Son Wilh. Wilhelmsen y Volkswagen. Ambas han visto la oportunidad en las piezas de recambio, aquellas que ocupan mucho espacio en los almacenes, pero que se usan con muy poca frecuencia. La impresión 3D se presenta como la mejor herramienta para garantizar los repuestos, enviando, únicamente, los archivos digitales de diseño.
La española Addimen es una de las pioneras en este país. La firma está ayudando a Petronor a dar el salto hacia el almacén virtual, digitalizando los recambios de sus refinerías. La idea es crear una biblioteca online que albergue los planos en 3D de todas las piezas de campo. Además de ahorrar espacio, este sistema permitirá encargar y tener fabricada en un día el repuesto solicitado.
El protagonismo de la versión digital de los productos ha obligado a los gigantes de la logística a replantear su propio modelo de negocio. No es extraño, por tanto, que en la última feria del sector, el SIL de Barcelona, hayan predicado su nueva estrategia a los cuatro vientos: cada vez dedicarse menos a las empresas (B2B) y más al consumidor (B2C).
MRW, por ejemplo, identifica un significativo cambio de modelo que elimina a los intermediarios y le obliga a concentrarse en el usuario final. El auge de las tiendas 'online' está llevando a una 'demanda en tiempo real'. Los consumidores no quieren esperar días para recibir sus compras. Y plataformas como Amazon (con envíos de hasta una hora) no lo ponen fácil a la competencia. De ahí el giro de la industria.
Por primera vez, las empresas logísticas tratan de tú a tú con el cliente, llegando hasta la puerta de su casa. Una nueva relación en un terreno desconocido que precisa, necesariamente, de una ayuda tecnológica. Drones en almacenes, vehículos autonómos tanto para el reparto como para los centros logísticos o la fabricación aditiva son algunas de las posibles soluciones para el sector.