Investigación
Claves 2019: el mundo pide garantías al cambio tecnológico
2019 ha sido el año de las grandes preguntas y las esperadas respuestas darán forma a la próxima década, que se anticipa ya como de enorme alcance histórico
28 diciembre, 2019 07:00Tras el amanecer de las grandes promesas, llega el mediodía de las grandes preguntas. El sector tecnológico, en todas sus variantes, se ha topado en 2019 con la realidad de una economía y una sociedad que necesitan tiempo para adaptarse a la velocidad del cambio que se les anunció a mediados de la actual década. El margen de reacción es verdaderamente estrecho, porque estamos en el umbral de un nuevo ciclo con una capacidad transformadora nunca vista en la historia de la humanidad.
Confluirán en él tecnologías disruptivas como la 5G, la explosión auténtica de la inteligencia artificial y el machine learning, la holografía o la incipiente computación cuántica con otras provenientes de ámbitos científicos como la biotecnología, la robótica, la neurología, la nanotecnología, los nuevos materiales o el almacenamiento y generación de energía. Pero ante esta mareante perspectiva, las personas, las empresas y el medio ambiente pedimos, ahora sí, garantías.
2019 ha sido el año de las grandes preguntas. Queremos conocer cuáles serán las oportunidades reales que acompañarán a los desarrollos tecnológicos, cómo se transformarán sectores económicos enteros, las democracias y sus instituciones, nuestra actividad cotidiana, la forma en la que transmitimos información y conocimiento. Cómo va a mejorar nuestra vida. Y reclamamos al mismo tiempo instrucciones acerca de los riesgos: el impacto en el empleo, en el planeta, en nuestra convivencia, en nuestras familias, en la forma en la que percibimos lo que es real y lo que no lo es. Cómo influir en el cambio para no acabar devorados por él. Es lo menos que se puede pedir.
Las respuestas a estas grandes preguntas darán forma a la próxima década, que se anticipa ya como de enorme alcance histórico. Una nueva década que no comienza el próximo curso, sino el siguiente. 2020 es, en ese sentido, una frontera psicológica, el ejercicio que ha de marcar un antes y un después en muchísimas arenas, desde la lucha contra el cambio climático hasta la igualdad de género, pasando por la reestructuración de la Unión Europea tras el Brexit o la consolidación de los populismos en muchas democracias occidentales. También, por supuesto, en el escenario de la tecnología, la innovación y la economía digital.
2020 se ha utilizado tradicionalmente como esa fecha hacia la cual lanzar prospecciones a futuro, no siempre del todo atinadas. Desde principios de la (aún) presente década, se ha aventurado que el año que ahora empieza sería el de la nube como modelo de despliegue tecnológico por defecto, como así ha sido. Ya en 2016, Cisco anticipaba que en 2020 el 92% de las gestiones y los datos serían procesados en data centers cloud, frente a los CPD tradicionales. También en materia de ciberseguridad hay pleno al 15, en tanto que todas las cifras estimadas por los analistas se han visto sobrepasadas ante la enorme actividad delictiva en el entorno digital.
Tampoco erraron los pronósticos que hablaban de una reinvención total, con implicaciones en todos los verticales y niveles de actuación, de la economía a manos de los actores digitales de nuevo cuño. Que se lo digan a las televisiones (afectadas de lleno por el fenómeno Netflix), a la banca (en plena disputa y colaboración pragmática con las fintech) o a los operadores de telecomunicaciones (cuyos anhelos se basan en el pronto despegue de la 5G ante el empuje de rivales de bajo coste y la ‘commoditización’ de su oferta).
Algo más alejados de la realidad encontramos otros muchos anuncios realizados durante los últimos dos lustros. Son los que tienen que ver, por ejemplo, con la realidad virtual y aumentada. Firmas como Canalys anticiparon en 2016 que las ventas de cascos de realidad virtual se multiplicarían por 10 hasta 2020. La consultora IDC predecía, a su vez, que estos dispositivos se venderían como churros en 2021: nada menos que 72 millones de gafas de realidad virtual y otros 27,3 millones de sus pares para aumentada. Total: 99,3 millones de dispositivos. Pero la realidad se impuso y ya en diciembre de 2017, estos mismos analistas recortaron sus previsiones a 59,2 millones de unidades vendidas en 2021 a escala global.
