El reloj más antiguo de Japón es español: lo regaló Felipe III a unos samuráis por salvar a sus marinos
Se trata de un reloj que fue regalado a Tokugawa Ieyasu por el rey de España en 1611. Actualmente es propiedad del Santuario Kunozan Toshogu.
23 agosto, 2024 13:33Felipe II fue uno de los monarcas más importantes de la historia de España y de Europa. Gobernó como rey de España desde 1556 hasta su muerte en 1598, y su reinado se caracterizó por la expansión territorial, la consolidación del poder de la Monarquía Hispánica, y una profunda influencia religiosa y política en Europa.
Muerto el desquiciado Carlos de Austria, hijo de Felipe II, el sucesor del monarca fue Felipe III, que era hijo de su cuarta mujer Ana de Austria. Entre los muchos hitos de su reinado, destaca la curiosidad de que en 1611 regaló a Japón un antiguo reloj como agradecimiento por rescatar a la tripulación de un barco español que naufragó en aguas del Pacífico frente al archipiélago de los samuráis.
En este sentido, cabe destacar que se trata de un reloj que fue una de las grandes creaciones de Hans Evalo, el relojero de Felipe II: una creación única a la que este maestro relojero dedicó gran tiempo para integrar incluso un despertador, un impresionante adelanto para la época.
Se trata del reloj de Kunozan Toshogu, que como ya hemos mencionado anteriormente, fue donado por rey Felipe III al gran shogun del Japón, Tokugawa Ieyasu, en 1611 en señal de agradecimiento debido al rescate de la tripulación de un barco español que había naufragado en aguas japonesas, concretamente, frente a las costas de la actual prefectura de Chiba en el año 1609.
De hecho, se cuenta que los habitantes de la zona fueron los encargados de salvar a esta tripulación que había naufragado, rescatando a 317 personas de los 373 que había a bordo.
Fue Sebastián Vizcaíno (comerciante y militar español) quién visitó Japón como enviado del rey Felipe III de España con el objetivo de agradecer al shogun del país lo que habían hecho por los marineros españoles naufragados.
Además, se cree que Sebastián Vizcaíno le dio otros regalos a Ieyasu, el gran samurái y líder militar que había reunificado Japón, además del reloj, que podrían haber sido retratos del rey y la familia real. Sin embargo, estos se habrían perdido y no queda ni rastro de ellos.
El favorito del shogun
Con la muerte de Ieyasu en 1616, el reloj pasó a Kunozan Toshogu, un santuario en el que se mantiene conservado desde entonces. Como uno de los objetos personales más preciados de Ieyasu, ha sido designado como un importante bien cultural.
Cabe destacar que este reloj era uno de los objetos personales preferidos de Ieyasu, a pesar de que en Japón hubiese un huso horario diferente al español, y por tanto, el reloj solo pudiera tener un uso meramente decorativo. En este sentido, durante mucho tiempo lo exhibió en su habitación.
David Thompson, jefe del departamento de relojería del Museo Británico (Londres), dijo en 2017 sobre este reloj que era "probablemente el único reloj de su época en el mundo con casi todas sus partes internas aún intactas. Es extremadamente raro y valioso".
En cuanto a las características de este reloj, llama la atención que es un reloj de resorte de bronce dorado. Además, posee una placa de identificación del reloj que indica fue fabricado en Madrid en 1581 por Hans de Evalo.
La mecánica de este reloj pone de manifiesto que su tecnología estaba bastante avanzada para su tiempo. Igualmente, está decorado con intrincados grabados y detalles que reflejan el arte y la ingeniería europea del siglo XVII.
Es importante recalcar que la realeza española destaca por haber sido coleccionista de relojes desde el reinado de Carlos V. De hecho, el reloj más antiguo que sobrevive también fue hecho por el maestro relojero Evalo.
En definitiva, se trata de un regalo que simboliza la alianza y las relaciones diplomáticas entre España y Japón, en un momento en que las potencias europeas buscaban establecer lazos comerciales con aquel archipiélago que entre el año 1639 hasta 1868 se cerró al mundo en un periodo conocido como Sakoku, "el país en cadenas". pronto se cerraría al mundo. Además, su mantenimiento y preservación actuales son un testimonio del respeto y valor que Japón otorga a su patrimonio histórico.