Un país como España, situado en la periferia de su principal mercado, Europa, debe liderar la revolución tecnológica en el sector logístico y de transporte. Hay enormes proyectos de infraestructuras, como la eterna promesa del Corredor Mediterráneo. En los pasillos del Ministerio de Fomento se teme que acabe convertido en una pasarela de suministro entre el Magreb industrial del futuro (¿Alemania pedirá un túnel ferroviario submarino por Algeciras?) y Centroeuropa. Veríamos pasar los trenes como vacas que pastan en el campo. De ahí que, con mentalidad de economía clásica, el propio equipo técnico del ministro Íñigo de la Serna promueva infructuosamente desde hace tiempo un Corredor de nueva creación conectado a través de Lisboa con la vertiente Atlántica peninsular.

Pero no basta ya con disponer de buenas infraestructuras para ser una potencia en la nueva cadena de suministro global. Los grandes fabricantes, reunidos en el North American Manufacturing Excellence Summit, han abordado fundamentalmente este aspecto en su reunión de este año en Chicago. Han hablado los responsables logísticos de compañías como Coca-Cola, Johnson & Johnson, Procter and Gamble o Merck. Uno de los animadores del debate ha sido precisamente Daniel Kaulfus, jefe global de logística y operaciones de Alphabet (Google), quien identifica dos grandes vectores de cambio: la inseminación de los últimos avances en inteligencia artificial (IA) y machine learning en el ámbito de la mecánica y la gestión de mercancías; y el vehículo autónomo, que puede reducir a un tercio el coste del transporte al eliminar al factor humano. Kaulfus se pregunta qué pasará cuando un algoritmo sea capaz de anticipar un retraso en una ruta entre Beijing y Philadelphia y el sistema gestione por sí solo las consecuencias. Los eslabones de la cadena de suministro global podrán moverse entre países casi a tiempo real. De India a Turquía en cuestión de segundos. Impresionante.

Desde el mundo físico, la American Trucking Associations (ATA) estima que, debido al incremento del ecommerce, la mejora de la economía y la mayor eficiencia del transporte de proximidad, se necesitarán 100.000  conductores nuevos al año hasta 2022 en EEUU. Pero las tecnologías para sustituir al humano avanzan tozudas: Amazon prueba la entrega con drones en Londres y Deutsche Post experimenta con un Postbot que puede llevar paquetes de hasta 150 kg acompañando al cartero. Se habla incluso de nuevos roles del transportista, como el de upseller: aprovechará el viaje para vender otros productos al consumidor. La logística, en fin, va ya mucho más allá de las infraestructuras. Y más nos vale estar ahí.

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