La llamada Cuarta Revolución Industrial dejar de ser un mantra de los gurús económicos a una realidad empresarial. Una transformación que llegará a las fábricas gracias a tecnologías como el 5G, de ahí que la alianza de gigantes como AUDI AG, BMW Group, Daimler AG, Ericsson, Huawei, Intel, Nokia o Qualcomm no sea más que una nueva confirmación del futuro que está por venir. Un escenario donde es evidente que las personas compartirán con los robots. Sólo entre 2015 y 2018 se instalarán 1,3 millones de robots en industrias de todo el mundo. Adidas ya ha conseguido fabricar la primera zapatilla sin intervención humana. Pero estas máquinas no se limitarán a las fábricas. La salud, el transporte o el retail también contarán con su apoyo. Aquí se abre un debate que promete durar en el tiempo. Tal y como propone el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schawab, "debemos pensar no sólo en el avance tecnológico y la productividad, sino también en el efecto sobre la gente y el medio ambiente".
La comunidad empresarial se ve obligada a crear un entorno en el que las tecnologías se desarrollen y apliquen de modo seguro, y sin perder de vista las consideraciones sociales. Un reto que incluye a todos, grandes, medianos y pequeños. Incluso a los gobiernos, que deben colaborar con tecnólogos y emprendedores para no quedarse atrás. Un asunto que España aún tiene pendiente, aunque no tiene mucho tiempo. Porque el tiempo en esta transformación vale por dos.
Si hay algo positivo en estos cambios vertiginosos es la tendencia hacia la colaboración. Estos días han continuado las alianzas en un escenario donde los actores que se muevan solos tienen un incierto porvenir. Indra y General Electric; Renault-Nissan y Microsoft; Amazon, Google, Facebook, IBM y Microsoft... Las combinaciones parecen infinitas, sólo con la excepción de Apple, la única gran tecnológica que parece moverse mejor en soledad. No se necesitarán muchos años para averiguar si la estrategia le funciona.