Ante una nueva generación de materiales, el sector de la cerámica sigue reinventándose para "aprovechar" las cualidades del azulejo y pasar de ser un elemento meramente decorativo a ser un componente clave de la construcción sostenible en edificios y ciudades inteligentes. Este es un espacio que la industria cerámica está tratando de ocupar, señalan desde Ascer, la patronal de española de Azulejos y Pavimentos Cerámicos.

Con este reto en mente, esta semana se abren las puertas de Cevisama, la feria internacional de baldosas cerámicas y equipamiento de baño que se celebra en Valencia entre el 28 de enero y el 1 de febrero. Un espacio en el que se dan a conocer todas las innovaciones del sector en aras de hacer más real tanto el hogar como las ciudades inteligentes. Por ejemplo, en el interior de una vivienda la cerámica no se limita únicamente al interior del baño o la cocina, sino que ha dado el salto a paredes, cubiertas o exteriores y fachadas, y a la decoración. 

Un ejemplo de este nuevo enfoque son las encimeras cerámicas sobre las que se puede cocinar por inducción directamente

Un ejemplo de este nuevo enfoque son las encimeras cerámicas sobre las que se puede cocinar por inducción directamente. Desde el punto de vista del diseño, desaparece la diferencia entre el lugar en el que se cocina y la zona de trabajo: se puede cocinar, comer, trabajar con seguridad y con las condiciones higiénicas adecuadas. Ya hay varias azulejeras que han lanzado este producto al mercado, entre ellas TAU Cerámica de la mano de TPB Tech. En el interior de este hogar, además, ya podemos ver pavimentos y sistemas cerámicos radiantes, gracias a su capacidad conductora térmica y aislante, lo que supondrá un ahorro energético en la climatización del hogar.

En cuanto a las aportaciones del sector a las smarts cities, hay que destacar la fabricación de placas cerámicas españolas capaces de absorber dióxido de carbono y "descontaminar" el aire de nuestras ciudades de partículas perjudiciales de óxido nitrógeno (NOx) y de ácido nítrico. Así, por ejemplo, Grespania ha desarrollado un sistema para el recubrimiento de dióxido de titanio que proporciona a la cerámica propiedades autolimpiables, bactericidas, descontaminantes y de eliminación de malos olores. A través de estos azulejos, las fachadas de los edificios generan oxígeno activo, que transforma el NOx en nitratos (NO3), generado con una reacción fotocatalítica que descompone la suciedad en partículas más pequeñas y menos adhesivas.

Otro uso disruptivo de azulejos que se está probando en ciudades, como Benicàssim (Castellón), es un sistema de drenaje cerámico en pavimentos permeables que pueden almacenar agua de lluvia para ser después utilizada como agua de riego, por ejemplo. Estas baldosas, que además son de bajo valor comercial, harían posible que el agua de la lluvia no corra por las calles provocando inundaciones urbanas. El desarrollo de este sistema de drenaje urbano está coordinado por el Instituto Tecnológico de la Cerámica y cuenta con fondos europeos.

Asimismo, lograr la flexibilidad de la baldosa es otro de los retos en los que están trabajando diferentes fabricantes, entre ellos Rocersa. Según Ascer, ya se están fabricando láminas cerámicas de gran tamaño, pero de un mínimo espesor (medido incluso en micras), que están reforzadas con fibra de vidrio, lo que permite doblar este azulejo en forma de lámina para conseguir cubrir espacios curvos, por ejemplo, de forma sencilla. Estas 'microláminas' mantienen las propiedades mecánicas y estéticas propias del gres, pero al 'adelgazar' su grosor, con la tecnología del prensado, se facilita la manipulación y el transporte del producto. «Al utilizar menor materias primas, se disminuye la energía necesaria en la fabricación, y al reducir el peso se ahorra en costes de transporte y logística».

Inversiones en el sector

Además de estas innovaciones en productos y soluciones, la industria cerámica ha tenido que hacer "grandes inversiones y esfuerzos" para conseguir reducir el consumo de energía y los costes de producción, así como para mejorar la sostenibilidad medioambiental en los procesos de fabricación al reducir el uso de agua y la emisión de gases contaminantes; al aprovechar el calor generado y recuperar parte de los residuos producidos, subrayan desde la patronal del sector. Los cambios en los procesos de fabricación ya permitieron hace unos años pasar de esperar 24 horas para terminar una pieza cerámica a tan solo una hora.

Este empuje del sector ha permitido que España sea actualmente el primer país exportador de cerámica en volumen de la UE, su principal mercado natural, y el segundo del mundo. Cada vez es más relevante el azulejo español en mercados como EEUU, un país que este año puede convertirse en el principal importador de cerámica española.

rn 

ESCAPARATE DE IDEAS