Thomas Pesquet será el primer astronauta de la UE que suba a una nave espacial comercial.

Thomas Pesquet será el primer astronauta de la UE que suba a una nave espacial comercial. ESA

Investigación

El primer europeo que volará en la Dragon de SpaceX: "En el espacio hay que hacer de todo"

Mientras la ESA abre convocatoria para reclutar una nueva promoción, Thomas Pesquet relata momentos y una alarma extrema en la ISS.

16 abril, 2021 00:37

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La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) mantendrá abierta hasta el 28 de mayo la ventanilla para aspirantes a astronauta de la Unión Europea. El plazo se inició el 31 de marzo y será una rara oportunidad para unos pocos elegidos, quizás media docena. Según la experiencia histórica, la ESA viene a graduar sólo una promoción cada década.

El astronauta de moda en Europa, el francés Thomas Pesquet, es un ejemplo de lo especial que hay que ser para colocarse la escafandra en una profesión que da muy contadas oportunidades de pleno ejercicio.

Graduado en la promoción de 2010, Pesquet no tuvo ocasión de volar al espacio hasta 2016. El aprendizaje de los que sean seleccionados el próximo junio para intentar conseguir el trabajo durará un par de años. Y luego empezará el verdadero entrenamiento.

Si no hay imprevistos, el próximo 22 de abril el francés será el primer astronauta de la UE que suba a una nave espacial comercial. Regresará a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), donde ya pasó medio año, en la segunda cápsula Dragon Crew de SpaceX, impulsada por el cohete Falcon 9.

"Mi papel consistirá en saber que, de los cuatro de la tripulación, hay dos que están delante, con las pantallas, y otros dos a los lados, como ocurría en el transbordador espacial. Dos que están en los controles y dos que no. Desgraciadamente, yo soy de los que no", lamentaba con humor en una reciente sesión informativa de ESA para presentar su misión y hablar de su oficio.

El astronauta más joven

Pesquet, el más joven de la actual plantilla de astronautas europeos con 42 años, es ingeniero aeroespacial y piloto. Cuando decidió presentarse a la convocatoria de 2009 ya tenía experiencia de haber trabajado para la agencia espacial francesa.

Hoy, cuando se habla tanto de nuevos retos educativos y la necesidad de adquirir conocimientos y habilidades tecnológicas, son datos que deberían tener en cuenta los jóvenes que sueñen con emular sus aventuras.

Entre las condiciones para presentarse ahora a la convocatoria abierta de la ESA se requiere una titulación posgrado, máster o doctorado en una carrera STEM, o como piloto de pruebas. Y tres años de experiencia laboral.

El trabajo de astronauta es un paradigma de ese modelo que exige formación continua y entrenamiento para lo nuevo. En su primer viaje espacial, Pesquet fue copiloto de una Soyuz rusa. Durante los últimos meses se ha preparado intensamente para conocer la nave Dragon estadounidense, pese a que no tendrá nada que hacer durante el vuelo.

"No soy yo quien lo decide. Es un vehículo americano, decide la NASA. Estás entrenando para esto, pero en realidad no tienes que hacerlo. Eso no impide comprobar lo que hacen los demás y aportar nuestra experiencia. Yo, soy el único [de esta tripulación] que fue piloto de una Soyuz", subraya.

Otro detalle importante para un trabajo de tan exigente preparación: hay que hablar idiomas. El inglés es obligado y la ESA pide a los candidatos hablar al menos otra lengua. Cuentan las de la UE. El ruso está muy bien valorado para añadir puntos porque eventualmente se seguirán utilizando las naves Soyuz. Y también tiene peso el chino, pensando en el futuro.

El japonés Akihiko Hoshide, de JAXA, será el otro 'lateral' en las posiciones de la segunda misión Dragon Crew. Los estadounidenses Shane Kimbrough y Megan McArthur serán comandante y piloto, respectivamente. "Nosotros somos responsables de todo lo que es manual, toda la carga, todo lo que es equipo de emergencia", añade Pesquet, refiriéndose a su colega nipón.

Aún así, durante estos últimos días hasta el lanzamiento le queda tiempo de "preparación técnica para la misión", repasar una y otra vez, pasar una cuarentena "por la situación sanitaria" y bastante actividad, aunque "sin cosas extremadamente intensas".

Pesquet querría tener cerca a familiares y amigos en estos instantes culminantes de su carrera profesional, durante el próximo lanzamiento, pero "es un poco complicado en este momento, con las fronteras cerradas y las historias de las vacunas, los test y las cuarentenas…".

