
Javier Arizcuren en la bodega.
Ni Ribera ni Rueda: esta es la bodega española que está en más de 30 restaurantes con estrella Michelin
Te mostramos cuál es el origen de esta bodega que ha sabido conquistar los paladares más exquisitos fuera de España.
Más información: Ni Rioja ni Somontano: este es el mejor vino tinto de España según los catadores
Hay un refrán español que dice que ‘de casta le viene al galgo’. Es decir, que los hijos heredan las cualidades de sus progenitores. Y eso le viene como anillo al dedo a Javier Arizcuren, hijo, nieto y bisnieto de viticultores. Al frente de Bodegas Arizcuren, ha logrado, por ejemplo, que sus vinos de Rioja estén presentes en más de 30 restaurantes con estrella Michelin repartidos por 21 países.
Arquitecto de profesión, desde su despacho contribuyó a la construcción de algunas grandes bodegas. Pero la llamada de la sangre hizo que cambiara de planes, y pusiera en valor el patrimonio que la familia tenía en forma de viñas con una antigüedad de más de 90 años.
Así, decidió volver a hincar codos y estudiar el máster de Vitivinicultura y Enología en la Universidad de la Rioja. Estudios que fue compartiendo con la enseñanza impartida por su propio padre, que estaba a punto de jubilarse.
El primer vino
Fue entre 2008 y 2013 cuando Javier Arizcuren se empapó de todo el conocimiento que pudo del mundo del vino. En este último año ya alumbró su primer vino. Y al igual que otros empresarios como Bill Gates, que alumbró Microsoft en un garaje, Javier hizo lo propio en la cochera de la casa familiar situada en la localidad riojana de Quel. Arrancó con 1.500 botellas que ahora se han transformado en 30.000.
Tres años después, la bodega toma cuerpo ya en Logroño, en la margen derecha del río Ebro. Y ahí comienza a aumentar el número de referencias que elabora y que están presentes, como ya se ha dicho, en más de 30 restaurantes con estrella Michelin de todo el mundo.
Como no podía ser menos, y dada su profesión, él mismo diseña la bodega. Un edificio que cumple con los cánones de que el vino se hace en la viña y que el paso por la bodega sólo debe respetarlo.
Barricas de 500 litros, fudres de 1.500 litros y tanques de hormigón, que utiliza tanto para la fermentación como para el envejecimiento, son las herramientas de ese compromiso con el que busca que la uva se exprese en sus vinos.
Viñas viejas
Se trata de uvas que nacen en viñas ubicadas en la ladera de la Sierra de Yerga, donde se dan algunas de las mayores altitudes de la DOCa Rioja. Propietario de 21 hectáreas de viñedo, dedica sólo siete hectáreas al vino, donde la coplantación de variedades es la tónica predominante.
¿Coplantación? Más allá del sempiterno tempranillo riojano, Javier Arizcuren pone el foco en la garnacha y en la mazuelo, además de cepas sueltas de viura. Viñas viejas, con una viticultura más cualitativa que cuantitativa. “Quiero volver a esas variedades, a plantar cepas donde siempre estuvieron, que eran las laderas de las montañas, en los suelos pobres de la cara norte de la Sierra de Yerga”, afirma con orgullo.
Un componente de ‘diversidad intravarietal’ que Arizcuren protege desde pequeñas parcelas, algunas adquiridas y otras de origen familiar, pero siempre con un mismo patrón: viñas viejas y variedades tradicionales.
Fruto de este trabajo es Finca el Foro, uno de sus esos vinos que recorre el mundo. Un vino donde se ponen el valor los casos coupages de campo de la viticultura centenaria. “El conocimiento ancestral permitía al viticultor saber que el mazuelo y la garnacha eran variedades que se complementaban para hacer grandes vinos”, remarca Javier Arizcuren.

Finca El Foro.
El mismo se elabora en una parcela a más de 600 metros de altitud en la cara norte de la Sierra de Yerga. Apenas 0,7 hectáreas donde el 60% del viñedo es garnacha y un 30% mazuelo, mientras que el 10% restante son variedades minoritarias como la garnacha gris, la viura o la miguel de arco.