Tenemos las vacaciones a la vuelta de la esquina, descansaremos, desconectaremos, pero el mundo laboral no parará. Estamos inmersos en una profunda transformación que hará que las organizaciones del mañana no tendrán nada que ver con las actuales, y sólo aquellas que sean conscientes de los cambios que se avecinan podrán prepararse mejor y conseguir una ventaja competitiva en una sociedad impulsada por los datos.
En consecuencia, el futuro del trabajo exigirá a los directivos y resto de la organización un enfoque diferente a la hora de crear y ofrecer un producto o servicio. El futuro del trabajo estará definido por tres conceptos: datos, descentralización y automatización, que cambiarán radicalmente el liderazgo, la cultura corporativa, la privacidad y la seguridad.
¿Queréis saber cómo? Venga, os cuento…:
Eso del Big Data está presente desde hace tiempo. A menudo se le ha denominado la próxima ‘revolución de la gestión’, la cuarta revolución industrial o ‘la próxima frontera de la innovación, la competencia y la productividad’. Lo que vosotros queráis. Mientras que hace sólo unos años las organizaciones aún se esforzaban por comprender el impacto de estas tendencias en su negocio, el Big Data se ha convertido en el estándar corporativo.
El análisis de datos afecta a todas las organizaciones, grandes o pequeñas, tiene un impacto en todas los sectores y es una característica clave de la organización del mañana. Especialmente en estos tiempos ambiguos e inciertos, la analítica permite a las organizaciones detectar oportunidades. El uso de grandes cantidades de datos estructurados y no estructurados y su aplicación a la analítica avanzada permite a las empresas comprender su entorno y aprovechar las oportunidades, lo que les permite seguir siendo competitivas.
La analítica de datos puede ayudar a interpretar el entorno empresarial, permitir a los directivos actuar y dar lugar a un rendimiento superior sostenido y a una ventaja competitiva. La introducción de la analítica descriptiva, predictiva y prescriptiva en su trabajo significa que la forma tradicional de tomar decisiones, basada en la experiencia y los conocimientos, se cambia por la toma de decisiones basada en datos.
Cuando las organizaciones proporcionan a más personas el acceso al conocimiento, el poder se distribuye de forma más equitativa, lo que permite el empoderamiento del equipo dentro de una organización. Este cambio de poder es necesario para beneficiarse plenamente del potencial de la tecnología.
El futuro del trabajo, por lo tanto, dará lugar a organizaciones más planas. En las que el equipo que está en contacto con el cliente o los que participan directamente en la creación de un producto utilizan los datos para optimizar sus decisiones. Esto requiere un cambio cultural en la empresa, ya que los conocimientos en tiempo real de los datos requieren una acción en tiempo real por parte del equipo y sus responsables. Menos directivos y más empleados empoderados cambiarán radicalmente su cultura.
Como resultado, creo que las organizaciones del futuro serán cada vez más una holocracia y, para el que no lo sepa, me refiero a una organización en la que el poder está distribuido por toda la organización, y esto permite la autogestión y la capacitación. Aplica una gestión descentralizada y una gobernanza organizativa en la que la autoridad y la toma de decisiones se distribuyen y delegan mediante equipos autoorganizados. En una holocracia, el liderazgo es un elemento que facilita la capacitación de los empleados.
Una vez que los procesos y los puntos de contacto con el cliente se hayan informatizado, los datos se convertirán en el denominador común de la organización y éstos podrán compartirse fácilmente con otras empresas colaboradoras, partners…, lo que dará lugar a numerosas oportunidades para aumentar la eficiencia dentro de, por ejemplo, la cadena de suministro y mejorar la colaboración, productividad y eficiencia de todas las partes implicadas.
Blockchain podría convertirse en el ‘estándar de oro’ para las cadenas de suministro. El futuro del trabajo se basará en una única ‘fuente descentralizada de la verdad’ cuando se intercambie valor entre las partes ya que, en un sistema descentralizado, los datos se vuelven inmutables, verificables y rastreables, lo que significa que la procedencia de los datos o de los productos ayudará a que la organización del futuro sea más eficiente y transparente. Las organizaciones pueden crear valor colaborando sin esfuerzo y en tiempo real con una red de actores de igual a igual.
