Cuatro edificios de diferentes alturas con fachada de ladrillo y tejados a dos aguas, con una arquitectura que recuerda a las antiguas estaciones de tren y una gran fuente en el centro, conforman la sede de Global Alumni, empresa española creada en 2013. Su propósito entonces y ahora es “transformar el sector educativo para impulsar las capacidades y habilidades de los profesionales”.
Nacida bajo el modelo de startup, el crecimiento experimentado en siete años les obligó a trasladar su sede de Madrid a este peculiar emplazamiento, después de que su anterior inquilino, Gas Natural –ahora Naturgy–, se desprendiera de él en 2016.
(En origen, formaba parte de las instalaciones de la red de ferrocarriles españoles. De hecho, la estación a la que daba servicio, la actual Méndez Álvaro en Madrid, continúa operativa como parte de la red de Cercanías de la capital).
[Clases 'online' y en realidad virtual para lograr una experiencia completamente inmersiva en el aula]
“La mudanza la planificamos a principios de 2020 y justo después se declaró la pandemia”, recuerda Luis Pérez, director de desarrollo de negocio B2B de Global Alumni.
Lo hace durante la visita que realiza este medio a sus instalaciones con el objeto de conocer uno de los proyectos de los que más orgullosos se sienten: un 'aula inmersiva' desde la que impartir clase a alumnos de todo el mundo “mejorando la experiencia del profesor”, asegura Pérez.
El aula
El exterior del edificio, que data de 1925, no ofrece ninguna pista de lo que hay dentro: un espacio de 150 m2; con una gran pantalla formada por 36 monitores LCD de 55”. Su marco, de tan solo 0,9 cm, es tan fino que da la sensación de que forman un único panel.
Este videowall, que es como se conoce a este tipo de sistemas, puede configurarse según el número de alumnos y del tipo de clase que se imparta. Su disposición formando un ángulo de 180° ofrece una sensación envolvente para quien está en “el plató”.
Un “trabajo de ingeniería” que han llevado a cabo de forma conjunta con LG, cuyo director de B2B en España, Francisco Ramírez, explica a este medio que todas las pantallas están calibradas igual y con la luminosidad adecuada “para evitar fatiga visual en sesiones que se pueden prolongar hasta cuatro horas”.
El resto de la estancia, paredes y suelo, está pintada de verde y ejerce la función de croma, una técnica que se utiliza en cine y televisión para superponer imágenes ficticias en un plano y crear efectos especiales. “Aquí funciona en tiempo real”, apunta Pérez. En este caso, también haciendo uso de técnicas de realidad virtual y aumentada.
Por último, en cuanto a cuestiones técnicas, la sala incorpora dos cámaras con resolución 4K y controladas por IP. "Una de ellas con la funcionalidad PTZ [giro/inclinación/zoom, por sus siglas en inglés] y un sistema de reconocimiento facial con autorrastreo que sigue al ponente mientras se desplaza por la sala".
La otra, orientada hacia el videowall, recoge las imágenes que aparecen en este panel y permite gestionar las intervenciones de los alumnos. “Queríamos que el profesor se pudiera mover igual que lo hace en una clase, y que se exprese con total liberta y naturalidad, tanto en lenguaje verbal como no verbal”, remarca el directivo de Global Alumni.
El docente
El diseño e instalación de todo el sistema se llevó a cabo en “tiempo récord”: “Se empezó en marzo de 2020 y en mes y medio ya estaba el aula lista”, confirma Pérez. Todo, como en un plató de televisión, se gestiona desde una sala de control por dos técnicos. Son ellos los que se encargan de que los recursos elegidos por el profesor para dar su clase estén a su disposición y a la del alumnado.
Antes, el docente puede elegir entre diferentes recursos para preparar su clase que le ayuden en su proceso de enseñanza, como modelados en 2D o 3D e, incluso, utilizar la técnica de la “teleportación”, como la denomina Pérez: “Consiste en incluir a la sesión a una persona que esté en otro lugar y hacerlo en directo”, explica.
“Los asistentes a la clase no percibirán que están en sitios distintos y no comparten un mismo espacio, y al 'invitado' le enviamos todo lo que necesita para que pueda participar en la sesión”. Del desarrollo de todo el software se han encargado en Global Alumni.
El ‘aula inmersiva’ de Madrid es la más grande disponible ahora mismo en Europa, según mantienen desde Global Alumni, pero no fue la primera que diseñaron en colaboración con LG. Desde 2018, la escuela de negocios ESADE de Barcelona ya cuenta con una versión más sencilla “que queremos actualizar” y disponen de otra en Chicago, Illinois (Estados Unidos).
Casi el doble de grande que la de Madrid, con 64 pantallas, está la que inauguraron el pasado mes de julio en Cambridge, Massachusetts (Estados Unidos). “A medio camino entre la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés)”, concreta Pérez. En este último caso, se trata de una sala híbrida que incluye un anfiteatro con capacidad para 115 personas.
Sobre la mesa, está replicar esta ‘aulas inmersivas’ en otras ciudades. “Queremos llegar de la mejor manera posible a grandes audiencias, y que el profesor interactúe sin que sea determinante estar o no es un aula”.