Luis Guevara (Guadalajara, Jalisco, 1993) era ingeniero de sistemas en IBM. Lo dejó para montar su propia empresa de desarrollo de software. Llegó a facturar en un año casi un millón de pesos mexicanos (alrededor de 41.500 euros), pero se dio cuenta de que no terminaba de llenarle esa forma de trabajar.
Su amigo Armando Soltero tenía algo en común con él: compartían dermatólogo. Una rara avis en México, donde hay un facultativo de esta especialidad por cada 50.000 habitantes. Demasiado poco.
Además, cada consulta tiene un precio que oscila entre 25 y 100 dólares (entre 21 y 85 euros), una cifra bastante elevada para México. Cuando Guevara se mudó a Monterrey comenzó a hacer llamadas con su médico y este le recetaba por WhatsApp.
Ese fue el germen de MyNextDerma, telemedicina dermatológica para América Latina. En septiembre de 2019 comenzaron a programar. En marzo de 2020, cuando empezaron los confinamientos debido al covid-19 en todo el mundo, hicieron las primeras pruebas. El lanzamiento oficial tuvo que esperar hasta junio.
En solo un mes ya habían validado el mercado, ingresaron más de 3.000 dólares. Pronto se dieron cuenta de un hecho recurrente: “El 90% de los pacientes tienen acné. Afecta a la autoestima, al empoderamiento y normalmente se suelen comprar el jabón que anuncian en la tele, que es un producto de cosmética”.
Videollamada o fotos, pero con privacidad
MyNextDerma ofrece acceso al médico con una videollamada o, si se prefiere, de manera asíncrona enviando fotografías. “Sigue habiendo cierto tabú con respecto a la piel, así que no hay ninguna funcionalidad social dentro de nuestra aplicación. La privacidad es prioritaria”, explica.
Guevara aboga por la ciencia: “La medicina es efectiva, hay que ir al doctor. Es una pena que en México no sea algo accesible, por eso hemos creado la aplicación”. Por ahora solo funcionan en este país, pero su plan es lanzarse en Colombia, el siguiente gran mercado. Si todo va cómo desean, Chile iría después y, más tarde, Estados Unidos, el mercado más deseado por los emprendedores latinos.
Las consultas habituales tienen que ver con rosácea, melasma y acné. Guevara encuentra también un nicho interesante para el futuro próximo en los tratamientos antiedad. En su mayoría son de Ciudad de México, el Estado de México, Jalisco o Nuevo León. Seguidos de Yucatán y Quintana Roo. Las edades comprendidas son entre los 16 y 40 años.
La aplicación funciona tanto en iPhone como en Android. El 80% de los usuarios se adquieren a través de Instagram. Según explica el fundador, suelen ser influencers de nicho, mujeres, las que recomiendan el uso.
La ambición de Y Combinator
Cuando comenzó la startups eran tres personas y ahora ya son 17 los miembros del equipo. Dieron sus primeros pasos en Platzi, donde les impulsaron para entrar en Y Combinator, la aceleradora más importante de Silicon Valley, donde han tenido una grata experiencia. “En Y Combinator nos abrieron los ojos con la parte de expansión. Consiguen que te quieras comer el mundo”, destaca.
Ya han conseguido 350.000 dólares de inversión de una ronda semilla de un millón. Estos son los primeros fondos que ingresan. Antes, como se suele decir en el argot, hacían bootstrap. Es decir, usaban su propio capital y los ingresos iniciales para financiarse. Al fundador le ha llamado la atención que Y Combinator ingresa el ticket con la inversión, 120.000 dólares, el mismo día que firman el ingreso en el programa. “En México los inversores pueden tardar hasta meses”, matiza.