Asimismo, el internet de las cosas no escapa a esta burbuja que se ha generado en la década de 2010 en torno a la tecnología. Hubo expertos que llegaron a pronosticar que, el próximo año, tendríamos ya 100.000 dispositivos conectados, cifras que luego Cisco redujo a la mitad (50.000) y que Gartner todavía rebajó más hasta los 20.400 millones de objetos inteligentes. Más recientemente, la GSMA dio cifras actualizadas que demuestran cómo las predicciones anteriores también van a quedar lejos de cumplirse: según la asociación de telecomunicaciones, habrá 25.000 de conexiones IoT... pero en 2025, no en 2020. Parece que los retrasos en el abordaje y despliegue del 5G ha echado por tierra las dotes adivinatorias de muchos, o al menos esa es la excusa fácil.
Con todo ello, abrimos una nueva década en la que seguiremos abordando conceptos como la inteligencia artificial o la ciberseguridad con la misma (o más) asiduidad que en la actualidad. Pero también se irán abriendo hueco nuevos términos hasta ahora reservados a la emergencia de la innovación y cuyo peso relativo irá creciendo conforme madure la técnica y se vayan demostrando casos de uso apropiados para ellos.
Una de esas tendencias que están llamadas a marcar una época en los 2020 es todo lo relacionado con el mundo autónomo. De acuerdo con la firma de análisis Gartner, estamos en la antesala de que vehículos, drones, electrodomésticos y un sinfín de dispositivos vayan a interconectarse entre sí y reducir la interacción humana al mínimo en tareas repetitivas o que supongan un riesgo claro para nuestras débiles pieles. Es la constatación definitiva de la inteligencia artificial en conjunción con la 5G y el internet de las cosas; también del edge computing y de muchos otros paradigmas que hemos ido introduciendo en el diccionario durante los últimos diez años.
Esa es la premisa más visible, quizás la más curiosa para el ciudadano de a pie. Pero lo más interesante es lo que se esconde bajo la superficie: esa inteligencia artificial que lo inundará todo, de manera transversal, hasta perder su mismo significado debido a su democratización. Una madurez de la IA en la que no solo hay que tener la vista puesta en los algoritmos y sus numerosas aplicaciones, sino también en el enorme debate ético y social que abre esta nueva era, en terrenos tan variopintos como la privacidad o la discriminación de género y racial. No en vano, las personas están cada vez más preocupadas por la forma en que su información personal circula por la red, por lo que gobiernos y empresas empiezan a tomar más en serio la protección de datos personales desde una perspectiva ética.
Blockchain, biotecnología, medicina personalizada, impresión 3D y 4D, gemelos digitales, nanorobots, smart dust... Son muchos otros los nombres que están resonando con fuerza entre campanada y campana del nuevo período que estamos a punto de abrir. Sin olvidar el telón de fondo de la experiencia de usuario o la colaboración como mantras absolutos de los discursos profesionales del momento.
En este anuario, recopilación de los mejores artículos publicados en INNOVADORES durante 2019, podrán anticipar ya muchas de estas tendencias. Les ofrecemos una selección de 15 reportajes, casos de uso y entrevistas de primer nivel sobre once temáticas que abarcan la salud, ciberseguridad, movilidad, 5G, inteligencia artificial, agritech, industria 4.0, fintech, el necesario debate sobre el impacto social de la tecnología, las propuestas emergentes que pueden irse más allá incluso de la década y la coyuntura investigadora e institucional. Esperamos que lo disfruten y, por supuesto, ¡feliz 2020 de toda la familia que hacemos INNOVADORES posible desde hace, quiere la casualidad, nada menos que 10 años!