Como viene siendo ya tradición, desde hace nada menos que 33 años, Santander suena a digitalización, a revolución tecnológica y a encuentro de rostros conocidos del sector TIC tras el obligado parón veraniego. Un punto de unión que tiene a la patronal Ametic como telón de fondo y a la presencia institucional como principal reclamo. Así desde el primer día hasta el último.
Y si el cierre de este encuentro correrá a cargo del presidente del Ejecutivo en funciones, Pedro Sánchez, la inauguración de #Santander33 ha sido enarbolada por Nadia Calviño, ministra de Economía y Empresa. En sus palabras, la reindustrialización digital es "uno de los grandes retos transformadores de nuestro país y un elemento clave en nuestra agenda para los próximos años. Convertir en un éxito la transformación de nuestra economía es una prioridad del Gobierno y es algo que tenemos muy claro".
Palabras contundentes y confiadas que iban seguidas por un reconocimiento del calado de este proceso ("es una transformación no sólo económica, sino también política y social"), recordando la buena disposición de infrestructuras en nuestro país (líders en fibra dentro del continente europeo) o la buena presencia de talento digital, la apuesta por tecnologías habilitadoras o el autoconsiderado "éxito" de la Administración electrónica patria.
Sobre este último punto, Calviño ha presumido de que nuestro país sea"referente en este ámbito", si bien no podía obviar reconocer la obviedad de que "queda mucho por hacer, pero hay que ver como un gran activo el avance que hemos tenido en sanidad o en la Agencia Tributaria".
Hasta aquí nada nuevo en el horizonte; tampoco en los renglones siguientes. Nadia Calviño ha sacado pecho de que Madrid y Barcelona sean la quinta y sexta ciudad de Europa para el surgimiento de startups, "con un crecimiento del 300% del capital semilla y con una creciente longevidad, con un 40% de tasa supervivencia. Son elementos intangibles pero que son claves para estar bien posicionados en esta carrera".
Por suerte, no todo es autocomplacencia del Ejecutivo en esta aventura digital en la que España no está precisamente bien situada en estos momentos. Por ejemplo, para la ministra de Economía "tenemos una insuficiente transformación digital de las pymes, porque no podemos basar todo en la transformación de las grandes empresas, sino que hay que conseguir que las tres millones de pequeñas y medianas empresas lo hagan. Y muchas de ellas todavía no ven todas las ventajas de la digitalización".
Nadia Calviño también reconoció lagunas importantes en la inversión en I+D (con el objetivo ya manido de llegar al 2% desde el actual 1,4%), en la compra pública innovadora ("que ha sido difícil sacar adelante hasta ahora), en el desarrollo de competencias digitales o en la atracción y retorno del talento extranjero. El diagnóstico está claro, pero la ministra no formuló ninguna nueva propuesta que venga a solventar estos factores, echando balones fuera al apelar a que está haciendo "todo lo que es posible estando en funciones y teniendo en cuenta que muchos de estos programas requieren un proyecto a cuatro años con estabilidad y certidumbre".
Quizás lo más estratégico que Calviño hizo una relevante mención a la urgencia de que esta revolución digital pase por una "gestión humanística de todo este proceso". En sus palabras, "estaos ante una revolución que controlamos solo en parte. Y hay una serie de conjunto de derechos que van a tener necesariamente una dimensión internacional. Pero lo que está claro es que necesitamos una base ética, política y legal que nos permita a todos estar cómodos en este proceso".
La partida digital
En la inauguración del 33ª Congreso de la Economía Digital y las Telecomunicaciones de AMETIC, el presidente de esta patronal, Pedro Mier ha usado una particular metáfora para referirse a la necesidad de apostar por una transformación tecnológica en todas las capas productivas en España: "En la partida de la reindustrialización digital, donde se han vuelto a repartir cartas a nivel internacional, nos jugamos el futuro de nuestro país en los próximos años. Tenemos que involucrar a los actores políticos, empresariales y sociales para conseguirlo. Esa es nuestra misión y nuestra obsesión".