Al margen de la lentitud de movimiento de la pesada burocracia guberamental, lo cierto es que la banca tradicional no deja de realizar movimientos que evidencian el decidido acercamiento que quiere hacer el sector hacia las fintech: integrar la tecnología financiera como una parte de más la actividad de los grandes bancos. Así, Bankia, por ejemplo, ha recibido 50 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones para llevar a cabo su proceso de digitalización; en India, un banco tradicional como ICICI Bank, ha sido el primero en realizar una transacción mediante la tecnología blockchain. Y es que la banca y las fintech han virado la relación de enfrentamiento que antes se les atribuía para empezar a convivir e incluso compartir. De hecho, según los promotores de la Asociación Española de Fintech e Insurtech, bastarán un par de años para que dejemos de distinguir entra banca digital y banca tradicional: todo será digital y quien no de el salto, se quedará atrás. 

Mientras llega ese momento, las fintech poco a poco se van armando con productos de más y mejor calidad y también ampliando su capital para poder realizar mayores inversiones. Así se expica que un gigante como Monrgan Stanley haya concedido un crédito de 100 millones de dólares, Affirm Inc., con cuatro años de vida. La compañía concede préstamos online y su negocio no para de crecer, por lo que esta inyección de 100 millones de euros será un importante aldabonazo.

Fondos de capital, gobiernos, grandes compañías o banca tradicional. Todos ellos miran hacia las fintech. Algunos con más timidez que otros, todos estos sectores evidencian la importancia capital que el nuevo ecosistema asume, cada vez más, para convertirse en la auténtica revolución de la innovación a nivel mundial.