Gracias a blockchain, el futuro del trabajo será más eficiente, transparente y seguro. La liquidación de las transacciones tardará minutos en lugar de semanas, la causa de los productos defectuosos podrá encontrarse en minutos en lugar de días, y sus redes serán más seguras y resistentes a los hackers. Además, blockchain permite a las organizaciones integrar la gobernanza de los datos directamente en la red, llevando el código a los datos. Leyes, normas y reglamentos pueden programarse en el código y almacenarse en una cadena de bloques para que se apliquen automáticamente, algo que, sin duda facilitará la gobernanza. El libro mayor puede actuar como prueba legal para los datos y aumentar la importancia de la propiedad de los datos, la transparencia y la auditabilidad.
Con el futuro del trabajo, los smart contracts eliminarán cada vez más la necesidad de juicio humano y minimizarán la necesidad de confianza. Cuando se combinan múltiples contratos inteligentes, junto con la inteligencia artificial y la analítica, es posible automatizar totalmente la capacidad de toma de decisiones, y esto dará lugar a un paradigma completamente nuevo en lo que a la gestión de la compañía se refiere y puede dar lugar a nuevos diseños organizativos completamente dirigidos por código informático, las llamadas Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO).
Y sí, el futuro del trabajo bien podría ser sin empleados. Las organizaciones del mañana dependerán en gran medida de la inteligencia artificial. Conocemos numerosos ejemplos de inteligencia artificial aplicada, y también somos conscientes de no volvernos locos con la IA y hacer las cosas con ‘sentidiño’ y con un por qué. No obstante, la inteligencia artificial ofrece a las organizaciones la oportunidad de mejorar sus procesos y puntos de contacto con el cliente mediante la fusión de las capacidades humanas y las de las máquinas.
La inteligencia artificial es una disciplina cuyo objetivo es desarrollar máquinas inteligentes. La IA consta de varios subcampos: el aprendizaje automático, o machine learning, un subconjunto de esta tecnología que permite a las máquinas aprender de los datos. El aprendizaje por refuerzo, que es un subconjunto del machine learning y se centra en agentes artificiales que utilizan el ensayo y error para mejorar. Y el aprendizaje profundo, o deep learning, y que también es un subconjunto del mismo y que pretende imitar el cerebro humano, aunque está muy lejos, para detectar patrones en grandes conjuntos de datos y beneficiarse de esos patrones. Y, por cierto, no perdamos de vista el aprendizaje de transferencia, donde la IA puede aplicar el conocimiento de un dominio a otro.
Dicho esto, en lo que respecta al futuro del trabajo, hay tres ámbitos en los que la inteligencia artificial tendrá un mayor impacto: el mundo humano, el mundo físico y el mundo de la información. En el mundo humano, veremos predominantemente sistemas cognitivos en los que la IA colabora directamente con los humanos. El mejor ejemplo serían los chatbots. Los chatbots no se harán cargo por completo de un call center, sino que ayudarán a las personas que allí trabajan a gestionar mejor su trabajo.
La inteligencia artificial y el mundo físico giran en torno a los robots y AGVs. Aquí, los robots y AGVs ayudarán a los humanos en su trabajo, o se encargarán completamente de ciertas tareas, por ejemplo, en las fábricas. Las primeras fábricas oscuras, y que se llaman así porque está oscuro debido a que ya no hay humanos trabajando y se puede ahorrar luz… aunque con estos precios alguna más se apuntará a eso de la oscuridad, son un ejemplo de la integración de la IA en el mundo físico. También meteríamos aquí a la integración de exoesqueletos para ‘aumentar’ a los trabajadores de las fábricas en su trabajo.
Por último, el aprendizaje automático se ocupa del mundo de la información. Se trata de máquinas que utilizan datos para aprender. La mayoría de nosotros nos hemos acostumbrado a ello en nuestro trabajo y fuera de él, donde los algoritmos nos ayudan a encontrar una página web o un determinado producto o libro.
