La gran promesa de la computación: analizar los datos allí donde se generan. La nube empieza a hacer espacio a nuevos ‘competidores’ (aunque el mensaje que se está promoviendo es el de convivencia). Y, el más atractivo, de momento, es el llamado ‘edge computing’. De hecho, se espera que este mercado alcance los 30.300 millones de euros en 2023, asegún apunta un informe de CBInsights. Dos son sus grandes garantías: mayor velocidad de procesado y fiabilidad para los dispositivos distribuidos alrededor del planeta.
¿Significa que el ‘cloud’ no es fiable? No. Hasta ahora, la nube ha demostrado su poder para conectar objetos a internet a un coste asequible y con seguridad. El problema es que estas 'cosas' han pasado de millones a miles de millones y, claro, el ancho de banda de la red se resiente.
De ahí el ‘hype’ actual por las tecnologías de computación en el extremo de la red (‘edge computing’). Estos sistemas se alzan como una solución alternativa que obliga a colocar los sistemas de procesamiento lo más cerca posible del lugar donde se crean los datos, desde un motor hasta una bomba o un sensor.
Así se reducen los envíos y reenvíos de la información a la nube y, por tanto, se gana eficiencia y velocidad. Algo imprescindible en escenarios de futuro (cada vez próximos) como son el coche autónomo o las operaciones quirúrgicas en remoto. Sin olvidar el impacto que ganará con el 5G.
¿Un ejemplo? Un coche Tesla. Estas máquinas están dotadas de potentes ordenadores que disminuyen la latencia del procesado de datos recogidos por las docenas de sensores del vehículo. Tanto es así que casi llegan al tiempo real, acercando a la realidad la visión futurista del coche sin conductor.
El despertar de los centros de datos 'edge' modulares
Sin embargo, tal y como afirma CBInsights, otras tecnologías ‘edge’, como los dispositivos médicos inalámbricos y los sensores, carecen de la capacidad de computación necesaria para procesar directamente grandes cantidades de datos.
Este hándicap que está promoviendo la popularización de pequeños centros de datos modulares que se despliegan cerca de donde se genera la información para proveer de almacenamiento hiperlocal y capacidad de procesamiento.
Su tamaño no es mayor que el de un contenedor de mercancías y se instalan en la base de las torres de telefonía o cerca de las instalaciones industriales. Esta solución también está convenciendo a los teleoperadores para entregar contenido más rápidamente a sus suscriptores de móvil. Por su parte, las empresas tecnológicas, apunta CBInsights, están usando estos sistemas para almacenar el contenido cerca de sus usuarios finales.