El sector textil mediterráneo ha sufrido pérdidas millonarias y cierres de empresas debido a la pandemia del Covid-19. De manera ejemplar, algunas compañías han reorientado su producción para dar respuesta a la crisis sanitaria, pero la caída de la demanda afecta a todos los países de la región, en los que el sector textil es muy importante para las economías locales.
Ante esta situación excepcional, el sector debe repensar su posición en el mercado y apostar por la sostenibilidad. El textil es una industria clave que emplea a millones de trabajadores y puede generar un gran número de empleos. El Mediterráneo puede competir con cualquier región del mundo en rapidez de comunicaciones, logística, infraestructuras, mano de obra cualificada, acceso a materiales textiles nuevos y de alta calidad, creatividad y talento para producir.
La fabricación de máscaras en la región fue un soplo de aire fresco que ayudó a disminuir el impacto del coronavirus y demostró la imaginación y la inventiva surgida en el sector textil. Ahora es necesario un plan de recuperación real y tomar medidas para salvar y reiniciar el sector en este contexto de crisis. Un nuevo modelo de desarrollo, fortalecido, que implique un modelo productivo más sostenible con el medio ambiente y la sociedad, y a su vez modernizado por las tecnologías disponibles.
El sector textil, una de las industrias más importantes del mundo, es una industria valorada en 2.500 millones de dólares y emplea a más de 60 millones de trabajadores en toda la cadena productiva, siendo un verdadero motor de desarrollo para la región Mediterránea.
Es obvio que la industria textil mediterránea debería también rediseñar su huella social y medioambiental. Y tener en cuenta los recursos naturales, los problemas de la contaminación, la explotación de personas o animales, la producción y distribución desigual de sus productos. Se trata de un negocio global valorado en más de un billón de dólares, pero debe reinventarse.
Además, la cuarta revolución industrial está ya aquí, ya está impactando en el negocio textil a través de tecnologías de fabricación digital, fabricación aditiva, impresión 3D y nuevas técnicas de diseño computacional. Por tanto, ha llegado el momento de que la industria textil mediterránea se una para abordar el rápido ritmo de cambio y sumarse a la cuarta revolución.
Se pueden tomar muchas medidas, tales como potenciar el valor del "Made in Mediterranean" a través de la acción público-privada en la comunicación mediática, o del desarrollo de una etiqueta que simbolice la calidad, el respeto por el consumidor y el medio ambiente.
También es posible aprovechar la destacada posición del Mediterráneo como productor textil para fortalecer la lucha contra el contrabando y la subfacturación de importaciones, así como para promover el consumo, las inversiones textiles regionales y las asociaciones sostenibles entre minoristas y fabricantes, con una reorganización de la producción basada en la flexibilidad, la rapidez y el nearshoring. Por otra parte, se debe proteger a los trabajadores en las cadenas de suministro y hacer frente a la falta de protección de trabajadores informales.
La pandemia ha revertido la globalización, concienciando de la importancia de las cadenas de suministro regionales, más cortas y simples y por tanto más eficientes, aprovechando la mano de obra local, e impulsando la innovación y el desarrollo de las nuevas tecnologías.
Es conveniente apoyar el retorno hacia la región de un determinado número de actividades industriales que fomenten la economía mediterránea local. El Mediterráneo ofrece la ubicación ideal como base alternativa a Asia lejana, acortando así los circuitos logísticos con la Unión Europea y reduciendo la huella de carbono.
La industria de la moda se ha reinventado en numerosas ocasiones, ahora debe participar en esta revolución hacia la sostenibilidad, yendo más allá de la próxima temporada. Hay buenas perspectivas para la zona si se refuerza la competitividad de las exportaciones mediterráneas, se promueven las asociaciones entre empresas mediterráneas para competir mejor en el mercado internacional, y se crean plataformas que promuevan y atraigan inversiones en la región.
Es el momento de apostar por los jóvenes creativos apasionados por los nuevos valores en la moda, el diseño, la innovación y la sostenibilidad, facilitando las herramientas y oportunidades para influir en las decisiones y crear nuevas perspectivas. El sector textil mediterráneo debe sin duda explorar el potencial de la colaboración.
Durante mucho tiempo la industria textil y de la confección ha dominado los intercambios comerciales en el Mediterráneo. Hoy sigue desempeñando un papel principal en la mejora de las condiciones económicas, especialmente en el sur de la región, donde el sector es de una importancia clave. Alrededor del 40% del comercio europeo de textiles y prendas de vestir va a la región mediterránea. La visión de un desarrollo bilateral dirigido a crear un mercado totalmente integrado debería crear una situación de beneficio mutuo para ambos lados del Mediterráneo.
Por Anwar Zibaoui, coordinador general en ASCAME