El futuro del trabajo implicará la integración perfecta de los tres ámbitos, donde los sistemas cognitivos aumentan las interacciones humanas, la robótica sustituye a los humanos o interactúa directamente con ellos, y el aprendizaje automático ayuda a dar sentido a la avalancha de datos que nos llega. Juntos, estos tres sistemas automatizarán y mejorarán el trabajo en el futuro, cambiando así la noción del propio trabajo.
Como vengo diciendo a lo largo del artículo, el denominador común del futuro del trabajo son los datos, y las organizaciones del mañana serán organizaciones basadas en datos. Y ojo, esto no sólo conlleva enormes oportunidades, también, y es mucho más importante, enormes responsabilidades. Permite ofrecer el mejor producto o servicio al cliente, pero sólo si se respeta al cliente y a los datos que se dispongan de éste.
La ética, la privacidad y la seguridad deben estar grabadas a fuego y manteniendo inalterables ciertas consideraciones, entre las que se me ocurren:
- En primer lugar, las organizaciones deben ser transparentes, para que los consumidores sepan lo que se hará con los datos recogidos, hoy y en el futuro.
- Es necesario mantener una comunicación sencilla y comprensible, para que todos, incluidos los ‘inmigrantes digitales’, entiendan lo que se hace con los datos. Esto significa simplificar los términos y condiciones para que de verdad se puedan leer y no supongan una tortura.
- Todos los datos deben estar bien protegidos y encriptados. Aunque Blockchain permite que los datos sean muy seguros, los datos no descentralizados siguen siendo apetecibles para los hackers. Allí donde se recojan datos, los ‘malos’ estarán al acecho, y cualquier organización debe asumir que puede ser pirateada y lo será, con lo que las barreras para llegar a la información deberán ser las máximas posibles. Y pensad una cosa: si los datos son vuestro activo más importante, obviamente debería requerir la máxima atención. ¡Ah! Por favor, la organización que quiera ganarse la confianza de sus usuarios/clientes, debe devolver el control de los datos siempre que sea posible, tal y como comenté en mi tribuna del mes pasado. Si el cliente generó los datos, éste es el dueño y debe controlarlos.
- Por último, la privacidad debe formar parte del ADN de la organización, para que todos el equipo comprenda su importancia. El desarrollo de una marca de calidad, para garantizar que las organizaciones se adhieren a estas directrices, podría ser imaginable/deseable.
La organización del mañana no podrá sobrevivir mucho tiempo si ignora estas directrices éticas. Los costes de transición para los clientes / usuarios no harán más que disminuir, sobre todo cuando la propiedad de los datos vuelva a éstos. Una vez que hayamos alcanzado una sociedad descentralizada, el poder recaerá en las personas y las organizaciones tendrán que centrarse simplemente en desarrollar el mejor producto y ofrecer el mejor servicio.
Ya para terminar, permitidme que recapitule un poco. El futuro del trabajo gira en torno a los datos, la descentralización y la automatización. La recopilación de datos puede ayudar a todos los aspectos de su negocio, desde el desarrollo de nuevos productos hasta la mejora de la eficiencia operativa. Los datos conducen al conocimiento que, en última instancia, impulsa la toma de decisiones.
Para convertir vuestra empresa actual en una basada en datos, hay mucho trabajo que hacer: debéis digitalizar procesos, distribuir datos a través de la nube o utilizando blockchain, utilizar análisis de datos para detectar y aprovechar oportunidades y automatizar las tomas de decisiones utilizando inteligencia artificial y contratos inteligentes. En cada uno de estos pasos, debéis tener en cuenta las directrices éticas para aseguraros de que estáis respetando la privacidad y la seguridad de las personas que forman vuestro equipo y de vuestros clientes/usuarios.
El futuro ya ha empezado, actuar en esta línea os aportará una importante ventaja competitiva, pero, tranquilos: podéis iros de vacaciones. A mí, si me disculpáis, me volvéis a leer en septiembre. Feliz verano.