El hallazgo de un amuleto de plata de 1.800 años revoluciona los orígenes del cristianismo en el Imperio romano
- El talismán, que escondía una inscripción en latín con referencias a Jesucristo, es la evidencia más antigua de esta religión al norte de los Alpes.
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Los habitantes de la antigua ciudad romana de Nida, la moderna Fráncfort, utilizaron la zona del noroeste de las afueras como cementerio. Allí, entre los años 230-270 d.C., se dio sepultura a un hombre acompañado de un ajuar funerario, un incensario y una jarra de barro cocido. Pero casi dos milenios después, cuando los arqueólogos excavaron la tumba, un elemento les llamó especialmente la atención: un pequeño amuleto de plata que probablemente habría llevado colgado al cuello. En su interior se conservaba una fina lámina enrollada del mismo material con una inscripción en latín de 18 líneas que, según los investigadores, es la evidencia más antigua del cristianismo al norte de los Alpes.
El extraordinario hallazgo puede contribuir a arrojar luz sobre las prácticas de los primeros cristianos en esta zona de Europa del Imperio romano, cuando todavía se perseguía a los seguidores de Jesucristo. Todas las evidencias sobre la práctica del cristianismo en esta zona del limes son como mínimo cinco décadas más tardías. Los historiadores manejan referencias sobre los pioneros grupos de cristianos en la Galia y en la provincia de Germania desde finales del siglo II, pero las pruebas categóricas que subrayan la presencia de estas comunidades en las regiones alpinas septentrionales se remontan al siglo IV.
El contenido de la inscripción escondida en el amuleto, que sería una suerte de filacteria —talismanes para proteger a su portador de enfermedades e influencias demoniacas—, ha sido revelado gracias a un arduo trabajo en el laboratorio. "El reto del análisis fue que la lámina de plata estaba enrollada, pero después de unos 1.800 años también estaba arrugada y prensada", explica Ivan Calandra, investigador del Centro Leibniz de Arqueología (LEIZA). "Con la ayuda de la tomografía computarizada pudimos escanearla con una resolución muy alta y crear un modelo en 3D".
El texto, dividido en 18 líneas escritas en latín, fue descifrado por Markus Scholz, profesor del Instituto de Ciencias Arqueológicas de la Universidad Goethe de Fráncfort. "Normalmente este tipo de inscripciones en amuletos estaban escritas en griego o hebreo", destaca el experto. También califica de "inusual" el hecho de que no se haga ninguna mención a otra fe: hasta el siglo V en los amuletos de metal de este tipo se encuentran referencias al judaísmo (Yavhé, Isaac o Jacob) o a elementos paganos como el demonio. En la lámina solo se recogen referencias a Jesucristo y al dios cristiano:
(¿En el nombre?) de San Tito.
¡Santo, santo, santo!
En el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios.
El señor del mundo
resiste lo mejor que puede.
todos los ataques(?)/contratiempos(?).
El dios (¿?) concede bienestar
Admisión.
Este dispositivo de rescate protege
la persona que
se rinde a la voluntad
del Señor Jesucristo, el Hijo de Dios,
desde antes de Jesucristo
doblen todas las rodillas: las celestiales,
lo terrenal y
el subterráneo, y cada lengua
confiesa (a Jesucristo).
Los expertos en los orígenes del cristianismo señalan que el hallazgo es de gran importancia porque la inscripción contiene algunas fórmulas no atestiguadas hasta muchas décadas después, como la invocación "¡Santo, santo, santo!", no conocida hasta el siglo IV, o la mención a san Tito, discípulo y confidente de san Pablo. También recoge una cita casi literal de una epístola del apóstol a los filipenses. "La 'Inscripción de plata de Fráncfort' es, por tanto, uno de los testimonios más importantes del cristianismo primitivo en el mundo. Su descubrimiento abre nuevos horizontes a la arqueología, las ciencias históricas y la teología, pero también multitud de nuevos interrogantes", valoran los investigadores.
Los resultados de la investigación modifican además algunas de las ideas comunes hasta la fecha sobre el final de esta región del limes de la orilla derecha del Rin en la segunda mitad del siglo III d.C. y subrayan la destacada posición de la ciudad de Nida, que fue un centro administrativo, económico y religioso, dentro de Germania hasta su abandono hacia 270/275 d.C. Un asentamiento en apariencia diverso, como atestigua el caso de este hombre que se llevó a la tumba una reliquia de una nueva fe destinada a cambiar el mundo. Queda por saber hasta qué punto la pudo practicar y profesar.