Desvelado el secreto de una villa romana marítima de Castellón: producía un producto popular en Roma
- Las excavaciones en el yacimiento de Sant Gregori descubren estructuras de producción de vino y parcelas de terreno que eran explotaciones vinícolas.
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Entre el cambio de era y el siglo IV d.C., los propietarios y habitantes de la villa romana marítima de Sant Gregori, situada a unos 75 metros de la costa de Burriana, en Castellón, no solo dispusieron de un imponente complejo de más de 15.000 m2; de extensión —bastante más que la media de las villas costeras excavadas en la provincia Tarraconense— con salas calefaccionadas destinadas a baños y diversas viviendas. También trabajaron mucho, y lo hicieron en la producción de vino
Las últimas excavaciones en el yacimiento, coordinado por el Aula de Arqueología Mediterránea de la Universidad Jaume I de Castellón, en colaboración con el Museo Arqueológico de Burriana, han sacado a la luz estructuras de producción de vino (cella vinaria) y parcelas de terreno que eran explotaciones agrícolas vinícolas (fundus) que confirman que la villa estuvo especializada en viticultura. Los resultados preliminares de la investigación se han dado a conocer en la monografía Between the land and the sea: on villae maritimae in the Roman West, que ha sido editada por la editorial Scienze e Lettere.
Los trabajos arqueológicos realizados hasta el momento todavía no han podido localizar las salas de prensado (torculares), pero sí áreas de almacenaje, además de otras dependencias anexas posiblemente de trabajo y vivienda, según se detalla en una nota de prensa de la Universidad Jaume I. Se trata de edificios que tienen una posición aislada y adoptan una orientación este-oeste, protegiéndose así de la acumulación de la humedad en el norte y de la excesiva insolación en el sur.
También se han identificado huellas arqueológicas de cultivo de la viña, en concreto trincheras de plantación (este tipo de plantación sería el sulcus mencionado por los autores clásicos Columela y Plinio) asociadas con estructuras vinculadas a la vinificación, como los restos de un gran almacén.
En la Hispania romana se han encontrado restos de almacenes, pero tan solo unos pocos ejemplos de trincheras con evidencias de plantación de viña en el litoral gallego, Badajoz, la Bahía de Cádiz o Huelva. En Sant Gregori se han documentado, hasta la fecha, en excelente estado de conservación, diez trincheras paralelas con una orientación nordeste-suroeste. Las trincheras forman líneas continuas que permitirían la plantación de varias cepas en su interior. En líneas generales, su anchura media varía de 1,1 m a 1,3 m y su distancia entre los ejes varía entre 2,5 m y 3 m.
Una cuestión importante que se plantea es la de la situación de la viña de Sant Gregori, un espacio soleado y abierto, junto a una zona pantanosa (palus). Se sabe por los escritos de Columela y Plinio que, durante la Antigüedad, los pantanos pontinos y las marismas de Rávena, en Italia, dieron viñas florecientes gracias a las operaciones de drenaje.
Este territorio en el que se construyó la villa estaba vinculado, en época romana, al municipio de Saguntum y se sabe por los hallazgos producidos en diferentes excavaciones que en las zonas planas se habían proyectado villas que funcionaron como grandes fincas de explotación agrícola dedicadas al cultivo de la viña y elaboración del vino.
En la ciudad de Saguntum, el comercio del vino supuestamente empezó a ser importante a partir del reinado del emperador Augusto y al menos hasta el siglo II d.C. Algunos pasajes de la literatura latina del siglo II d. C., concretamente de Frontón y Juvenal, parecen confirmar que en esta centuria el vino saguntino era un producto bastante popular en Roma.