El negocio estaba en el alquiler vacacional. Estaba. Ahora muchos propietarios han decidido abandonar esta tipología de arrendamiento: no hay mercado para estancias de menos de una semana. Sólo en Málaga el mercado de alquiler ha aumentado un 120% si comparamos agosto de 2019 con el presente. Según datos de Idealista.com para EL ESPAÑOL, Sevilla también ha duplicado el número de viviendas en alquiler.
Actualmente en Málaga hay en torno a 3.800 casas en alquiler; en Sevilla 4.700 registradas en Idealista. Ciudades como Málaga o Sevilla se habían convertido en el paraíso de inversores: “Con el alquiler vacacional se pagaba la hipoteca y, además, sacábamos beneficio”, aseguran propietarios de este tipo de alojamientos. Crecieron como setas, de hecho, hasta el año 2016 oficialmente no existían. En ese año, la Junta de Andalucía comenzó a registrar la categoría de vivienda con fines turísticos.
El crecimiento fue exponencial: en sólo cuatro años se pasó de 5.163 a 37.331 viviendas con fines turísticos en la provincia de Málaga, lo que en el año 2019 suponía casi 200.000 plazas. Era un negocio rentable, por lo que muchos propietarios acudieron por el “efecto llamada”, según Carlos Pérez-Lanzac presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA).
Sólo la capital de la provincia, con 6.212 viviendas registradas en el Registro Turístico de Andalucía (RTA) aporta unas 32.000 camas a una oferta turística necesitada, según el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre: “En Málaga necesitamos más hoteles de 400 y 500 habitaciones”, eso fue al cierre de la temporada 2019. Fue un año récord en el que se consiguió un 79% de ocupación con 2,7 millones de pernoctaciones.
La crisis turística generada por la Covid ha cambiado el panorama. Hoy esas viviendas están vacías en su mayoría, la rentabilidad se ha esfumado: “En verano, con un poco de suerte, tenía la casa ocupada casi todos los días a una media de 120 euros por noche, limpieza aparte”, confirma el propietario de uno de estos alojamientos que, por ahora, sigue disponible en AirBnB. Esos ingresos, cercanos a los 3.000 euros mensuales, ahora han desaparecido.
Dentro del sector hay una parte de propietarios que ha decidido salirse del modelo vacacional para virar hacia otro modelo más seguro y tradicional: el alquiler de temporada. Estos contratos, amparados por la Ley de Arrendamientos Urbanos, permiten una duración de hasta cinco años (siete si se trata de una persona jurídica). Son más flexibles que los de vivienda habitual.
El alquiler de temporada es el que permite a estudiantes o trabajadores mantener una relación por un tiempo concreto. Por ejemplo, en la Costa del Sol, antes del boom de las viviendas de alquiler, era habitual realizar contratos entre octubre y mayo. Así, quedaba libre para la temporada de verano, donde los precios se multiplicaban.
El aumento en viviendas registradas en Idealista, por otro lado, no significa que haya más o mejores oportunidades para las familias. Hay un buen número de viviendas que están registradas como alquiler, pero que no se contemplan para vivienda habitual. Es el caso de GR Suites Boutique, que ha convertido uno de sus alojamientos turísticos; ahora buscan a profesionales que necesiten una casa para unos meses.
En el Parque Tecnológico de Andalucía, en Málaga, se han establecido en la última década empresas procedentes de Canadá, Francia, Estados Unidos o Reino Unido. Estas organizaciones de origen extranjero genera el 35% de los más de 20.000 puestos de trabajo de la tecnópolis. Sólo la tecnológica Oracle tiene 700 trabajadores, la mayoría extranjeros.
Según el portal Glassdoor el sueldo medio de los trabajadores de esta empresa tecnológica estadounidense en España es de uno 35.000 euros brutos anuales; el salario bruto anual medio en la provincia de Málaga no supera los 16.000 euros, según la Junta de Andalucía.
Esto implica la apertura de un mercado que algunos inversores ven de forma positiva, por ello han cambiado el uso de sus viviendas y han abandonado un negocio temporalmente lucrativo. Ahora buscan la seguridad de un ingreso estable de forma temporal. De este modo, dejan abierta la puerta a volver en el futuro al uso turístico de sus viviendas.