Michael Sayman, el niño prodigio que entró en Facebook con 17 años en contra de sus profesores
Antes de los 25 años, este joven de padres de Bolivia y Perú con pocos recursos ya había trabajado en Facebook, Google o Roblox.
5 octubre, 2021 01:20La historia de Michael Sayman parece propia de una fábula: entró a trabajar en Facebook como becario, con 17 años y se quedó. Era el empleado más joven. De ahí pasó a Google. A comienzo de 2021, saltó a Roblox, poco antes de su salida a bolsa. ¿Cómo se hace todo esto antes de los 25 años?
El genio de la programación, nacido en Miami de padres de Bolivia y Perú, hace repaso -y en parte ajuste de cuentas- en su libro APP KID. El título que salió al mercado hace diez días, se estrenó en inglés y en español, las dos lenguas en las que creció, piensa y se comunica el autor.
La historia se remonta a una proto red social, el Club Penguin de Disney, un espacio virtual donde los críos podían jugar e interactuar entre sí. Sayman llegó a tener tal obsesión por el juego que quiso poder modularlo a placer. Esa fue su motivación inicial para aprender a programar, aunque él no sabía que se llamaba así esa forma de crear aplicaciones.
Su primera invención fue una aplicación sobre el mencionado Club Penguin. Tenía toda la información y los mejores trucos de personalización. Funcionaba en iPhone. Se decidió a hacer una versión de pago y llegaron los primeros cheques a casa. Lo hizo en el momento adecuado, cuando sus padres, en plena crisis financiera no podían afrontar los pagos del restaurante que daba sustento a la familia.
Sayman, todavía un niño, era el pilar financiero del núcleo familiar. Poco después llegó el éxito 4Snaps, una aplicación más social y todavía más exitosa. Mientras los medios se morían por cubrir su historia y comenzaba a despertar interés en Silicon Valley, su colegio le reclamaba mejores notas y pagos atrasados.
Una escuela de prestigio en la que no encajaba
Su colegio no era un colegio cualquiera. Sus padres, con gran esfuerzo, llevaron al pequeño Michael al Colegio de Belén, de los jesuitas. Una institución de más de 200 años si se tiene en cuenta su apertura en La Habana, el mismo centro donde estudió Fidel Castro.
Después, con la llegada de la Revolución, la escuela se trasladó a Miami. Desde entonces, se ha convertido en la fábrica masculina de líderes en la ciudad: del alcalde actual, Francis Suárez, a conocidos políticos, legisladores, artistas, ejecutivos y periodistas.
Sin embargo, Sayman y la institución no estaban hechos para entenderse. Desde su centro de estudios se le hizo ver que no era conveniente ir a la entrevista con Facebook en California, que era algo que podía esperar. Él agarró la oportunidad, se aferró a ella. Sus notas no eran tan destacadas como para entrar en una universidad puntera tras conseguir el diploma de secundaria. De hecho, la escuela no estaba por la labor de darle el título si su padres no pagaban antes los meses atrasados en el pago.
Verano de 2014, lejos de casa
Aunque Facebook pudiera parecer un producto 100% 'made in California', no lo es tanto. O no lo son sus raíces: fue creado en un dormitorio de la universidad de Harvard, en la costa este, por un brasileño que estudió en Miami, Eduardo Saverin. Más recientemente, ha contado Sheryl Sandberg, la directora de operaciones, que creció en North Miami Beach. Sayman estaba solo pero le prestaron atención.
En el libro, Sayman destaca cómo la paciencia de los compañeros de Facebook fue clave para su expansión intelectual. Fue en esa época cuando dio un paso importante en su vida, admitir públicamente su homosexualidad.
“Tuve mucho miedo. Temía que los amigos de la escuela me rechazasen. O mi familia. Pero no, lo aceptaron. Y fue increíble. Es un gran progreso. Creo que en eso Miami es más abierta que otras ciudades”, sostiene el joven programador.
La pujanza de Miami
En la tarde del domingo, Sayman celebró un coloquio organizado por Books&Books, la librería más conocida de Miami, junto a la alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava.
Ambos dialogaron sobre algunas de las lecciones de su obra y cómo hacer de este condado tan pujante y en el centro de atención tecnológico, un ecosistema más inclusivo. “Miami tiene la diversidad en su origen. Los que estamos aquí lo llevamos en nuestro origen, presente y futuro. Esto no se ve en ninguna otra ciudad del país”, proclamó Sayman.
Seguir la estela
La obsesión del joven programador es que otros sigan su camino. “Crecí con unos padres que montaron su negocio, a su manera, sin demasiados conocimientos, pero con una meta clara, buscar un mundo mejor. Crecí cuando ellos lo tuvieron más duro. Descubrí que yo podría tener una vida mejor si tenía acceso a los recursos adecuados”, defiende.
Sayman considera que programar no es cuestión de escoger un lenguaje, sino de aprender a pensar diferente. Y se despidió con un deseo de inclusión para la nueva ola de tecnología en Miami: “Es increíble lo que se está viviendo de inversión y la atención que está consiguiendo Miami. A la vez, me gustaría encontrar formas de involucrar a la comunidad, a la gente de Miami. Si esto no sucede, no tiene sentido. Si El Doral, Hialeah o Little Havan no están, no sirve de nada”.