Cuando medio planeta se confinó en marzo de 2020 a causa de la expansión del coronavirus, además de las novedades diarias sobre la pandemia, también recibíamos noticias, buenas, al fin, sobre el medio ambiente. El parón que experimentó el mundo sirvió para dar un respiro al planeta: disminuyeron los niveles de contaminación en las grandes ciudades y también se redujeron las emisiones de dióxido de carbono debido a la escasez de vuelos comerciales.
Pero ahora que la actividad humana ha vuelto con más o menos normalidad, es momento para plantear una nueva forma de vivir más sostenible. La lucha contra el cambio climático es algo que lleva décadas en la agenda de gobiernos y empresas, pero aún queda por ver una transformación real.
En el mundo de las finanzas la palabra sostenibilidad se ha convertido prácticamente en un mandamiento que rige las acciones y decisiones futuras. Es el caso de Banco Santander, que lleva tiempo trazando una estrategia respetuosa con el medioambiente -es miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance, una iniciativa de la ONU- para alcanzar un ambicioso objetivo: lograr las cero emisiones netas en 2050 tanto en su propia actividad como para todas las emisiones de sus clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece.
Esta hoja de ruta está compuesta por tres grandes metas. En primer lugar, alinear su cartera para cumplir los objetivos de París, fijando, como primeras medidas, 2030 como fecha límite para prestar servicios financieros a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan del carbón térmico en más de un 10% y la eliminación por completo de su exposición a la minería del carbón térmico. A este objetivo de descarbonización se irán sumando otros relacionados con otros sectores como los de petróleo y gas, transporte y minería y siderometalurgia, que la entidad irá anunciando en los próximos meses.
En línea con este objetivo, la segunda gran meta del Santander es reducir su huella medioambiental, y para ello eliminará el 100% del plástico innecesario de un solo uso en sus edificios y utilizará energía procedente de fuentes renovables en todos los países que opera para 2025 (una meta que en España ya se ha cumplido). Todas estas acciones contribuyen a la transición hacia una economía verde, otro de los grandes retos a los que se suma Banco Santander a través de, por ejemplo, el desarrollo de productos ‘verdes’ para sus clientes. Pero las grandes metas se harán realidad gracias a la diversidad de acciones y proyectos concretos que inspiran cambios reales.
Energías renovables
La entidad presidida por Ana Botín fue pionera en España al financiar las primeras plantas fotovoltaicas hace más de 20 años, y hoy se ha convertido en una de las empresas líderes en financiación de energías renovables. La cartera de financiación de este tipo de energía ascendía en 2020 a 11.600 millones de euros y una capacidad total instalada de 13.765 megavatios (11 millones de hogares), según datos de la plataforma Dealogic. Siguiendo esta línea, la entidad se ha comprometido a facilitar 120.000 millones de euros en financiación verde entre 2019 y 2025 y 220.000 millones en 2030.
Preservación de bosques
Es imprescindible proteger ecosistemas naturales como los bosques si queremos hacer frente a las consecuencias del cambio climático. Una de las últimas acciones de Banco Santander en España para cuidar y regenerar estos entornos es el acuerdo firmado con Fundación Repsol y Grupo Sylvestris para impulsar el proyecto Motor Verde. Se trata de una iniciativa centrada en la reforestación de bosques para compensar las emisiones de dióxido de carbono, y que se suma a varios proyectos similares de la entidad alrededor del mundo.
Un banco cada vez más ‘verde’
En materia financiera también existen multitud de productos y servicios que los bancos ofrecen a sus clientes e inversores y que permiten a los individuos apoyar la transición hacia la economía verde.
Banco Santander dispone, por ejemplo, de productos que facilitan el uso de las energías renovables, como el leasing fotovoltaico, para que particulares y empresas lo tengan más fácil a la hora de instalar soluciones de autoconsumo. Y para favorecer el uso de vehículos más sostenibles de una forma más económica hay productos como el renting de coche ecológico o el préstamos para la compra de coches ecológicos.
Los préstamos ‘verdes’ son otro de los productos que cobran cada vez más popularidad entre particulares, cada vez más concienciados con este tipo de acciones. Banco Santander ofrece para ellos hipotecas ‘verdes’, bonificadas para viviendas con calificación energética A o A+ o avales bancarios para actividades sostenibles.
Todas estas iniciativas, acuerdos, proyectos y productos forman parte del plan global de Banco Santander para cumplir su gran objetivo: las cero emisiones netas de dióxido de carbono en 2050. Lo hará alineando su actividad con las grandes metas internacionales en materia de medioambiente, contribuyendo de este modo con la transición hacia una economía más verde.