Existen algunas proclamas que pasan a los anales de la historia, no por su extraordinaria elaboración, sino por haber sido repetidas hasta la saciedad en causas de lo más noble. En nuestro país, encontramos claros ejemplos de ello como el «Nunca máis», el «Nosotras parimos, nostras decidimos » o el «No a la guerra» que simbolizó las manifestaciones contra la invasión de Irak en 2013. Pero la era digital también requiere de su particular eslogan, uno que reivindique las preocupaciones máximas del sector tecnológico que, pasando por alto escándalos como el de Facebook, tienen más que ver con la creciente proliferación de ataques patrocinados por estados con los unos y ceros elevados a armas de destrucción masiva.

Un «No a la ciberguerra» sería de lo más apropiado en estas lides, y los movimientos de la industria TIC parece que apoyan esta humilde propuesta que desde estas hojas lanza un servidor. Esta misma semana, 34 compañías tecnológicas han firmado el Cybersecurity Tech Accord, un manifiesto que condena con firmeza el uso de las NNTT como nueva arma arrojadiza por parte de los gobiernos de medio mundo (¿alusión a EEUU y Rusia?) y se comprometen a no colaborar con esta suerte de maniobras de dudosa legalidad y -todavía menos- moralidad. Facebook, Microsoft, Cisco, HP, Oracle, Telefónica, Dell o SAP figuran en el listado de empresas que han decidido que esto de la ciberguerra no va con ellos. Una medida noble, como debe ser la causa detrás de cualquier proclama que se precie. 

«Las compañías no ayudarán a los gobiernos a lanzar ataques cibernéticos y protegerán contra la manipulación o la explotación de sus productos y servicios en todas las etapas de desarrollo, diseño y distribución de la tecnología». Eso reza el documento hecho público esta misma semana, en el que se pone de manifiesto un fenómeno que no debería sorprendernos pero, al mismo tiempo, ha de preocuparnos extraordinariamente. Y es que, en el momento que el sector tecnológico (privado) tiene que preocuparse más de no ser 'atacado' (usado, si lo prefieren) en el marco de una ciberguerra que de defenderse de los auténticos ciberdelincuentes, es que algo anda mal en nuestro mundo. Rematadamente mal.