Fotografía de una pareja en su casa gestionando las facturas.

Fotografía de una pareja en su casa gestionando las facturas. Istock

Invertia

Si tienes una hipoteca compartida, toma nota: este es el proceso para poder salirte según la ley

Mariana Goya
Publicada

Pese a que cada vez resulta más complicado encontrar el lugar ideal para vivir junto a tu pareja, hacer las cosas 'a medias' tiene sus beneficios. Desde compartir los gastos de la compra semanal hasta dividir el pago de los suministros, son muchos quienes optan por gestionar su economía bajo el principio de la colaboración. 

Otro de esos beneficios es comprar una vivienda de manera conjunta y asumir una hipoteca compartida, lo que facilita la adquisición de un bien que cada vez parece ser más difícil de afrontar en solitario. Sin embargo, del mismo modo que esta medida tiene puntos a favor, también trae sus inconvenientes, sobre todo si la unión de la pareja se resquebraja o surgen problemas financieros que comprometen el pago del préstamo. 

El año pasado en España se firmaron 417.501 hipotecas para la compra de vivienda, tal como indican desde ING. Aunque no especifican cuáles fueron compartidas, sí hubo un gran monto. Y es que, como bien indicábamos, hay algún que otro beneficio de lanzarse a esta aventura en dúo. 

En primer lugar, el acceso al crédito, ya que al contar con dos fuentes de ingresos, las entidades financieras perciben un menor riesgo y facilitan la aprobación del préstamo.

A ello hay que sumar la seguridad económica, porque si una de las personas pierde su trabajo o enfrenta un imprevisto, el ingreso del otro ayuda a mantener la solvencia ante el banco. 

Cómo salir de una hipoteca compartida

Sin embargo, las aparentes ventajas pueden convertirse en trampas cuando la relación sentimental o económica se deteriora. Y, en caso de ruptura, las dificultades no tardar en aparecer. 

Si los ingresos de una sola persona no son suficientes para afrontar la deuda, comienzan los retrasos y penalizaciones, incrementando el coste final del préstamo. Además, salir de una hipoteca compartida no es tan simple como dejar de pagar tu parte. El banco exige a ambos titulares el cumplimiento total de la deuda y, aunque uno deje de ser propietario tras la separación, seguirá siendo responsable económico si su nombre no se retira del préstamo. 

Y es que, cuando una relación llega a su fin, el inmueble se convierte en un recordatorio incómodo del pasado y surgen preguntas como '¿quién se queda la casa?'. Frente a esta situación, las soluciones más comunes son: 

  • Vender la vivienda. Se trata de la opción más sencilla y, generalmente, la más común, aunque no siempre resulta la más factible. Con un mercado inmobiliario de lo más variable, no es garantía que la venta cubra toda la hipoteca pendiente. 
  • Comprar la otra parte de la casa. Siempre que un miembro de la pareja quiera y se pueda permitir este gasto, es posible quedarse con la totalidad de la casa pagando la parte correspondiente al otro miembro. 
  • Extinción de condominio. En este caso, uno de los titulares cede su parte al otro, reduciendo costes notariales y fiscales respecto a la compraventa, pero el banco debe aprobar la operación. 

Al fin y al cabo, decidir entre estas opciones depende de la relación entre los antiguos cotitulares, pero no solo de ellos.

Según indican desde ING, tanto en el caso de la compraventa como en el caso de la extinción de condominio, esta acción debe ser aprobada por el banco para comprobar que el nuevo propietario es solvente. 

Qué ocurre si fallece un miembro de la hipoteca

En el caso de fallecimiento de uno de los titulares se complica aún más la situación. Aquí, la deuda no desaparece, sino que pasa automáticamente a los herederos del fallecido. Estos, según su situación y sus intereses, pueden decidir asumir la deuda para mantener la propiedad o renunciar a la herencia, lo que dejaría la responsabilidad financiera exclusivamente en manos del titular vivo. 

En el supuesto de que ninguna de las dos partes acepte la hipoteca, la única salida es negociar con el banco para saldar la deuda a través de la venta del inmueble, lo que puede ser un proceso largo. 

Para prevenir estos problemas, hay expertos que recomiendan contratar un seguro de vida vinculado a la hipoteca, de manera que, como bien explican desde Banco Santander, en caso de fallecimiento, u otro supuesto cubierto por la póliza, el seguro cubre el porcentaje de la deuda pendiente con el banco que hubiese decidido asegurar el tomador. 

También puede resultar especialmente útil documentar, ante notario, qué porcentaje de la deuda asume cada titular y cómo proceder ante un incumplimiento o fallecimiento, lo que puede agilizar las decisiones y evitar disputas llegado el momento.