Innovadores
Las nuevas semillas son los datos (y las agrotech lo saben)
La inteligencia artificial, los drones o la biotecnología contribuirán a reducir pérdidas en los cultivos e incrementar el rendimiento del campo hasta un 25%. España está bien posicionada en este avance rn
6 agosto, 2018 07:00Pablo es agricultor como lo fue su padre y lo fueron sus abuelos. Tienen olivos en Jaén y siempre han vivido de la aceituna. Su hijo estudia un grado en Ingeniería Electrónica, Robótica y Mecatrónica en Sevilla. Quiere seguir la tradición familiar y ser agricultor. Conserva la azada que su padre le regaló de niño, pero sabe que su principal apero será la tablet con la que va a la facultad. Seguirá mirando al cielo cada mañana, pero no para intuir si llegará o no la lluvia, sino para observar los drones con los que controlará sus campos vía satélite.
La agricultura ya no es una labor artesanal; está camino de convertirse en un sector de alta tecnología. En los últimos 50 años, el 80% del trabajo en el campo era manual; en la próxima década, tan solo el 20% lo será. Un dato como ejemplo: según la International Federation of Robotics, en los próximos años las aplicaciones de la robótica en agricultura y ganadería serán las segundas en número de ventas de robots de servicios profesionales, tras defensa y seguridad.
Los nuevos agricultores, millennials digitales, están ya impulsando una nueva manera de entender la agricultura. Saben que deben aprovechar a fondo las potencialidades de la tecnología digital en el sector agro. La nueva agricultura es mucho más que elaborar un producto. Las nuevas tecnologías permiten cultivar cada terreno en función de sus necesidades de fertilizantes, agua y fitosanitarios según la orografía, el tipo de suelo y utilizando técnicas agronómicamente sostenibles.
Esta disrupción viene de la mano de las empresas emergentes, aquellas que, a la hora de innovar, no tienen ataduras ni miedo a fallar: las startups. Ellas aportan la agilidad que en muchas ocasiones han perdido las grandes empresas y se han consolidado como una de las opciones para el salto definitivo a la digitalización.
Hasta hace relativamente poco tiempo, la I+D de las diferentes industrias surgía de las grandes compañías a través de unos departamentos dedicados únicamente a este objetivo. Hoy el modelo ha variado: las multinacionales del sector apuestan por invertir o convivir con estas empresas emergentes para cumplir con el triple reto al que se enfrenta la agricultura mundial: la sostenibilidad económica, la medioambiental y la social.
Más productividad
Dicen desde la FAO que en 2050 la producción agraria debería aumentar un 70% para poder dar de comer a toda la población: 10.000 millones de bocas que alimentar. Pero la mayoría de las tierras aptas para la agricultura ya están cultivándose, así que ese crecimiento debe llegar principalmente por el aumento de los rendimientos. Los recursos naturales son finitos y el cambio climático una realidad: es imprescindible mejorar la productividad sin multiplicar el uso de recursos naturales.
Mucho se ha sembrado desde que se empezó a arar la tierra en el modo más tradicional y mucha tecnología ha pasado también por el sector gracias a la revolución industrial. Ahora, es el turno de la revolución de la información y las startups, una ecuación que da vida al llamado agrotech o agtech.
Nuevas tecnologías, aplicación del conocimiento e innovación son claves para el negocio agrario. "La apuesta digital contribuirá a reducir pérdidas en cultivos e incrementar el rendimiento hasta un 25%", asegura Adonay Obando, director general de Bayer Crop Science Iberia.
Los modelos matemáticos de inteligencia artificial, que aprenden del big data, hacen posible que las compañías hortofrutícolas puedan conocer con hasta dos meses de antelación su producción semanal para ajustar su oferta con la demanda; que los productores definan sus programas de fertirrigación y control de plagas optimizando la productividad y reduciendo insumos o que se establezcan mejores estrategias de marketing hacia el retail...
La empresa sevillana ec2ce aplica machine learning para predecir y mejorar el rendimiento de las cosechas. Su sistema recolecta datos de todo tipo: datos públicos, que suelen recoger las comunidades autónomas; datos de los clientes; sondas en los campos; la aplicación de fitosanitarios; cuántos kilos llegan a los mercados, y a qué precios; datos meteorológicos; las fotos de los satélites que dan información muy interesante y continua del estado de los campos... y con ello elaboran predicciones muy localizadas incorporando a los algoritmos reglas agronómicas.
Inteligencia artificial hasta para conseguir vinos inteligentes. Es lo que hace la española Biome Makers. Parte de la base de que la comunidad microbiana y de especies fermentativas que interactúa con el zumo de uva es la que realmente la convierte en vino. Por eso su tecnología pasa por analizar el terreno a través de una muestra de tierra que el usuario manda en un pequeño tubo, junto con las coordenadas exactas de la cepa. Una vez en el laboratorio se consigue la secuenciación genética completa de los microorganismos. Con la IA de WineSeq, detectan de forma temprana los problemas y las enfermedades que afectan a la salud del viñedo y aprovechan al máximo el trabajo de las 'bacterias amigas'. Por eso hablan de enología del conocimiento.
