La relativamente modesta PLD Space, nacida en Elche hace 10 años del sueño juvenil de dos muchachos, tiene la llave que abre para España las puertas al New Space, la aventura comercial en el espacio de las empresas privadas.
Esa llave es el cohete Miura 1, presentado este viernes en Madrid tras ser completamente ensamblada su primera unidad. Se lanzará en 2022. Un par de años después llegará el Miura 5, comercialmente más ambicioso y todavía en fase de desarrollo.
El Miura 1 es un vehículo suborbital, que será capaz de llevar 100 kilos de carga, para experimentos, hasta una altura de 150 kilómetros. El Miura 5 con cinco motores, cuatro veces más potentes cada uno de ellos, y el triple de tamaño (más de 30 metros de altura), será flexible para poner en diversas órbitas una carga útil de hasta 500 kilos, con pequeños satélites y cubesats.
Ahora el Miura 1 tendrá que pasar entre cuatro y cinco meses en sus instalaciones del aeropuerto de Teruel para los ensayos de calificación. La previsión de la empresa era terminar el cohete en marzo y, pese al frenazo de la pandemia, han recortado cuatro meses el proceso.
Después será el lanzamiento desde Huelva, desde la base militar de El Arenosillo, del primer vehículo espacial netamente español, en cuya construcción se han convertido en proveedores algunas empresas de otras industrias que han reciclado profesionales, como matriceros, para producir algunas de las piezas.
"Cuando fundamos PLD no sabíamos lo que no sabíamos", dice Raúl Torres, CEO, alma mater y jefe del diseño de cohetes. "Desconocíamos el alcance del reto técnico, financiero, institucional y político".
Lo que sí tenían claro Torres y su compañero fundacional Raúl Verdú, jefe de desarrollo de negocio, es que querían construir un cohete reutilizable, capaz de volar muchas veces, y ese objetivo irrenunciable convierte a PLD en líder europeo.
No es el único constructor de cohetes en Europa, pero sí el único que, por su cuenta, desarrolla un plan de negocio que apuesta decididamente por la capacidad de reutilización de sus propulsores desde sus primeros pasos.
"La Agencia Espacial Europea también está invirtiendo en eso, pero el [futuro] Ariane 6 no será reutilizable", confirma Torres a D+I. "El siguiente, el Ariane 7, dicen que sí lo será…".
Ambos son lanzadores de ESA desarrollados por diversas empresas europeas (bajo liderazgo de EADS Astrium y Airbus & Safran), siguiendo la doctrina de la ESA, que hasta ahora era poco favorable a la reutilización.
Según respondía hace unos meses a D+I el anterior director general de ESA, Jan Wörner, la cuestión es que fabricar un cohete para cada lanzamiento "da retornos" a las industrias espaciales de los países socios, que no se producirían reutilizando el mismo varias veces.
La competitividad
"Pero eso no es competitivo", refuta Torres. "El Ariane 6 no va a ser competitivo. La industria espacial europea tiene una estructura piramidal, que tendrá que cambiar".
Por el lado de PLD Space, ese cambio será un hecho en cuanto el Miura 1 tenga autorización para empezar a poner en órbita satélites ligeros, que es para lo que ha sido diseñado con su motor de combustible líquido. Más barato que el combustible sólido que utilizan los más tradicionales Ariane.
Los clientes, que ya llaman a la puerta de la empresa ilicitana, son en un 80% de España, un 15% de Europa y el 5% restante, de Estados Unidos, según precisa el presidente ejecutivo Ezequiel Sánchez, que 'presume' de subir un poco la media de edad de la compañía.
"Cuando el hombre llegó a la luna, la NASA tenía 33 años de edad media en su organización. La nuestra es 32. En nuestras primeras conversaciones, hablamos de que había que hacer una combinación de canas y ganas. Y yo claramente sería el primer grupo", bromea el presidente, ejecutivo con veteranía en el mundo inversor, que se incorporó a PLD hace dos años.
Pocos meses antes de esa incorporación, en mayo, el motor TEPREL, primero íntegramente diseñado y construido en España, había sufrido un fallo catastrófico durante los ensayos que obligó a la revisión y construcción de una segunda unidad. En febrero de 2020 el TEPREL-B demostraba en el banco de pruebas de Teruel su capacidad de funcionar durante dos minutos a máximo empuje. Suficiente para llegar al espacio.
PLD también ha probado ya con éxito la capacidad de recuperar la etapa propulsora, contando con la colaboración del Ejército de Tierra que facilitó un helicóptero Chinook para dejarlo caer desde gran altura sobre el mar.
