Hablar de Dell en España es hablar de Ricardo Labarga. No en vano, lleva desde 1999 en la compañía, primero como director de ventas, luego como director de grandes cuentas en España, Italia, Suiza, Francia y Bélgica, y, desde 2009, como director general de la multinacional en nuestro país.
Presume, de hecho, de ser "una de las personas que más tiempo lleva como director general" de una tecnológica en España, sobreviviendo además a los distintos vaivenes que ha vivido esta enseña en estas dos décadas: de la privatización de la compañía a la compra de EMC -la de mayor calado de la historia del sector- a la más reciente escisión de VMware.
Ninguno de estos hitos le alejó de su asiento privilegiado, desde el que ha vivido la evolución de la industria y de las distintas tendencias tecnológicas que nos han llevado a la actual digitalización masiva. Tan sólo tras la adquisición de EMC tuvo que compartir este honor, fruto de una bicefalia decidida a escala internacional para facilitar la integración de ambas firmas. Pero, desde principios de 2020, Labarga ha vuelto a ser la única cabeza de la actual Dell Technologies para nuestro país.
El directivo reconoce haberse sentido "cómodo" durante esa etapa bicefala ("había buena comunicación y no estábamos divididos por productos, como la gente pudiera creer, sino por clientes"), aunque reconoce que volver a centralizar el bastón de mando en una única figura es más "práctico" para afrontar unos tiempos donde la agilidad y la flexibilidad imponen su norma. Y, de paso, para consolidar a una Dell Technologies en la que EMC ya es un elemento más de su estrategia tras cumplirse cinco años de la trascendental operación de 67.000 millones de dólares.
"La fusión fue muy positiva y ahí están los números para demostrarlo. Desde mi punto de vista, una operación como esta tiene éxito cuando la suma de uno y uno da lugar a más de dos. En este caso, la facturación de las dos empresas juntas sumaba más de lo que ingresábamos ambas por separado. Y también tenemos más empleados, lo que demuestra que ha sido algo excepcional", destaca Labarga en entrevista con D+I.
"Los clientes han confiado en una fusión que ha permitido una empresa que invierte un 5% de su facturación en I+D"
Una de las claves de que esa suma se parezca más a una multiplicación radica en la complementariedad de las ofertas de Dell (más general, con fuerte presencia en el mercado de servidores) y de EMC (referente en almacenamiento de datos): "Sólo competíamos en un modelo de almacenamiento y ni tan siquiera había una competencia real, porque tenían casos de uso distintos y muy especializados". Una oportunidad para la venta cruzada que Ricardo Labarga no esconde: "La compra nos abrió las puertas de clientes que cada una de las dos empresas no tocaba por sí misma".
Por supuesto, a Labarga y su equipo le encantaría que las empresas optaran por equipar sus centros de datos sólo con equipos de la casa, pero es consciente de que cada vez más clientes -especialmente aquellos de mayor tamaño- optan por contar con distintos proveedores para evitar el temido 'lock-in' y aprovechar mejor los beneficios puntuales de cada tecnología.
"La realidad es que los clientes de una y otra empresa han confiado en la fusión, han confiado en una compañía capaz de invertir casi un 5% de su facturación en innovación y desarrollo, que nos mantiene en la cresta de la ola desde el punto de vista de investigación tecnológica. Y eso fue lo que nos permitió el acceso a nuevos clientes, a posicionar nuestros productos y luego que sea él quien decida, como soberano que es, si opta por nuestra oferta o no. Hay muchos de ellos que prefieren contar con un único interlocutor pero hay otros que toman decisiones más aisladas. Para ellos también estamos disponibles y somos interoperables con el resto de la industria", reconoce.
VMware y la batalla hiperconvergente
Y si Dell copó titulares con la adquisición de EMC hace un lustro, este año ha sido protagonista por el motivo contrario: la desinversión en VMware, filial precisamente desde la compra de EMC por parte de esta enseña. Una compañía inmersa en el cambio de la virtualización al uso hacia la era de la nube y la hiperconvergencia, al mismo tiempo que cambia su modelo de negocio hacia la suscripción.
¿Cómo se articulará la relación futura entre Dell y VMware? Labarga responde sin titubear: "No hay relación más fuere que el hecho de que Michael Dell sea el presidente de las dos compañías y que hayamos cerrado un acuerdo a cinco años vista de desarrollos tecnológicos conjuntos. La verdad es que la relación que vamos a tener es muy parecida a la actual, no va a haber cambios significativos en la forma en que trabajamos con el mercado a medio plazo".
Adelantar el pago de la deuda, ofrecer mayor valor a los inversores y separar las capas más ligadas al software ("aunque Dell también tiene mucho software", puntualiza el ejecutivo) del núcleo dedicado al hardware son los verdaderos impulsores de esta decisión que ha marcado el calendario TIC de este curso.
Un extremo que nos lleva al siguiente punto de la conversación, imperativo en estos momentos: la hiperconvergencia. La tendencia de moda en estos momentos, derivada de la necesidad de orquestar numerosas cargas de trabajo en centros de datos propios y nubes públicas, de manera flexible y sencilla.
"Hemos cerrado con VMware un acuerdo de desarrollos tecnológicos conjuntos para los próximos cinco años"
Sobre la base de la virtualización de VMware, Dell Technologies está apostando por una estrategia basada en la fortaleza de sus dispositivos físicos (sus 'appliances'), justo la tendencia opuesta a la de algunos de los grandes rivales en este terreno, como Nutanix, en plena retirada del hardware.
"Nuestros 'appliances' son el producto número uno de mayor venta y más éxito porque es un desarrollo conjunto de hardware y software que permite cubrir todos los puntos de la convergencia sin preocuparnos de que todas las piezas funcionen, por ejemplo, al cambiar la versión del software", presume Ricardo Labarga.
Más allá de la hiperconvergencia, o como ingrediente inherente a ella, lo que nos encontramos es la progresiva migración a la nube, cada vez de cargas más críticas. Y, al igual que con los movimientos corporativos de Dell, también del fenómeno opuesto: la vuelta de muchos procesos a los centros de datos de toda la vida.
"Las compañías quieren evitar los errores del pasado y no perder las cosas que aportan valor al negocio"
"Muchas empresas han repatriado sus cargas a los CPD tradicionales por un tema de costes. Pero también por la necesidad de seguir manteniendo una infraestructura propia dentro de la casa. Las compañías quieren evitar los errores del pasado y no quieren perder las cosas que aportan valor al negocio, como puede ser contar con capacidades y talento técnico que vaya más allá de ser un gestor o un financiero que administre las diferentes nubes públicas", añade Labarga.
Lo que es indistinto, hablemos de nubes o de centros de datos propios, es el giro de las empresas hacia modelos de pago por uso o 'bajo servicio'. Una fórmula con gran demanda "de flexibilidad y capacidad de escalado" que ha movilizado a todos los grandes fabricantes del sector. En el caso de Dell con APEX, respuesta directa a GreenLake, de su rival HPE, cuyos responsables atacaron recientemente y con dureza la propuesta de nuestro entrevistado de hoy.
Ricardo Labarga no quiere entrar en ataques frontales, pero sí remarca que "sin querer ser pretensioso, tenemos la oferta más extensa, desde los puestos de trabajo hasta los equipos personales, pasando por los servidores y el almacenamiento". A diferencia de sus contrincantes, desde Dell no se marcan tiempos para poner sus productos en este modo de consumo ("iremos viendo según vaya evolucionando la demanda, y habrá mercados y productos donde no tenga sentido hacerlo siquiera"), aunque parece que este camino es indiscutible.
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