La Comisión Europea, próxima a ser relevada, ha lanzado una propuesta que es, en la práctica, un fenomenal espaldarazo al Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT, por sus siglas originales en inglés). La CE propone al Europarlamento y al Consejo actualizar su base jurídica, para armonizarlo con el Programa Marco de Investigación e Innovación y su modelo de financiación; una nueva agenda de innovación estratégica 2021-2027... y un espectacular aumento de presupuesto del 25%.
Todo ello, con los elogios de Tibor Navracsics, comisario de Educación, Juventud, Deporte y Cultura y responsable del EIT. "Desde 2008, el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología ha estado alimentando el talento y la creatividad mediante un enfoque singular de la educación y el espíritu empresarial".
Hace poco más de un año, en octubre de 2017, la misma CE puso en marcha un nuevo Consejo Europeo de Innovación (EIC), bajo control del comisario de Investigación, Ciencia e Innovación, Carlos Moedas. Visto desde fuera, se podría presumir una batalla por el control de la innovación en la Unión Europea...
"Creo que no es la manera correcta de enfocarlo", replica a INNOVADORES desde su sede en Budapest el director de EIT, Martin Kern. "Vemos al EIC como una gran oportunidad de complementar lo que hacemos nosotros, porque el objetivo es, por supuesto, común: impulsar la innovación en Europa, llevar más investigación al mercado y acelerar el crecimiento de las compañías». Y continúa: «Llevarlas a una escala mayor para que tengan gran impacto".
"Estamos plenamente alineados, aunque las aproximaciones son diferentes. EIC está más dedicado a facilitar financiación a la innovación disruptiva. Lo que hace EIT en el ecosistema es apoyar a las startups para llevar sus ideas al mercado, pero sin gran apoyo financiero", explica.
Kern aporta el ejemplo práctico de la empresa española Peptomyc, una de las ganadoras de los premios EIT en 2018, que cuenta con el apoyo de EIT Health desde el año 2016. Esta compañía desarrolla un péptido que ataca a la proteína Myc, la cual facilita a las células cancerosas subdividirse y resistir los tratamientos. "Ahora ha levantado financiación de EIC: es una startup a la que en su primera etapa apoyó EIT y a la que ahora EIC ayuda a crecer y escalar", subraya.
Cuando fue creado el EIT -el español José Manuel Leceta lo dirigió de 2011 a 2015- subyacía cierto instinto de emulación del MIT. Incluso en el nombre. Kern lo admite, pero afirma que "el modelo que EIT ha desarrollado en los últimos 10 años es único y muy diferente de un instituto central".
Su actividad se "descentraliza" en ocho "comunidades de conocimiento e innovación (KIC)", que funcionan como redes por toda Europa. "Creemos que es la forma más efectiva de superar las barreras y asegurar que los innovadores, investigadores y emprendedores trabajan juntos más estrechamente", dice.
La gran barrera para la innovación a la que alude, "en comparación con Estados Unidos, Asia y otros sistemas, es la fragmentación, porque nosotros tenemos diferentes sistemas nacionales, diferentes idiomas y culturas".
Lo peculiar del EIT, en la siempre compleja política europea, es que su misión consiste en establecer relaciones sin fronteras y combinar ideas, esfuerzos y proyectos entre emprendedores, startups y empresas establecidas, inversores, centros de investigación y universidades.
Y, además, con su propia actividad educativa a través de los KIC, con más de 10.000 titulados ya en másteres y doctorados. Es un organismo tan original, que su director, Martin Kern, figura como "provisional" en el cargo desde 2015. Pero sobre eso no tiene nada que añadir, porque "es tarea de la Comisión Europea elegir al director del EIT"