“España encabeza la segunda división de los países en materia de digitalización, cuando en temas de infraestructuras sí estamos en la Champions League”. La autora de este diagnóstico tan cristalino es Carina Szpilka, presidenta de Adigital, una de las principales asociaciones del sector digital en nuestro país.
Esa dualidad, la irónica conclusión de contar con las mejores autopistas de Europa pero sin saberles sacar todo el provecho, es una constante en el discurso de la líder de Adigital: “Tenemos una oportunidad histórica de transformación tecnológica y tenemos las infraestructuras, fibra y redes móviles, muy bien montadas. Estamos bien preparados. Ahora sólo hace falta que seamos capaces de aprovechar la ola y encarrilar todos los servicios en esas autopistas”.
Cómo hacerlo es la pregunta necesaria en este punto, y Carina Szpilka lo tiene claro: “Al final, el tejido productivo español está muy basado en pymes y en algunos sectores que han sido históricamente tractores. Algunos de ellos, como la banca, está ya muy digitalizada y modernizada. Pero hay otros muchos donde hay que seguir trabajando, especialmente en las pequeñas y medianas empresas”.
En cualquier caso, la portavoz de Adigital gusta de sacar una lectura positiva del camino recorrido hasta ahora. “En un estudio que realizamos, medimos la contribución directa, indirecta e inducida de la economía digital en España. Y obtuvimos un 19% del PIB, que es una contribución importante aunque lejos del 30% de China, pero cercana al 23% de Estados Unidos”, afirma. “Hablamos del segundo sector con más contribución al PIB, solo por detrás del inmobiliario, con lo que ya empieza a ser muy relevante en el montante total”.
El debate de Glovo y la 'tasa Google'
Carina Szpilka, al igual que los representantes de otras asociaciones y patronales como Ametic, mantiene conversaciones frecuentes con la Administración para tratar de guiar la senda digital del país hacia buen puerto. Cree, al respecto, que “hay una buena sintonía con el Gobierno, que está escuchando las recomendaciones que le estamos planteando”, aunque no duda en dejar claras las peticiones de su organización al Ejecutivo nacional.
“Tenemos recomendaciones muy sólidas que hacer. Una está relacionada con la conectividad, porque aunque partimos de una buena posición, tenemos ahora por delante el despliegue de las 5G. Debemos asegurarnos de que se configure un entorno que favorezca y promueva las tecnologías habilitadoras”, defiende Szpilka.
“El segundo de los bloques tiene que ver con la seguridad, regulación y fiscalidad. Ahí lo que pedimos es un entorno de confianza y transparencia para la economía del dato, con la protección de datos como elemento clave”, afirma la experta. “Necesitamos una regulación transversal, tecnológicamente neutral, y que sea válida para el futuro, especialmente de cara a la configuración del mercado digital europeo único”.
Al respecto, desde Adigital no olvidan uno de los puntos habituales de conflicto con el Gobierno: involucrar a los nuevos actores digitales -especialmente aquellos relacionados con las economías de plataforma, como Cabify o Glovo- en una regulación amigable o, cuanto menos, no destructiva.
“Nosotros siempre hemos luchado por crear una mesa de trabajo conjunta en la que se sienten todas las partes, y estamos trabajando estrechamente con la CEOE en ello. Lo único que pedimos es que se vea el conjunto, que no se queden solo con una de las dos perspectivas, que puedan entender todo el impacto que generan estas plataformas. Al final están creando más de 15.000 empleos y hay más de 65.000 comercios adscritos a estos servicios a los que se les está facilitando vender digitalmente, con una actividad económica de alrededor de 700 millones de euros”, afirma Szpilka.
Preguntada directamente por el debate sobre las condiciones laborales que se dan en esta clase de plataformas, la directiva de Adigital es clara: “¿Hay que proteger a los trabajadores? Sin duda, pero también entender que esta clase de dinámicas ocurre en mucha parte de la economía y que probablemente van a ocurrir cada vez más. Entonces hay dos opciones: prohibirlas o entender los modelos, establecer unas líneas rojas pero dar flexibilidad para que puedan ser una manera de dar empleabilidad en el futuro”.
A ello se le suman las reivindicaciones ligadas propiamente a la fiscalidad: “Hace falta una fiscalidad adaptada al siglo XXI, un marco tributario que se adapte a la economía real, pero también a la digital. Y que sea de consenso internacional”, defiende la directiva.
Una alusión a la conocida como 'tasa Google' a la que el sector digital le tiene poco cariño: "Hay que entender que si una empresa tecnológica grande abre un centro en España y da trabajo a mil personas, son gente ya formada que luego irá a otros sitios y transmitirán ese conocimiento. Nos consta ya que hay compañías que no quieren invertir por esa situación de inseguridad tan grande. Este impuesto, además, afectará más a las pymes tecnológicas que a las pocas subsidiarias que facturan por encima del límite establecido, siendo otro freno más para emprendedores en nuestro país", afirma la directiva de Adigital. "Además, estos impuestos al final tendrán un impacto negativo directo sobre el bienestar de los consumidores españoles, porque al final se repercutirá en ellos esta tasa".
'Stock options' y formación
En la arena digital, la pandemia que hemos y seguimos viviendo trae consigo una oportunidad inusitada: atraer empresas y talento a nuestro país en estos tiempos de teletrabajo y deslocalización del conocimiento.
“Tenemos dos centros tecnológicos muy importantes en España, que son Madrid y Barcelona, que están creando empresas con mucho potencial. Pero las herramientas que les damos son insuficientes”, sentencia Szpilka. “Volviendo a la fiscalidad, nos tenemos que tomar en serio cambios como el de las ‘stock options’ [acciones otorgadas como compensación a los trabajadores de una startup en nacimiento], porque es una de las motivaciones más importantes que hay para emprender y ahora mismo lo que hay es un obstáculo que desincentiva completamente el desarrollo de esta clase de empresas”.
“Ahora mismo tenemos una promesa del Gobierno, de hace dos años, de corregir este asunto, pero solo eso. Nuestra valoración es que cada día que pasa es un día perdido y nos tenemos que tomar en serio esta oportunidad. No puede ser una promesa de futuro porque el resto de países no esperan”, sentencia.
Por último, Szpilka aspira a romper con las limitaciones actuales que llegan de la base: la educación digital: “Tenemos que implantar un plan de educación digital desde la etapa infantil hasta las titulaciones universitarias, con un plan de transformación de formación digital a trabajadores y autónomos".
En la parte de formación es donde Szpilka es especialmente dura con la situación actual de nuestro país: “Necesitaríamos al menos dos generaciones para que los jóvenes que acceden al mercado de trabajo lo hagan con el mismo nivel de capacitación digital que las economías más avanzadas”.