Se conocieron lanzando Uber en Colombia. Stiven Rodríguez estaba a cargo del despliegue en Bogotá y Mateo Jaramillo, en Cali. Era 2014. Siguieron en la empresa de viajes hasta mayo de 2019, tras comprobar que no solo podían trabajar bien juntos, sino que también compartían puntos de vista. Y lo más importante: cuando se dieron cuenta de que tenían ante sí un problema por resolver con gran potencial.
Muchos de los trabajadores de Uber y otras aplicaciones de la llamada economía colaborativa o de plataformas son autónomos. Eso les convierte en el eslabón más débil de la cadena, muchas veces dentro de la economía sumergida, sin protección oficial alguna.
Rodríguez y Jaramillo se pusieron manos a la obra y crearon Heru: una startup que da cobijo a los 'riders' de Rappi, una especie de Glovo de dimensiones monumentales en América Latina, conductores de Uber y todo tipo de empleados de la nueva economía de entregas, reparto y recados urbanos.
En Heru, con presencia ya en Ciudad de México, les ofrecen seguro de vida, médico y de accidentes a cambio de una pequeña cuota. Por ahora son dos compañías las que realizan las pólizas que se hacen cargo de estos empleados, Mapfre y GNP, el líder en México. Entre sus planes está ofrecer seguros para el móvil, o celular, como dicen por aquí. Es su herramienta más valiosa y también la más robada. Todo el proceso de alta y contratación se hace a través de la app. El seguro de accidentes comienza en cinco dólares al mes y cubre hasta 50 dólares al día hasta 30 días y con una póliza de hasta 5.000 dólares en caso de muerte accidental.
Aunque este es el valor más tangible de Heru, no es el único. Hay otro más visual y llamativo en calles de la capital mexicana, las HeruCasas, un espacio físico con baños, cocina, zonas de descanso y duchas. La primera HeruCasa fue un food truck, para que fuese móvil. No en vano, la misión principal era poder descansar y cargar el móvil.
En total ya suman cuatro de estas casas. Las más sofisticadas son contenedores adaptados. La gran ventaja que destaca el fundador es que promueve la sensación de pertenencia, donde se une el online y el offline, de modo que se sienten parte de una comunidad.
De los hoteles a los ‘riders’
Heru es fruto de un pívot, como se denomina en el argot startup a un cambio de rumbo relativamente radical. En su caso se estrenaron como Kuarti, en México, donde querían replicar el éxito que Oyo Rooms tenía en India, aunque en el mercado de América Latina. Pretendían impulsar la digitalización de los hoteles independientes, los que no forman parte de una cadena y en América Latina representan más del 70% del total. Su misión era subir la ocupación del 30% a más del 70%.
Cuando estaban a punto de comenzar se llevaron una desagradable sorpresa. Oyo Rooms ultimaba su lanzamiento en México, lo hacían en modo stealth, o silencioso, que es como les gusta decir en la jerga a este tipo de despliegues sin ruido. “Tenían muy buen talento y en cuestión de semanas nuestra idea dejó de tener sentido. Salieron con 120 propiedades y más de 180 empleados. Muchos de ellos eran también exUber”, explica Stiven Rodríguez, cofundador y director de Operaciones de Heru.
El impulso de Y Combinator
Con el cambio de enfoque a lo que es hoy Heru, la startup pudo entrar en Y Combinator, la aceleradora más reconocida, considerada la gran escuela de Silicon Valley, de dónde han salido Airbnb, Stripe o Dropbox. Durante el programa decidieron el cambio de rumbo y recibieron las primeras inversiones. Cuentan con el apoyo financiero de Mountain Nazca, así como de Flourish Ventures (parte de Omidyar Network), así como de Extraordinary Venture Partners, además de varios business angels. En total rozan los dos millones de dólares de inversión.
Amantes de la cultura indígena, escogieron el nombre a partir de cómo la tribu Yanomami se refiere a estar bajo protección de alguien. “Nosotros somos Heru, somos su cobijo, su apoyo”, apunta con orgullo.
Durante la conversación con Stiven Rodríguez surge una duda: ¿Por qué Uber no ofrece estos servicios? Responde con cierta candidez: “Porque, de alguna manera, sería como reconocer una relación de empleador y empleador”.
Entre los planes de Heru, que ya cuenta con 23 empleados, está abrir en Colombia y Brasil después de ampliar el servicio en más lugares de México. Brasil lo conciben como un mercado gigante. Y Colombia como el lugar dónde nacieron con el gran potencial de clientes que les puede brindar Rappi.
Llegar a toda la economía informal
Se consideran a sí mismos como la parte social entre Uber y sus ‘riders’. Ellos se encargan de darles los beneficios y apoyo que no consiguen de estas apps que sí les dan trabajo.
Sin embargo, no se conforman con este nicho, sino que quieren convertirse en un paraguas de protección para los trabajadores en la economía informal de la región. “Contribuyen al desarrollo de las economías, pero no tienen acceso pleno a los beneficios que merecen los empleados”, se lamenta Stiven Rodríguez.
Según los cálculos que aporta Heru, el 54% de la fuerza laboral en México lo hace sin apoyo en forma de seguro. Esta cifra llega a más de 145 millones de personas que trabajan bajo estas condiciones en América Latina.