Los exoesqueletos han pasado, en unos pocos años, de parecer un objeto de ciencia ficción a ser toda una realidad con importantes y valiosos casos de uso en sanidad, industria o logística. Tanto es así que se estima que el gasto europeo en exoesqueletos alcanzó los 283 millones de dólares en 2021 y crecerá a una tasa sólida de dos dígitos hasta llegar a 2025.
Así lo asegura un estudio publicado por la firma de análisis IDC, según el cual este crecimiento está respaldado por la transformación de la fuerza laboral hacia entornos más colaborativos entre humanos y máquinas; así como la constante adopción de estos dispositivos en el ámbito médico para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad.
Eso sí, alerta esta casa, la adopción de los exoesqueletos se ve obstaculizada por los costes de producción, con altos precios que a menudo superan los 100.000 euros, además de los exigentes y no siempre veloces requisitos de certificación o las necesidades de definir y mejorar la coordinación entre humanos y máquinas.
Siempre según IDC, el 33% de las empresas europeas de fabricación y recursos implementarán exoesqueletos en los próximos 24 meses. Las empresas que adoptan exoesqueletos ya han experimentado fuertes beneficios en el lugar de trabajo, logrando lograr procesos de producción más rápidos y disminuir el número de incidentes en el lugar de trabajo, indican desde la consultora.
"Debido a que los exoesqueletos cuestan miles de euros, no es una tecnología democratizada y las estrategias de los proveedores permanecen polarizadas hacia sectores específicos como la industria, la atención médica y el ejército", explica Andrea Minonne, analista de investigación senior de IDC en Reino Unido.
"No obstante, los exoesqueletos representan una tecnología revolucionaria tanto para los proveedores que desean convertirse en líderes del aumento humano como para los compradores que desean aumentar su agilidad y lograr indicadores clave de rendimiento relevantes y un fuerte retorno de la inversión", sentencia.