Innovadores

¿Quién salvará a la industria?

Mil millones, ni más ni menos, es la cifra que Apple invertirá para asegurar que la fabricación avanzada se queda en Estados Unidos. El gigante tecnológico ha anunciado que respaldará a sus proveedores económicamente para asegurar que puedan coger a tiempo la ola de la digitalización en las fábricas.

27 febrero, 2018 09:36

Obama ya intentó no perder este tren con un plan estratégico, al final de su mandato, basado en el informe titulado 'Preparación para el futuro de la Inteligencia Artificial'. Parece que Occidente no quiere volver a repetir los errores del pasado. La deslocalización masiva de las plantas a Asia supuso regalar a China el 68% del I+D (porcentaje que los estudios diagnostican ligado a la experiencia de fabricación). Ahora, la tecnología se presenta como la principal aliada para recuperar el conocimiento perdido.

Innovaciones como la presentada por Stratasys se acercan a este nuevo modelo de producción distribuida. Las promesas de la impresión en las plantas productivas se quedaban en papel mojado ante la imposibilidad de escalar la fabricación. Su sistema de conexión de máquinas, como si fuesen piezas de un juego de niño, permite que las impresoras se entiendan entre sí y puedan trabajar de forma colaborativa allá donde se produzca la demanda. Su pueden añadir tantos dispositivos como se necesiten. Un avance único.

Sin embargo, la tecnología es global y China lleva tiempo aplicándola a sus plantas. Por ejemplo, es el país que más invierte en robotización industrial, con casos tan llamativos como el de la fábrica que sustituyó al 90% del personal con robots y obtuvo un crecimiento de la producción del 250%.

La carrera ahora es global y no todos parten de la misma posición. Los países que decidieron trasladar su 'know how' productivo fuera de sus fronteras, ahora tienen la oportunidad de recuperarlo. Pero el esfuerzo será doble: por un lado, reactivar una capacidad productiva descuidada en los últimos años y, por otro, alcanzar el nivel de tecnología que China ha ido desarrollando en este tiempo.

El reto se plantea como una oportunidad de reactivar la inversión industrial, que vuelve a prometer crecimiento y empleos más cualificados que los necesitados en el modelo de producción anterior.

La solución pasa, de nuevo, por no afrontar el reto solo. Ir acompañado en este camino de los mejores socios tecnológicos e industriales facilitará enormemente el éxito de las empresas que apuesten por la digitalización de sus fábricas.