Ha sido pasar unas elecciones y llegar un puñado de anuncios de subidas de impuestos. El arte de la política es un género clásico. Pasa el tiempo y no pierde las viejas esencias.
Las reformas que implican esa subida de impuestos son en parte el pago a los fondos Next Generation que necesitamos. Bruselas ha encontrado otra ocasión para atar en corto a esta economía del Sur de Europa de déficit alocado y deuda desbocada.
No somos un país rico y eso se nota en circunstancias como ésta. Tenemos que tirar de deuda propia y europea, con un peaje claro. Y también se percibe nuestra debilidad en las escasas ayudas durante la pandemia a los empresarios y autónomos, muchas menos de las que han recibido sus homólogos europeos. Además de en unas cuantas muestras de falta de fondos en la lucha sanitaria.
Pero centrándonos en lo nuestro, el resumen de lo mejor de la semana de Disruptores e Innovadores (D+I), al ir anotando los temas más destacados uno no puede dejar de asociarlos a la necesidad de reformas urgentes que tenemos que acometer para que todo esto vaya adelante.
En la gestión de una empresa y también en la agenda de cualquier profesional o en la vida misma, uno de los temas más complejos es saber distinguir entre lo urgente y lo importante. Y priorizar su ejecución.
Aquí las reformas importantes son las que pide Europa, porque si no, no llegarán los fondos palanca para salir del bache y dar el impulso digital. Pero al mismo tiempo tenemos un buen puñado de reformas urgentes, por la velocidad a la que va la digitalización que, sin ellas, harán que se paralicen o ralenticen muchos avances.
Un Gobierno con tal cúmulo de reformas requiere del máximo consenso político, interno y externo. Y ya saben que en política a partir del año dos de legislatura sus señorías se ponen estupendos... ensanchan los codos, hinchan la caja de resonancia para lanzar sus mensajes y se centran en pensar que les queda menos de la mitad del mandato para marcharse, repetir o aspirar a más poder.
No nos es propicio el calendario en ese sentido, pero confiemos en que perdure ese espíritu emanado de nuestro Wake Up Spain!, ese pacto social de consenso en torno a la digitalización.
Les transmitiré el relato de reformas urgentes tomando como ejemplo lo mejor de D+I en esta primera semana de mayo.
Cobots y drones
Empezando por el Día del Trabajo, no sólo la administración, sino también los sindicatos y las empresas con sus convenios deben acometer una visión mucho más profunda de la nueva realidad laboral que el mero teletrabajo.
El jueves, D+I contaba que la planta de Ford en Valencia está convirtiéndose a marchas aceleradas en una sinfonía laboral entre plantilla, robots colaborativos e impresoras 3D. A final de año tendrán unos 60 cobots en una zona de la planta donde trabajan 800 empleados. Es decir, cada 15 personas se codearán con una máquina con la que tendrán que entenderse todo el día. Se ha escrito mucho, pero se ha regulado poco. Quizás sea mejor no hacerlo, pero si se ha de regular, que sea pronto para que los planes de negocio no tengan sobresaltos a medio camino.
Un día antes, el miércoles, desde estas páginas se narraba la fuerte apuesta de Zaragoza por los drones, un área en la que les venimos contando las buenas apuestas de Galicia y Navarra. Hay una verdadera carrera por posicionarse en este sector. Los maños se alían con la china EHang para su Hera Dron Hube.
Es urgente la regulación del espacio aéreo en este sentido. Hoy por hoy los drones no pueden sobrevolar a menos de 8 kilómetros de un aeródromo. Si se trata de grandes aeropuertos, quizás el debate sea más complejo. Pero hay un buen puñado de ejemplos de campos agrícolas, donde los drones son pieza clave en su transformación digital, que están cerca de aeródromos en los que primordialmente hay vuelos de placer de avionetas.
Conozco uno muy concreto en una zona muy agrícola donde la administración que lo regula seguramente ya está prevaricando por no haberlo cerrado hace tiempo al saltarse la ley, además de incumplir órdenes de la Fiscalía y de la Guardia Civil. Se plantea también un debate medioambiental: el de una aviación contaminante frente a otra ecológica. Al margen de los detalles, por supuesto que la agricultura no puede frenar sus avances por el placer de unos cuantos, con todos los respectos al derecho al ocio.
Startups y administraciones
Primero hubo una ronda para consensuar la norma con el sector, después se paralizó. Llegó el anuncio de que en semanas se publicaría. Y las semanas han compuesto meses completos sin problemas. La ley de startups sigue sin llegar al Consejo de Ministros.