Las tecnologías de internet de las cosas y la inteligencia artificial ayudan a los agricultores a analizar datos en tiempo real como el clima, la temperatura, la humedad o los precios de mercado. Las bodegas Matarromera, en la Ribera del Duero, de la mano de una startup local (SmartRural), han incorporado una aeronave no tripulada que sobrevuela los cultivos y toma imágenes de altísima precisión (15 cm/píxel o 20 cm/píxel para la cámara multiespectral). Pueden obtener un mapa en tiempo real de la actividad clorofílica de los viñedos, su contenido en antocianos o el estrés hídrico al que están sometidas las plantas. De este modo, las bodegas pueden decidir qué medidas tomar para proteger la calidad de la uva (aumentando el riego, aportando algún producto fitosanitario, etc.) o, incluso, cuándo es el momento óptimo para la vendimia
Las señales de GPS obtenidas de la sensorización de los terrenos proporcionan información sobre cómo optimizar e incrementar el rendimiento, mejorar la planificación agrícola, tomar decisiones más inteligentes sobre el nivel de recursos necesarios, y dónde distribuirlos para evitar el desperdicio. La empresa española Libelium, ya está sensorizando cultivos para resolver problemas clásicos del sector. Emplea redes de dispositivos (Waspmote) que introducen los sistemas predictivos en el campo para prevenir plagas u optimizar el riego. Monitorizan estos parámetros ambientales y transmiten los datos de los sensores al centro de datos, donde se procesan por unos complejos algoritmos para dar con una predicción instantánea. El usuario final puede leer los resultados en su ordenador, tableta o teléfono.
La ciencia y el negocio agrario siembra sensores en sus parcelas para observar, cuantificar y analizar los datos de sus explotaciones: temperatura, humedad, componentes del terreno, elementos patógenos... En 2050, una plantación media generará cuatro millones de datos al día frente a los 190.000 de 2014. Muchos datos que son las auténticas semillas de su explotación.
Los retos: dinero y 5G
La digitalización de las explotaciones agrarias se enfrenta a dos grandes retos: conseguir financiación para asumir los costes de esta nueva inversión y un desarrollo más completo de las conexiones a internet en el mundo rural.
Las ayudas de la Administración hacia el sector seguirán existiendo. La agricultura es una economía estratégica que debe asegurar alimentos sanos, seguros a precios razonables. Eso si, "las ayudas vendrán por aplicar innovación tecnológica", señala Lawrence Haddad, director ejecutivo de GAIN.
Las agrotech han despertado el interés del capital privado: banca, aceleradoras, fondos de inversión han descubierto las posibilidades de negocio con el apoyo a las startups. Hay un boom en el sector que no es sólo una moda. También los gobiernos, las administraciones, se han dado cuenta de que impulsar las nuevas tecnologías en el mundo rural es una necesidad. Los ejemplos más importantes en España los encontramos en Navarra y Extremadura, dos comunidades especialmente comprometidas con el apoyo a las agrotech.
La alianza de la multinacional John Deere con la startup valenciana VisualNacert ha desarrollado una plataforma móvil que automatiza hasta en un 85% la gestión del cuaderno de campo. Visual Green, esta nueva solución de la que participa Telefónica, permite al agricultor identificar de forma rápida, precisa y visual sus costes e incrementar la productividad de su explotación. Esta aplicación web y móvil permite mediante un software la geolocalización de parcelas, modificar los mapas de forma instantánea y registrar la información detallada, como las condiciones climáticas, el estado sanitario o el rendimiento del cultivo. De esta forma, la posibilidad de conocer al instante el estado de la plantación, permite incluso controlarla a distancia.
La conectividad debe llegar. Resulta irónico comprobar que mientras se ha iniciado y concluido la subasta por ver qué operadora telefónica se queda con el negocio del 5G en España, buena parte del mundo rural no tiene siquiera cobertura 3G. Por eso desde los sindicatos agrarios exigen que se obligue a las empresas de telecomunicaciones a desarrollar la red 4G en el campo.
La generación de entornos de colaboración entre empresas y startups es imprescindible para mejorar la operatividad, la competitividad y la eficiencia en todos los sectores, por supuesto también en el agrícola. Aportar agilidad, flexibilidad y autonomía; facilitar la digitalización, el intercambio de conocimientos o el acceso a clientes estratégicos, la visibilidad y el aumento de credibilidad, son algunos de los factores para la colaboración entre ambas.
Drones, plataformas comparativas, software de gestión de cuaderno de campo, robótica para lácteos, tractores conectados, sensores… Las posibilidades de innovación que ofrecen las agrotech son inmensas. Y clave en un sector que tiene que enfrentarse a desafíos tan importantes como el cambio climático -que en los próximos años modificará tipos y zonas de cultivo- o a la necesidad de alimentar a la creciente población mundial. Todo cuanto aporten las empresas emergentes ante estos retos es indispensable.
Las startups, las mejores aliadas
La generación de entornos de colaboración entre empresas y startups es imprescindible para mejorar la operatividad, la competitividad y la eficiencia en todos los sectores, por supuesto también en el agrícola. Aportar agilidad, flexibilidad y autonomía; facilitar la digitalización, el intercambio de conocimientos o el acceso a clientes estratégicos, la visibilidad y el aumento de credibilidad, son algunos de los factores para la colaboración entre ambas. Drones, plataformas comparativas, software de gestión de cuaderno de campo, robótica para lácteos, tractores conectados, sensores… Las posibilidades de innovación que ofrecen las agrotech son inmensas. Y clave en un sector que tiene que enfrentarse a desafíos tan importantes como el cambio climático o a la necesidad de alimentar a la creciente población mundial.
Futuro sostenible
"Sabremos que hemos logrado ser sostenibles cuando nuestros nietos abran la nevera y encuentren lo que necesitan para comer mientras continúan disfrutando del entorno y el medio ambiente", destaca Adonay Obando, director general de Bayer Crop Science Iberia, en un foro deInnovadores sobre el futuro de la alimentación.