Freud decía que "al igual que nadie puede ser forzado a creer, nadie puede ser forzado a la incredulidad". En estos tiempos que corren, el mantra manido y correoso de la transformación digital ha dejado hace tiempo de ser una fe ciega en un futuro basado en la tecnología para pasar, en un tiempo récord, a una etapa de incredulidad sobre los retos y desafíos que plantean técnicas como la inteligencia artificial o la ciberseguridad. Máxime cuando las diferencias entre las empresas que han dado el salto digital y las que no han aumentado de una forma dramática en los últimos años.
El Digital Enterprise Show (DES 2018) que se ha celebrado esta semana en Madrid ha dado buena fe, nunca mejor dicho, de todo ello. No hagamos por repetir frases al uso, pero la avalancha digital que se nos avecina (corrijo: que ya está aquí) está reinventando todos los modelos de negocio, las sociedades mismas, la forma de pensar y actuar como humanos y, en definitiva, hasta el fundamento más elemental de la existencia tal y como la entendíamos no hace tantas décadas.
Paso a paso, en inteligencia artificial cabe mencionar la extraordinaria ponencia de Stuart Russell, profesor de la Universidad de Berkeley, para quien "las tecnologías cognitivas como el reconocimiento de voz, machine translation o el reconocimiento facial han acercado el conocimiento de las máquinas al mismo nivel que al de las personas". Muchas de las soluciones que pudieron verse en las empresas participantes del evento corroboran esta visión, con IBM Watson mostrándose ya como un aliado imprescindible de la industria o la gestión de edificios (ascensores, para ser más exactos) entre otros ejemplos de igual relevancia.
En cualquier caso, estos avances de la inteligencia artificial y su traslación a los negocios hacen preguntarnos, cual duda compartida como Humanidad, dónde están los límites a garantizar, no tanto por las consecuencias de la IA sobre el empleo (que también) sino sobre la ingente cantidad de datos que los sistemas de aprendizaje automático requieren y, por ende, de la privacidad relativa que será necesaria para poderlos alimentar. Tema sensible en un contexto con Cambridge Analytica y el GDPR en el espejo y en el que las barreras del universo social pueden diluirse sin remedio.
En la arena de ciberseguridad, dos son los grandes nombres que han copado el interés durante DES 2018. La primera de ellas Alissa Johnson, exCIO de la Casa Blanca, quien ha acuñado el concepto de "adversario sutil" para referir la silenciosa pero creciente y delicada actuación de los ciberatacantes en nuestros días. El segundo, Aristedes Mahairas, agente especial del FBI a cargo de la unidad de ciberdelitos en Nueva York. Este personaje único, cuya entrevista en exclusiva tendrán el placer de leer próximamente en estas hojas, no oculta la preocupación que supone luchar contra ese enemigo en las sombras, con más recursos y menos dado a cumplir con las normas de cortesía que acostumbran a seguir los cuerpos de la Ley.
Alrededor de 20.974 visitantes de 51 países se dieron cita en esta feria que ha pasado de aspirar a ser el 'Mobile World Congress de la transformación digital' a un 'Foro de Davos' en torno al tema. Y es que, quizás este sea un fenómeno reciente, de minorías (en su cúspide, el resto de la masa se deja llevar o mueve a esa cúpula), pero el interés y la necesidad de la cita siguen intactos. España es un país que avanza poco a poco hacia la economía digital pero sólo con la unión y confluencia del sector TIC podrá sacarse pecho de ello... algún día.
Confrontación política ante la Agenda Digital
La política también ha sido protagonista de esta edición del DES 2018. Tanto por cosas buenas (como la participación del Ayuntamiento de Madrid, al igual que años anteriores, o el interés mostrado por Begoña Villacís en torno a las smart cities) pero también por el 'plante' a última hora del ministro Álvaro Nadal en la inauguración de la cita (argumentando conflicto de agenda con sus responsabilidades parlamentarias), pasando por el debate entre Pilar Marcos (PP), Francisco Polo (PSOE), Segundo González (Podemos) y José Luis Martínez (Ciudadanos) a propósito de la futura Agenda Digital para España.
El debate mostró, desgraciadamente, una enorme disparidad en la estrategia nacional en un tema tan sensible como éste. A las críticas de Podemos y PSOE a propósito de los 'recortes presupuestarios' hemos de añadir propuestas muy generales en este terreno (la mayoría de los partidos están en plena elaboración de sus programas electorales). El PSOE sí anunció una de sus propuestas (BANDERA, para atraer eventos TIC a nuestro país) mientras que el PP -y Ciudadanos- apuestan por la línea continuísta que nos ha permitido ascender hasta la décima posición en el ranking europeo de digitalización.
La flor y nata del sector tecnológico se ha congregado estos días en DES 2018, desde las principales consultoras del mercado (Accenture, Deloitte, Indra, UST Global, Neoris...) hasta startups de toda índole, escuelas de negocio digitales (ICEMD, por ejemplo), pasando por firmas asentadas (T-Systems, SAP...) y propuestas llegadas de India, Suecia o Israel, entre otros lugares.