El sábado conocíamos el informe de GEM de emprendimiento a nivel mundial. Sólo el 6,8% de los españoles tiene intención de emprender, una de las tasas más bajas de los 46 países analizados, sólo por delante de Italia y Polonia.
¿Y por qué no emprendemos? La respuesta también la aporta el informe, la nota (sobre 10) otorgada a la categoría de 'política gubernamental: apoyo y relevancia' descendió de 5,3 a 4,6; la de 'política gubernamental: impuestos y burocracia' , de 5,1 a 3,9; y la de 'programas de emprendimiento gubernamentales', de 6,0 a 5,7.
¿Es urgente esa ley de startups? Absolutamente. Que le coloquen una sirena en la carpeta y la pongan a circular a velocidad de ambulancia hacia Moncloa.
El viernes se publicaba el Barómetro anual de inversión en TIC de las administraciones públicas. Un 20% menos. Pero en hardware, alentados por la urgencia del teletrabajo de los empleados públicos, aumentó un 65%.
La digitalización de las administraciones públicas, cuyo plan se anunció en enero, también entra en el paquete de las urgencias. Por la necesidad de inversión y por inaguantable burocracia entre la que nadamos.
Cada semana tenemos un lloro en este campo. Esta semana la voz que clama es la de Ana Polanco, presidenta de la Asociación Española de Bioempresas en España (AseBio), que el viernes indicaba que somos la novena potencia biotecnológica del mundo pero la apuesta de la administración por la ciencia no se corresponde. Y se necesitan mecanismos de activación.
Las esperanzas de la también directiva de Merck para el sur de Europa están en los Next Generation. Los mismos que con la manifestación de interés de los toolkit ha amortiguado otro de los retrasos, el de la reforma de la digitalización de las pymes que también se anunció en enero, junto a las competencias digitales que también duerme en los cajones de la administración.
Ciberseguridad y 5G
No se marchen todavía, que aún hay más. También estamos a la espera de la ley de telecomunicaciones y de la de ciberseguridad y 5G. Mientras D+I contaba esta semana el Reto Castilla y León Cibersegura, en el que van a invertir 20 millones. Y cómo el Incibe inauguraba el lunes su curiosa Academia Hacker porque faltan 30.000 perfiles de empleados para ciberseguridad.
Y cuando no tenemos ni la quinta generación de telecomunicaciones desplegada ni regulada, en el Foro 5G ya se ha hablado de la llegada del 6G a partir de 2023-24. ¿Qué aportará? Pues la ultraconexión de las máquinas en aquellos puntos en que el 5G, creado para comunicación entre personas, se ve limitado.
En el plano de la ciberseguridad a veces da la impresión de que los mensajes de urgencia los hacen las compañías para que les compren. Pero miren el consejo que transmitía D+I del ex director de la CIA David Petraeus: "Hace falta dar un puñetazo desde las posiciones ejecutivas [de las empresas], desde el sitio del CEO y no desde la gente de IT o el jefe de ciberseguridad". Y son necesarias "legislación, autoridad y apropiaciones de capital humano".
Derechos digitales
Y para concluir con la lista pendiente, la carta de derechos digitales, esa que debe acotar la digitalización humanista que airea el Gobierno. Bien es cierto que el reglamento europeo de inteligencia artificial dibuja límites de ese campo de juego. Pero hay uno que se ha quedado fuera: el de la salud.
Y ahí hay miles de proyectos lanzados este año que deben estar pendientes de qué limitaciones les impondrán. Por ejemplo los impulsores del microondas de Miwendo que puede detectar el cáncer de colon con su cámara 360 que distingue entre tumores malignos y benignos. O el biomodelo anatómico en 3D para operaciones complejas de tumores de Aiju y Avamed Synergy.
Podríamos seguir. Más leyes pendientes y más semanas, meses, años... de espera. Pero nos despediremos con un elogio. A la tenacidad y al sacrificio. Es para Carmen Hinojosa, finalista al premio inventora del año. Ha creado un "cuero" hecho con hojas de piña que evita el horror de los curtidores filipinos. Le ha costado 12 años. Dejó su trabajo, rehipotecó su casa y estudió un doctorado textil.
Si usted es de los que tiene entre manos un proyecto complicado y alguna vez ha pensado en tirar la toalla... inspírese en la hazaña de Carmen. Seguro que si insiste en su objetivo logrará una gran recompensa, aunque sólo sea llegar a la meta... ¿Y por qué no?