Mañana se entregarán los premios a la mejor innovación en España, los D+I Innovation Awards 2023, una cita imprescindible para nuestra industria digital.
Conoceremos los proyectos más innovadores y disruptivos en digitalización, aquellos que mayor impacto tienen en su organización, en el mercado o en el ecosistema, teniendo en cuenta su alineamiento con los criterios de sostenibilidad y por supuesto su potencial de desarrollo.
Se recocerá a la mejor Startup o Scaleup, a la mejor aceleradora / incubadora, al mejor inversor, al mejor proyecto de digitalización en pyme, a la mejor iniciativa impulsada por centros y parques tecnológicos, al CIO del año, al mejor proyecto de investigación, al mejor proyecto público a la digitalización y sin olvidarnos de la mejor iniciativa digital en Latinoamérica. Enhorabuena a los organizadores, candidatos, premiados y jurado, del cual tengo el gran honor de formar parte.
Quiero aprovechar esta oportunidad para hacer una reflexión sobre el valor de los premios. A lo largo de mi vida he tenido la gran suerte de ser jurado de premios de gran relevancia, como los que se entregan mañana. También los he recibido en nombre de las empresas en las que he trabajado e incluso alguno en reconocimiento de mi labor en estas empresas.
Empecemos por el organizador, que tiene el gran mérito de identificar y poner en valor una actividad, un sector, un ecosistema, al mismo tiempo que reclama su legitimidad para hacerlo. Si un organizador no tiene el respeto y el reconocimiento del sector al que premia, los premios tampoco lo tendrán.
Una pieza fundamental los candidatos, sin ellos no hay premios. Cuanto más se presenten mejor. Mi experiencia es que presentarte ya es un premio, porque has identificado que algo estás haciendo bien, luego ganaras o no, pero están poniendo de manifiesto tu esfuerzo y el de tu organización por hacer las cosas mejor.
Sin duda, la figura más protagonista del acto es el receptor, la persona o empresa que lo recibe, por sus esfuerzos, sus resultados o sus éxitos. Un gran reconocimiento porque de alguna manera se está diciendo a la sociedad que, tú o tu organización, sois los mejores en esa categoría, que la labor desarrollada es de alguna manera excepcional y que sois un ejemplo que seguir.
Pero después del hecho en sí, de haber sido reconocido y el momento de vanidad que todos tenemos, queda algo más importante, el impulso para todos los trabajadores de la organización premiada, el impacto positivo en su reputación y la garantía que supone para sus clientes y proveedores. Como consecuencia de todo ello, la mejora de su cuenta de resultados y su competitividad.
También tenemos otra figura que es la persona que lo entrega, ya que, de alguna manera, se está reconociendo su valor o el de su empresa en el ecosistema sectorial.
Y por último, el Jurado que prestigia los premios y garantiza un resultado justo. Un buen Jurado es fundamental, tienen que ser expertos y si es posible de reconocido prestigio.
Al final todos ganan, el Organizador, legitimidad como pieza clave del ecosistema; los Candidatos, porque han identificado sus propuestas de valor; los Premiados porque pueden utilizarlos para fidelizar y captar nuevos clientes al mismo tiempo que mejoran su reputación; los Entregadores protagonismo y por último el Jurado que tiene la oportunidad de aprender estudiando los casos y evaluándolos. Un win-win-win.
Por todo ello soy un fan de los premios, y creo que tenemos que conseguir exprimir más su valor. Todos los casos presentados, los finalistas y los premiados deberían ser fuente de inspiración para todo el sector, porque de todos podemos sacar aprendizajes para nuestras organizaciones y para nosotros mismos. Enhorabuena a todos los premiados y a todos lo que aprenden de estos grandes ejemplos.
Muchas gracias al equipo de D+I por contar conmigo como Jurado de estos magníficos premios. Nos vemos mañana en los premios D+I Innovation Awards.