En todos los momentos de crisis hay ganadores y perdedores, bien porque el viento sopla de cola o bien porque se sabe aprovechar la situación. En el caso de la pandemia, las tecnológicas fueron algunas de las compañías que salieron reforzadas. Desde la venta de PCs, que volvía a vivir cifras de crecimiento que hacía años no experimentaba, pasando por aplicaciones de colaboración remota y todo tipo de medidas de seguridad para que, una vez que los empleados se situaban fuera del perímetro, la operación y el negocio no sufriera ataques y se quedara fuera de servicio.
Las empresas que más y mejor estaban preparadas para habilitar el teletrabajo a sus empleados fueron las que pudieron adaptarse a esa nueva normalidad que imponía el confinamiento con menos traumas. La situación vivida también volvió a poner sobre la mesa que la digitalización es imprescindible en la economía actual. Pretender trabajar o tener un negocio sin herramientas digitales es como hacerlo sin electricidad: inviable e imposible.
Una de las grandes características del sector tecnológico es la rapidez de su evolución. Algo que, en ocasiones, se convierte en lamento por parte de las empresas, que ven cómo a los pocos años de haber apostado por algún aplicativo o dispositivo, este se ha quedado obsoleto.
Por eso, y con el fin de ayudar a acelerar todos estos procesos de digitalización, desde la Unión Europea se pusieron en marcha unas importantes ayudas económicas, los planes Next Generation. Unos fondos con los que la Unión Europea quiere contribuir a reparar los daños económicos y sociales causados por la pandemia y de los que España recibirá 140.000 millones de euros.
¿Cómo siente el sector tecnológico que van a ser esas ayudas? ¿Se van a materializar? ¿Van a servir realmente de acicate para promover una mayor digitalización?
Parte de este dinero irá destinado a planes de digitalización de la economía. Una de las primeras acciones es el programa Kit Digital, que busca que las empresas más pequeñas y los autónomos puedan tener ayudas en su digitalización. Según se puso de manifiesto en una rueda de prensa celebrada por la asociación @asLAN, este primer grupo de ayudas, de empresa de hasta 50 empleados, está ya prácticamente concedido y algunos directores de tecnología de diferentes ministerios ya están también ejecutando sus respectivos fondos para la modernización de la Administración General del Estado.
Unos datos que, sin duda, invitan al optimismo. De hecho, esta misma asociación tecnológica (que presume de ser la mayoritaria en el sector, con 163 socios) ha llevado a cabo una encuesta entre sus asociados y de ella se desprende que el 57% de las empresas de tecnología creen que el impacto que van a tener los fondos Next Generation en sus resultados económicos será entre un 5 y un 15% de la facturación de este 2022. El resto se reparte casi de manera equitativa entre quienes cifran el impacto en menos de un 5% y los que creen que será superior al 15%.
Como dato curioso, la mayoría de los encuestados creen que el impacto positivo de este dinero europeo será mayor en el sector tecnológico a nivel general que en el de su empresa a título particular.
Para los responsables de @asLAN, uno de los mayores retos es que realmente se puedan ejecutar la mayoría de los fondos previstos, dado que, en ocasiones anteriores, España apenas lograba usar el 43% del capital disponible. “El éxito en la ejecución va a depender de la cadena de valor: desde el fabricante a los integradores, proveedores de servicios, etc. Hay que dinamizar este ecosistema para que la estratega de recuperación con base tecnológica se materialice”, aseguraba Francisco Javier Verderas, secretario general de la asociación.
Cabe señalar, además, que esta encuesta se realizó hace escasas semanas, cuando la invasión de Ucrania por parte de Rusia ya había comenzado. El presidente de la asociación, Ricardo Maté, reconocía que, dado que al inicio del conflicto se pensaba que la guerra iba a ser de corta duración, puede que, de repetirse la encuesta en estos momentos, los resultados fueran algo diferentes, pero asegura que esa sensación optimista permanece entre los asociados.
Habrá que aprovechar ese clima para seguir trabajando en digitalizar toda la economía, sabiendo sacar las oportunidades que muestran todas las crisis.