Madrid

La región de datos de Microsoft en España, anunciada hace ya dos años y que por el camino ha encontrado apoyo en la infraestructura de Telefónica entre otros socios, verá la luz antes de final de año. Así lo ha confirmado Brad Smith, presidente mundial de Microsoft, durante un encuentro en España, enmarcada en un auténtico 'tour' internacional que ha incluido paradas en países tan dispares como Alemania, Reino Unido o Bruselas.

"Ya no hablamos de años, sino de meses. Será pronto y 2022 será un gran un año muy importante para nosotros", ha indicado el ejecutivo. "Ya está casi aquí, porque hasta ahora los datos estaban en Dublín o Amsterdam. Con estos nuevos centros de datos, podremos ofrecer una menor latencia, y mayor control de los datos sensibles al residir en España y estar cubiertos bajo la ley española y, también, podremos trabajar de forma más intensa en ciberseguridad".

Los tres centros de datos en cuestión estarán ubicados en Algete, Meco y San Sebastián de los Reyes. Ni Microsoft ni el propio Brad Smith han confirmado los datos de inversión o impacto económico directo de estos despliegues, que se enmarcan en los planes de expansión de la multinacional en Europa, "con 17 CPD desplegados al mismo tiempo y una inversión de 12.000 millones de dólares en los últimos dos años".

La siguiente era de la privacidad

Brad Smith siempre se ha mostrado combativo con la protección de los datos personales frente a intromisiones... incluso cuando esas provienen de los gobiernos de turno. En su única entrevista en España, concedida a este medio en 2017, el ejecutivo ya prometía que "Microsoft lucharía hasta el final por proteger la privacidad" ante los ataques, en aquel momento, del presidente Trump.

Ahora, con los ánimos algo más calmados al menos desde la Casa Blanca, Smith sigue manteniendo su firme posicionamiento al respecto. "Europa es la líder en temas de privacidad. Desde la década de los 90, cuando se obligó a informar de que se estaban recopilando datos personales y a pedir consentimientos básicos. Y, desde 2020, con el GDPR, que es un grandísimo paso adelante aunque adolece de lo mismo que en la anterior era: nadie tiene tiempo para mirar y entender todos los detalles de los textos legales".

"Por eso, aún queda por llegar al menos una nueva era en la siguiente década, en la que se marquen unas guías o manuales claros de cómo se pueden y no usar los datos. Y también creo que Europa será quien lidere ese salto", adelantaba Smith.

Entretanto, Brad Smith reconocía las dificultades para "todos los países y economías a la hora de transferir y mover datos. Las diferentes regulaciones y que el Privacy Shield fuera invalidado hace un año complican mucho estos movimientos. Los gobiernos pueden y deben jugar un rol a la hora de modernizar el marco legal, dando más certeza a las empresas y más confianza a los consumidores".

La ciberguerra entre Seattle y Rusia

Smith, abogado y autor reciente de un libro llamado Tools and weapons en el que traza los usos positivos y negativos de la tecnología, no ha eludido la cuestión que ocupa la plana mayor de los informativos de todo el mundo: la guerra en Ucrania. O, en su opinión, la ciberguerra que pasa por una línea de avanzadilla más líquida y difusa de lo que cualquiera podría pensar.

"En este 2022, la guerra se ha trasladado al ciberespacio. Y las compañías tecnologías tenemos una gran responsabilidad ahí, no sólo para apoyar a las empresas que usan nuestros servicios, sino para proteger a la población y la sociedad en última instancia", ha explicado el presidente de Microsoft.

"La línea de batalla en la ciberguerra no es la frontera entre los dos países. Como hemos visto en este caso, la guerra no empezó el 24 de febrero con el lanzamiento del primer misil ruso, sino un día antes, cuando Rusia usó una de estas armas digitales contra 300 objetivos oficiales y bancos para deshabilitar sus sistemas", explicó Brad Smith. "Eso pasó y lo sabemos porque fuimos capaces de vigilarlo y actuar desde nuestro centro de ciberseguridad en Redmond. Así que, en cierta forma, la línea de batalla en la guerra de Ucrania pasa por Seattle".

Esta multinacional destinó 100 millones de dólares para que los servicios del propio gobierno ucraniano, "que corrían en sus propios centros de datos, que podían ser destruidos", pasaran a su nube pública. 

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