El lanzamiento y la rápida adopción de ChatGPT el año pasado causó un tsunami de varias olas en el sector tecnológico. La fiebre por la inteligencia artificial fue tal que ahora todo producto es lanzado con la marca "IA" a su lado.
El consumidor quiere este tipo de tecnología para simplificar las tareas que lleva a cabo en su día a día. Sin embargo, la sobreexplotación del término está comenzando a causar cierto rechazo entre los consumidores.
Así lo asegura un estudio realizado por la Universidad de Washington que podría dar un vuelco a cómo los departamentos de marketing integran el vocablo en sus estrategias de comunicación y marca.
En el estudio, sus responsables entrevistaron a 1000 adultos residentes en Estados Unidos. La conclusión es que los productos que en su descripción emplean las palabras “inteligencia artificial” son menos populares entre los consumidores.
La clave se encuentra en la percepción del comprador potencial. La palabra del momento se ha vuelto tan popular que acaba causando el rechazo y la pérdida de la credibilidad.
Uno de los ejemplos mencionados en el estudio es un experimento en el que un grupo de participantes fue dividido en dos. Al primer grupo se le presentó un modelo de smart TV sin ninguna referencia a la inteligencia artificial en su descripción. Al segundo grupo se le mostró el mismo televisor, pero con la mención explícita de la IA. El primer grupo mostró mayor disposición a adquirir el televisor en comparación con el segundo.
Por otro lado, los productos de mayor valor que incluían IA y que podían representar un riesgo para el usuario fueron rechazados por la mayoría de los encuestados.
Esto demostraría que la mente humana no está todavía preparada para delegar tareas delicadas al aprendizaje automatizado, por mucho que pueda facilitar la vida.
“Las empresas que integran tecnologías de inteligencia artificial en sus ofertas se enfrentan a un arma de doble filo, ya que destacar la presencia de la IA puede influir de manera significativa en las decisiones de los consumidores”, aseguran los expertos de la Universidad de Washington.
Entre las conclusiones del estudio, se destaca la necesidad de demostrar transparencia absoluta en las estrategias de comunicación de los productos. Ahora, más que nunca, los usuarios comienzan a ser conscientes de la importancia de tener control sobre su privacidad y datos personales. La descripción de productos ofertados con integración de aprendizaje automatizado debería incluir una explicación sobre cómo se recolectan y para qué se usa la información personal del usuario.
“Tecnología punta” y “tecnología avanzada” son los términos ofrecidos por el estudio como buenas alternativas a la “inteligencia artificial”. Aunque, en realidad, resultan un tanto más generalistas y poco descriptivos.
Antes de mandar al exilio el término ‘IA’, es importante tener en cuenta que el estudio no representa el mercado global, ya que solo se tuvo en cuenta a participantes de Estados Unidos. Otras regiones con culturas distintas podrían reaccionar de manera diferente a esta tecnología combinada con otros productos tecnológicos.
Por otra parte, la edad es también un factor determinante. Los usuarios más jóvenes que están familiarizados con los beneficios de la IA podrían ser más favorables a la compra de productos que logren demostrar su utilidad en este campo.