El aspecto psicológico, su capacidad de equilibrio, es clave para un astronauta. Se le pide también la capacidad de hacer tareas diversas y habilidad con las manos. "En el espacio hay que hacer de todo", señalaba el astronauta alemán Mathias Maurer el día en que ESA hizo la presentación oficial de su convocatoria para nuevos talentos, el pasado febrero.

Lo que no pretende la Agencia Europea es que sus candidatos sean superhombres. O supermujeres. Pero sí quiere que haya muchas mujeres que se atrevan a intentarlo. La estatura, sin distinción de sexos, puede oscilar entre 1,51 y 1,90, hace falta buena salud, ningún padecimiento crónico, visión y audición perfectas.

Se acepta "el uso de lentillas o gafas correctoras", puntualiza el español Sergi Vaquer Araujo, especialista médico que participa en el diseño y realización de las pruebas de selección para ESA.

Misión científica

Luego llegará la hora de la verdad para los que salgan adelante. O, mejor dicho, los meses de la verdad. En su primera aventura espacial, Thomas Pesquet permaneció en la ISS desde noviembre de 2016 hasta junio de 2017.

En su próxima misión también cumplirá otro periodo de aproximadamente medio año fuera de la Tierra, durante el cual sus planes incluyen cuatro paseos espaciales. "Esto hay que cogerlo con pinzas", precisa. "Depende del equipamiento que vamos a llevar ahora y en los lanzamientos sucesivos".

"La tarea más importante que nos espera es instalar nuevos paneles solares. Soy un poco el electricista en la estación", dice el francés, volviendo a hacer gala de sentido del humor. "La vez anterior salí para cambiar todas las baterías en el exterior de la estación espacial. Entonces nos dimos cuenta de que los paneles solares se están degradando un poco. Y que la estación se está haciendo más grande, necesitamos un poco más de electricidad. Los paseos van a ser ambiciosos".

También realizará algunos experimentos científicos durante su estancia en la ISS. "El entorno espacial es como un modelo de acelerado de envejecimiento, maravillosamente reversible. Vamos a poner células cerebrales en placas de Petri para observar su envejecimiento. Luego las enviaremos de vuelta para que los estudien los científicos".

La parte científica de la misión también estudiará los "plasmas fríos", que son muy difíciles de manejar a ras de suelo, y trabajos con proteínas para combatir infecciones, aprovechando el entorno sin gravedad.

Lo que no declara Pesquet es tener propiamente miedo al lanzamiento, aunque la seguridad sea una cuestión en eterno debate en su profesión y lo que la rodea. "Siempre hay un poco de estrés. Sería mentira decir que cuando te sientas en un cohete silbas canciones y luego pasas a otra cosa. No, no. Es un momento especial. Sabes que estás arriesgando tu vida".

Pero, para equilibrar sensaciones, añade: "Creo que el Falcon 9 es extremadamente fiable, aunque este sea el segundo vuelo tripulado, aparte del de prueba. No me quita el sueño. Me digo que si funcionó la primera vez, no hay razón para que no funcione la segunda".

En cuanto al estrés por una emergencia espacial, relata una experiencia terrorífica: "Creo que el estrés es intenso después de resolver algo. Cuando realmente tienes una gran alarma en medio de la noche… nos pasó una vez, una alarma de incendio que sonó en medio de la noche", relata.

"Te despiertas con todas las alarmas gritando en rojo", prosigue. "Tardas 5 minutos y 5 segundos en averiguar lo que está pasando. Ves que es la alarma de incendios. Y dices, pero no es posible, no me puede pasar a mí, no vamos a perder la Estación Espacial. Y luego, huuum…".

"Luego, de inmediato, tratas de concentrarte en la respuesta que aprendiste de memoria", dice con suavidad. "Tenemos procedimientos, por supuesto: cosas que hay que hacer, que son muy precisas en estos casos. Entonces nos dimos cuenta de que era una falsa alarma en un detector de incendios. Al final fue sólo un momento, con un enorme chute de adrenalina y te dices ' Oh là là, ¿pero qué ha pasado?'".

Después de contar cómo puede ser 'un día cualquiera en la oficina', Pesquet hace un guiño para los jóvenes que piensen presentar su candidatura en la actual convocatoria de ESA: "Trataré de mojarme para decirles a las chicas que vayan al mismo nivel, que no se lancen menos que los chicos. Les digo a todos que se lancen. Si dicen 'no es para mí, es demasiado difícil'… La primera selección son los que se inscriben. Después tienes una entre mil posibilidades. Pero sólo uno entre un millón se habrá registrado. Así que cuando diste ese paso ya pusiste las oportunidades de tu parte".