¿Una base de lanzamiento en Europa?
Es otra parte fundamental en el modelo de negocio, para abaratar los lanzamientos, aunque por el camino se ha quedado la idea 'romántica' y rompedora de hacer que ese elemento regresase hasta la base colgando de un parapente dirigido.
"Hicimos un estudio con la ESA y la distancia que nos daba el parapente es insuficiente para llegar a tierra", señala Torres, con un leve gesto de decepción. Según dijo durante la presentación, el Miura 1 caerá en el mar a unos 70 kilómetros de la base de lanzamiento. El Miura 5, caerá a 900 kilómetros.
Ese es otro de los condicionantes del modelo de negocio, que pone límites a las posibilidades reales de tener una base de lanzamiento de satélites en Europa. "Kourou [en la Guayana francesa] es el puerto espacial europeo", asevera Torres.
Hace poco más de dos años, la ESA encargó precisamente a PLD Space hacer un estudio sobre la posible ubicación de una base en nuestro continente. Analizaron sitios en España, Portugal (las Azores), Reino Unido Suecia y Noruega.
Pero la conclusión, admite Torres, es que hay que invertir en unas infraestructuras y unas instalaciones de control que ya existen en Kourou. "Para lanzar el Miura 5 desde allí sólo tendremos que construir una rampa".
Aunque eso no descarta la posibilidad de crear una infraestructura más cercana, que también abarataría los lanzamientos de satélites al ahorrar el transporte por barco hasta otro continente. "Pero no podrá ser en Huelva. Si por mí fuera, lo haría en Canarias", añade Torres.
Inversión y volumen de negocio
El problema de Huelva es la dirección de lanzamiento. Habitualmente los cohetes despegan orientándose en dirección Oeste-Este, el mismo sentido de rotación de la Tierra.
Pero desde cualquier punto continental eso supone que el cohete ha de volar sobre territorios habitados. Es una insoslayable cuestión de seguridad. Por esa razón el lanzamiento desde Huelva tiene que ser "retrógrado", ir de Este a Oeste, para volar sobre el Atlántico. Ir hacia el Este mejora el aprovechamiento de la carga en un 30%. La diferencia de rentabilidad es evidente.
"Ya que hay que invertir en la construcción, si pudiera yo lo haría en Canarias", afirma Torres, barriendo para casa. Desde las islas sí hay suficiente superficie marítima para sobrevolar en un lanzamiento 'estándar', con plena seguridad.
Aunque él también sabe que cuando se sugirió esa idea por primera vez saltaron en contra Izquierda Unida y grupos con etiqueta ecologista. "Si hay apoyo oficial se podría hacer…", insiste.
El apoyo oficial con el que cuenta ahora PLD es un 20% de su financiación. El otro 80% es financiación puramente privada, incluyendo empresas e inversores. La parte pública incluye al CDTI, INTA y los gobiernos regionales de Aragón (en apoyo a su utilización del aeropuerto de Teruel) y Valencia. También ha contado durante estos años con significativos apoyos y contratos con la Agencia Espacial Europea y la DLR alemana.
El proyecto Miura, que empezó llamándose Arion, pero lo cambiaron para aportar "marca España, además de que el otro nombre recordaba mucho a otro [los cohetes Ariane]", ha alcanzado ya una inversión total de 36 millones.
Con esa cifra, "el Miura 1 ya está financiado e incluye un 70% de la tecnología que llevará el Miura 5". Para desarrollar el 30% que le falta al gran cohete la empresa está lanzando una ronda de financiación que Sánchez deja, sin concretar, en "un orden de magnitud alrededor de 100 millones".
Los clientes que esperan responden a tres tipologías, explica Sánchez: las empresas privadas que operan infraestructuras espaciales, como Hispasat; las agencias e instituciones públicas que desarrollan actividades en el espacio; y los brokers, una nueva 'fauna' del New Space, que 'compran' un lanzamiento para luego revender troceada la capacidad de carga a diversas empresas con diferentes necesidades.
"Cuando empezamos, ni siquiera existía el mercado", dice Raúl Torres. En sus últimas estimaciones, hace un año, el ex director de ESA Jan Wörner anticipaba un volumen de negocio en torno a 14.500 millones en tres años.
"Es una industria que crece de manera brutal. Incluso en las crisis es de las pocas que siguen creciendo. Y en épocas de bonanza, a doble dígito, según Morgan Stanley. Va a ser el nuevo internet. La industria del 'trillón' de dólares", ratifica el presidente de PLD Space.