A lo largo de la historia, las mujeres han jugado un papel fundamental en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, a pesar de las numerosas barreras y obstáculos que han enfrentado por su género. A menudo ignoradas o relegadas a un segundo plano, sus contribuciones han sido invisibilizadas o minimizadas, pese a haber estado detrás de algunos de los grandes avances de la Humanidad. Han sido modelos a seguir, pero cuyo desconocimiento ha provocado todo lo contrario.
Según un informe de la UNESCO de 2017, la falta de modelos a seguir y la ausencia de referentes femeninos contribuyen a la baja participación de las niñas en las carreras STEM. Un año antes, era la Comisión Europea la que reconocía la influencia de estos referentes "en la percepción de las niñas sobre su propio potencial". Y, desde entonces, se han sucedido mil y un esfuerzos por construir ese marco atractivo para las jóvenes, aunque por ahora con relativo éxito a tenor de los datos de matriculaciones y empleo en el sector científico-tecnológico.
Por ello es imperativo resaltar el legado de las grandes científicas y tecnólogas de la historia como una fuente de inspiración y un recordatorio de la necesidad de la igualdad de género en todos los ámbitos. Esta revisión que realizamos con motivo del 11-F (Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia) no pretende ser exhaustiva ni mucho menos abarcar todos los perfiles de relevancia del pasado: nuestro propósito no es otro que iluminar con ejemplos de éxito concretos la mente de aquellas jóvenes que tengan ilusión por emprender su camino en el ámbito STEM.
Aglaonice
Aglaonice, astrónoma y filósofa griega del siglo II a.C., es una figura histórica fascinante que ha dejado una huella significativa en el campo de la ciencia. Uno de sus logros más notables fue la predicción precisa de eclipses lunares. En una época en que estos eventos se consideraban presagios ominosos o actos divinos, Aglaonice los explicó como fenómenos naturales, basados en la posición del Sol, la Luna y la Tierra. Considerada por muchos en la época como una sacerdotisa, sus predicciones resultaron ser la base de muchos avances en el estudio del cosmos y su funcionamiento.
Hipatia de Alejandría
Comenzamos nuestro particular recorrido con Hipatia de Alejandría. Su legado perdurable ha trascendido las barreras de su época (siglo IV d.C.) y del tiempo mismo. Matemática y astrónoma, está considerada la primera mujer en dedicarse profesionalmente a estos ámbitos (además de la filosofía y la enseñanza). También hizo sus pinitos en la geometría, álgebra, la física... Todo un carácter multifacético y multidisciplinar que tiene en sus seguidores, sus alumnos, el mejor de los ejemplos de cómo promover el conocimiento para que se conserve y amplíe con cada generación de científicos.
Trota de Salerno
Trota de Salerno, médica y escritora italiana del siglo XII, fue una figura pionera en el campo de la medicina medieval. Su trabajo, que se centró principalmente en la salud de las mujeres, tuvo un impacto significativo en la práctica médica durante siglos y la convirtió en una de las mujeres más influyentes de la Edad Media. Trota es autora de varios tratados médicos, siendo el más famoso De curis mulierum ("Sobre los cuidados de las mujeres"). Este documento superó cualquier tabú de la época al abarcar una amplia gama de temas relacionados con la salud de las mujeres, incluyendo la menstruación, la fertilidad, el embarazo, el parto y la menopausia.
Marie Curie
Marie Curie no necesita presentación y quizás sea el referente más conocido y reputado de toda la historia de la ciencia. Nacida en 1867 bajo el nombre de Marya Skłodowska, fue una científica polaca naturalizada francesa cuyo legado en los campos de la física y la química, particularmente en torno a la radioactividad, sigue siendo fundamental hasta hoy. Su incansable trabajo y brillantes descubrimientos no solo la llevaron a recibir dos Premios Nobel (el primero en 1903 compartido con su esposo Pierre Curie y Henri Becquerel en física, y el segundo en 1911 en química), sino que también cambiaron para siempre nuestra comprensión del mundo material y sentaron las bases para nuevos avances en medicina e investigación.
