrentadas en la zona donde se habrían depositado las ofrendas.
Precisamente en el interior del altar se han encontrado objetos rituales con la última ofrenda realizada en el sitio antes de que toda la ciudad quedase sepultada por la furia del Vesubio: un incensario de cerámica y una lámpara. Los análisis en el laboratorio han permitido identificar restos de ramitas de esencias olorosas, mientras que detrás de los estos objetos se conservaban restos de un higo seco. Además, en la superficie del altar se encontraron dos tiras de mármol coloreado y un tercer elemento, presumiblemente de mármol rojo, con la representación de un rostro atribuible a la esfera dionisíaca, probablemente Sileno.
El proyecto de investigación en la ínsula de los Amantes Castos, que incluye desde excavaciones hasta labores de restauración y consolidación de muros, es para Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico, "un ejemplo de arqueología pública (...) excavar y restaurar bajo la mirada de los visitantes, pero también publicando los datos en nuestra revista electrónica".