El hidrógeno podría representar entre el 6 % y el 25 % del consumo energético mundial para 2050. Concretar una cifra en esta horquilla tan amplia dependerá de las iniciativas e infraestructuras que se desarrollen en los próximos años para poder competir con el resto de energías alternativas.
Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘Hydrogen on the horizon: Ready, almost set, go?’, elaborado por el Instituto de Investigación de Energía Eléctrica de Estados Unidos (EPRI, por sus siglas en inglés) y la firma de análisis PwC.
Actualmente, Asia y Europa parecen más centradas en la demanda, mientras que Oriente Medio y el norte de África se están enfocando en el suministro de hidrógeno.
En el caso de Asia, los países de este continente están centrando sus esfuerzos en el uso del hidrógeno como combustible líquido, tanto en forma de amoníaco como de combustible para el transporte marítimo y por carretera.
Europa, por su parte, está más centrada en el empleo de esta fuente de energía para descarbonizar los sectores de la industria y el transporte. Mientras que en Norteamérica y América del Sur han orientado sus estrategias a la producción para su propio consumo y exportación.
“La forma en que los países quieran producir y consumir energía limpia, y sus prioridades nacionales inmediatas, determinarán el desarrollo del hidrógeno a gran escala y la absorción por parte del usuario final”, ha afirmado Angela Wilkinson, secretaria general y directora ejecutiva del Consejo Mundial de Energía, durante la presentación del informe.
“Identificar las prioridades del usuario final y los factores desencadenantes de una mayor demanda es fundamental para comprender mejor el potencial real del hidrógeno en la creación de futuros sociales descarbonizados”.
Búsqueda del equilibrio entre oferta y demanda
El informe, publicado a finales del mes de julio, recoge que la llamada ‘economía del hidrógeno’ se encuentra en una etapa inicial de desarrollo. Hoy en día, este mercado se enfrenta al problema ‘del huevo y la gallina’ entre la oferta y la demanda. Ninguno de los dos factores tiene actualmente un volumen lo suficientemente significativo para dar impulso al otro y ayudar a establecer la cadena de valor completa.
Por un lado, diferentes tecnologías de hidrógeno se encuentran en distintos niveles de madurez, lo que contribuye a un panorama complejo con múltiples caminos y enfoques. Por otro, el interés por el hidrógeno como vector energético está aumentando en todo el mundo a medida que los países y las empresas exploran su potencial para descarbonizar sectores a través de energías más ‘limpias’.
Si bien, según apunta el documento, su verdadero potencial sigue sin estar claro, existe cada vez más interés sobre las nuevas oportunidades económicas y sociales que es capaz de proporcionar. En particular, para apoyar la recuperación posterior a la actual pandemia.
“Esta década es crucial para desarrollar proyectos e infraestructura para producir, transportar, importar, distribuir y utilizar hidrógeno a gran escala. Si lo hacemos con éxito en los próximos años, se puede allanar el camino para que la demanda crezca exponencialmente más allá de 2030”, defiende Jeroen van Hoof, líder mundial en energía, servicios públicos y recursos de PwC en Países Bajos.
Diversidad de enfoques y oportunidades para el empleo
El informe del Consejo Mundial de Energía apunta a que, debido al creciente interés comercial y apoyo político, existe la necesidad explorar y desbloquear las oportunidades reales del hidrógeno para comprender mejor su potencial en los sistemas energéticos y en la transición energética.
En el documento se identifican cuatro áreas en las que es imprescindible trabajar a escala mundial. Una de ellas es la aceptación de las diferentes estrategias que se están siguiendo entre países y regiones para abordar casos de uso y explorar diferentes tecnologías.
En segundo lugar, se advierte de que una simplificación excesiva puede menoscabar la innovación. La exclusión de determinados enfoques de forma prematura podría bloquear tecnologías que en el futuro sean más rentables.
También se llama la atención sobre cómo la conversación actual sobre el hidrógeno se centra en gran medida en el suministro, ignorando el papel de los usuarios. Las discusiones deben explorar qué se necesita para activar la demanda, con un enfoque específico en el desarrollo del hidrógeno, infraestructura y una cadena de suministro global.
Y, por último, el estudio destaca positivamente que varias estrategias nacionales recogen el papel del sector del hidrógeno como impulsor del empleo al ofrecer nuevas oportunidades laborales. “El hidrógeno tiene el potencial de crear empleos calificados a lo largo de toda la cadena de valor, que conecta a casi todos los sectores de nuestra economía global”, ratifica Van Hoof.