Junto a su esposo, Marie dedicó años a estudiar la misteriosa radiación emitida por minerales como la pechblenda. Consiguieron aislar dos nuevos elementos radiactivos previamente desconocidos: el polonio, nombrado en honor a su Polonia natal, y el radium, un millón de veces más radiactivo que el uranio. Su dedicación fue inmensa, enfrentando condiciones de trabajo precarias y largas jornadas en laboratorios improvisados.
Ada Lovelace
Augusta Ada King, Condesa de Lovelace, nacida en 1815, hija del famoso poeta Lord Byron, es reconocida como la primera programadora de la historia. Su mente visionaria la llevó a colaborar con el inventor Charles Babbage en su Máquina Analítica, un precursor de las computadoras modernas. Aunque la máquina nunca se construyó completamente, las ideas de Ada sobre cómo podría usarse la sentaron como pionera en el campo de la informática.
Ada no solo tradujo las notas de Babbage sobre la Máquina Analítica, sino que también tejió comentarios propios que revelaron su profunda comprensión de las posibilidades de la máquina. Escribió un método para calcular los números de Bernoulli, considerado el primer algoritmo destinado a ser ejecutado por una máquina. Su visión se extendió más allá de los cálculos matemáticos, imaginando la máquina como un instrumento capaz de componer música, crear gráficos e incluso traducir idiomas.
Rosalind Franklin
Rosalind Franklin, química y cristalógrafa británica nacida en 1920, jugó un papel fundamental en el descubrimiento de la estructura del ADN, uno de los avances científicos más importantes del siglo XX. A pesar de que su trabajo no fue reconocido en su momento, su uso de la difracción de rayos X para obtener imágenes de la molécula resulta, hoy, todo un hito. Fue en 1952, cuando Franklin y su estudiante Raymond Gosling obtuvieron una fotografía de rayos X del ADN, conocida como la "Foto 51", que resultó ser crucial para comprender su estructura. La imagen reveló un patrón en forma de "X", que sugería una estructura helicoidal.
Katherine Johnson
Katherine Johnson es una matemática afroamericana nacida en 1918 en Virginia Occidental y que, pese a que no fue reconocida como tal en su momento, jugó un papel fundamental en los primeros años del programa espacial de los Estados Unidos. Fichó por la NACA (precursora de la NASA) en 1953 como una suerte de "calculadora humana" por su precisión y rapidez al resolver cálculos complejos. No tardaría en convertirse en matemática de pleno derecho, calculando las trayectorias de vuelos espaciales, las ventanas de lanzamiento y muchos otros aspectos. Sus cálculos y su incansable trabajo fueron esenciales para el éxito de las misiones espaciales de la NASA, incluyendo el histórico alunizaje del Apolo 11 en 1969.
Grace Hopper
Grace Brewster Murray Hopper (1906-1992) es bien conocida por todo informático que se precie. Pionera de las ciencias de la computación, a Hopper se la considera una de las creadoras del lenguaje de programación COBOL, el usado durante décadas en los mainframe que aún siguen dando soporte a bancos y gobiernos de todo el mundo. Doctora en Matemáticas y oficial de la Marina de los Estados Unidos, Hopper se convirtió en una de las primeras programadoras del Harvard Mark I, una de las primeras computadoras electromecánicas. En 1951, desarrolló el primer compilador, un programa que traduce el código fuente escrito en un lenguaje de alto nivel a un lenguaje que la computadora pueda entender.
Margarita Salas
También en nuestro país encontramos grandes referentes de la ciencia con nombre de mujer. La más conocida es Margarita Salas (1938-2019), quizás la bioquímica española de más éxito de la historia. Discípula del Nobel Severo Ochoa, Salas fue pionera en el estudio de la fiebre aptosa y ha sentado las bases para numerosas investigaciones en el ámbito de la virología en todo el mundo. Entre otros logros, desarrolló un sistema para la síntesis de ADN in vitro, una herramienta fundamental para la investigación molecular.
Tu Youyou
Tu Youyou es una química farmacéutica china que recibió el premio Nobel en 2015 por descubrir la cura para la malaria. Su hallazgo, la artemisinina, es un compuesto derivado de la planta Artemisia annua, que demostró ser un compuesto altamente efectivo contra el parásito de la malaria, Plasmodium falciparum. Con su trabajo, Tu Youyou ha salvado millones de vidas y se ha convertido en una de las científicas más importantes del globo.