Los centros de datos son el corazón de la transformación digital, el lugar donde se procesan y proporcionan los miles de servicios tecnológicos que particulares y empresas consumen a diario. Y ante la explosión que vivimos en estos momentos, no es de extrañar que vivamos inmersos en una ola de inversiones en estas infraestructuras sin igual.
Sin embargo, desplegar uno de estos ingentes edificios no sólo cuesta mucho dinero, sino que también lleva mucho tiempo: entre dos y tres años. Y es que no sólo se trata de levantar muros y dividir salas, sino también equipar el centro de sistemas de energía y refrigeración (sin contar el propio equipamiento de servidores y comunicaciones). Y todo ello cumpliendo exigentes requisitos de seguridad y resistencia ante cualquier incidente.
Contar con estas instalaciones a la velocidad que exige el mercado no siempre es posible. No es de extrañar, por tanto, que la industria tecnológica haya buscado atajos que permitan acelerar los plazos para poner en funcionamiento estos centros de datos en cualquier lugar del mundo.
¿Cuál es ese 'truco' que han encontrado los fabricantes y proveedores de estas instalaciones? Ni más ni menos que copiar el modelo de los clásicos LEGO y apostar por centros de datos modulares y prefabricados, que puedan ser desplegados en apenas un día y completamente equipados en tan sólo seis meses. De tres años a seis meses, sin duda un importante diferenciador para muchos casos de uso.
Estos centros de datos modulares y prefabricados suelen componerse de varias tipologías distintas: módulos de equipos (donde se colocan los servidores), módulos de refrigeración (MEP), de energía y de hidroeléctrica (válvulas y bombas).
Su diseño y forma varía en función de qué es lo que se persiga con el centro de datos en cuestión. Algunos de ellos son diseñados a medida para la instalación final que necesita la empresa o gobierno que lo ha comprado, pero la mayoría intentan utilizar tamaños estándar que imitan a los de los clásicos contenedores logísticos que todos conocemos. De esa forma se facilita no sólo su transporte, sino que también es más fácil colocarlos en lugares diseñados con esas medidas universales y acoplar unos módulos a otros.
"Encontramos muchos casos de uso de estos centros modulares, más allá de las clásicas instalaciones. Por ejemplo, para ser colocados en despliegues descentralizados, como las redes de telecomunicaciones o 'smart cities', o para aprovechar mejor el espacio en sitios donde está muy demandado", explican portavoces de Huawei a D+I. "Es el caso de los hospitales, que en muchas ocasiones quieren llevar sus centros de datos en local a los aparcamientos para sacar más partido de sus edificios para recursos sanitarios".
Sencillos de instalar, resistentes a todo
Esta compañía china presentó en el Mobile World Congress parte de su catálogo de centros de datos modulares, donde pudimos profundizar algo más en las especificaciones técnicas de esta clase de instalaciones. Aun con varios modelos que se adaptan a diferentes exigencias -FusionDC1000A y FusionDC1000C, principalmente-, lo importante es que estos LEGO del mundo digital permiten la suficiente versatilidad como para adaptarse a todo.
A pesar de poderse instalar en apenas un día, estos centros de datos prefabricados están certificados hasta Tier III, la segunda mejor calificación de estas instalaciones, definidos como 'concurrentemente mantenibles'. Para alcanzar esta cota, se les exige que proporcionen una disponibilidad del 99,982% del tiempo, con componentes redundantes y múltiples líneas de distribución eléctrica y de refrigeración (aunque sólo una de ellas activa).
Eso implica no sólo contar con respaldos que actúen en caso de emergencia, sino también determinadas medidas ante catástrofes de todo tipo. Así pues, estos centros de datos modulares pueden resistir incluso a terremotos de nueve grados en la escala de Richter, protección IP55, funcionamiento autónomo y hasta 25 años de vida útil (ampliables a 50 con determinadas modificaciones).
Cuentan además con baterías de litio de respaldo de hasta cuatro horas en caso de que se produzca un apagón de la red eléctrica. Y, para aquellos contenedores que se instalen directamente sobre el terreno, su exterior es a prueba de polvo, agua y golpes; además de contar con cerraduras mecánicas antirrobo de alta resistencia.
Para mantener los servidores refrigerados, estos centros de datos prefabricados cuentan con diferentes tecnologías que pueden equiparse en los módulos dispuestos para ello: desde ventiladores de pared de alta temperatura hasta sistemas de agua (entrada a 20ºC y salida a 28ºC), así como aire acondicionado de precisión e intercambiadores de calor inteligente que aprovechan la temperatura exterior para reducir el consumo energético. O, más interesante si cabe, la combinación de todos ellos.
En términos de coste, podríamos pensar que su mayor precio de instalación hace a esta alternativa desaconsejable, especialmente para grandes centros de datos. Sin embargo, aseguran desde Huawei, se obtiene el retorno de inversión en cinco años, con un ahorro equivalente a 100.000 euros por cada MW instalado.
Habituales en China y Oriente Medio
Esta clase de centros de datos modulares no son una suerte de ficción futurista, sino que ya existen claras implementaciones de ellos en varios puntos del globo. Principalmente, en Asia y Oriente Medio.
En China, la propia Huawei está predicando con el ejemplo con su ingente CPD destinado a sus servicios cloud, localizado en Dongguan. Se trata de un ingente campus de 72.000 metros cuadrados con más de 7.000 armarios en cuatro fases. Según los datos proporcionados por esta misma casa, se prevé desplegar 1000 armarios en seis meses por cada una de esas fases, con una potencia total de 8 MW.
En Arabia Saudí, la compañía Dawiyat (filial de Saudi Electricity Company) obtuvo una licencia nacional de fibra óptica, para cuyo despliegue quería aprovechar la extensa red de subestaciones eléctricas ya instaladas en el país. Eso requería implantar salas de equipos de comunicaciones en muchos de esos lugares, para lo que se optó por estos contenedores exteriores de rápido despliegue y que han sido testados para soportar las temperaturas extremas de la región (de -20ºC a 55ºC).
"Todo el proceso, desde el izado hasta la puesta en marcha, solo tomó un día. Eso reducía tanto el tiempo necesario como los costes en un 85% en comparación con otras soluciones", proclaman desde el fabricante.
Sus vecinos en Emiratos Árabes Unidos, concretamente en Dubái, también han apostado por esta estrategia para sus centros de datos de recuperación ante desastres. Unas instalaciones que, desde las autoridades locales, consideran fundamentales para evitar sustos ante la progresiva digitalización del emirato (con más de 100 iniciativas inteligentes en apenas tres años y 1.000 servicios digitales ofrecidos por 20 departamentos gubernamentales a sus ciudadanos).