Tenis, fútbol y fútbol. Alcaraz, España-Inglaterra, Argentina-Colombia. Un domingo para pasar el día pegado al televisor. O casi, en Miami muchos vieron los dos primeros partidos por la pantalla y el último en directo. Una suerte, claro, pero también parte de un problema.

La última semana ha dejado en evidencia que, a pesar de la obsesión por la seguridad, no es efectiva. Basta con recordad los sucesos en las gradas durante el partido entre Uruguay y Colombia. O, el intento de atentado contra el presidente Trump. Cuando el acceso a armas es tan sencillo y la violencia se alienta, es difícil frenar después.

La final en el Hard Rock Stadium tuvo ahí uno de sus puntos flacos. Muchos con entrada consiguieron acceder al estadio y otros con ticket lo tuvieron complicado. Ilógico, injusto y, sobre todo, un toque de atención de cara a la celebración del próximo mundial. No solo en Miami, sino en todo el país.

'Sports-tech'

La intersección entre deporte y tecnología no tiene marcha atrás. En Estados Unidos es raro hacer deporte y no medir el rendimiento, la mejora, la quema de calorías, pérdida de peso, nivel de glucosa o la métrica que se decida.

Más allá del "no pain, no gain", hay un nuevo mantra, muy asociado con la productividad y los negocios: "Lo que no se mide no se puede mejorar". Es decir, dejar las sensaciones de lado y tratar de objetivar dentro de lo posible.

Esto desbloquea una interesante intersección: la del big data y el deporte. ¿Les suena? Sí, la película de Moneyball. O la misma lógica aplicada en el "strenght in numbers" de los Golden State Warriors de Curry.

Es decir, sillón-ball, sí, mucho. Los deportes se siguen como espectáculo y son un gran negocio visual y comercial, con anunciantes, productos, patrocinios, eventos que se desbloquean a partir de la presencia en pantallas, pero también escaparate comercial, aspiracional casi, junto con la narrativa clásica del proceso de creación de héroes.

Tampoco tiene freno la Messi-Manía.  A pesar de la lesión en la final, este triunfo de Argentina apuntala uno de los pilares del soccer en Estados Unidos. Engrandece su figura y abre la puerta a más acuerdos comerciales. ¿Hemos contado ya que su paso por Miami está conectado con la creación de una nueva ciudad deportiva? Ahí se espera jugar el próximo mundial y ese será

Por eso los altercados en el partido entre Colombia y Uruguay o el disparo al presidente Trump son especialmente relevantes, porque es imposible pensar en eventos sociales, espectáculos de masas y mostrar esto al mundo si no se puede garantizar la seguridad.

El sillón-ball terminará por ser la forma de consumo de deporte preferente si no se ataja ya. Antes del Mundial de fútbol y antes de que demasiado tarde.