Aciertos y errores en la carrera de la computación en la nube
Oracle es el claro ejemplo de cómo en Silicon Valley siempre deber haber un plan B.
La historia de Silicon Valley está repleta de batallas económicas y estratégicas por convertirse en el próximo unicornio. Muchas startups desaparecen en el camino, y pocas logran llegar a donde lo han hecho los grandes nombres que han ayudado a convertir el lugar en la meca del mundo tecnológico. Todas sueñan con convertirse en el próximo Apple, Microsoft, Amazon o incluso en una de las más veteranas: Oracle.
Fundada hace 47 años por Larry Ellison, Bob Miner y Ed Oates, Oracle comenzó como una empresa dedicada exclusivamente al desarrollo de software. Desde entonces, ha tenido que navegar todo tipo de cambios revolucionarios en la industria para continuar liderando dentro del sector.
Si algo ha demostrado Silicon Valley es que no todas las empresas saben apostar a tiempo por tecnologías futuras. Así lo demostró Oracle en la década pasada, quedando en segundo plano dentro de la carrera de la computación en la nube. El gigante vio cómo Amazon Web Services (AWS), Microsoft Azure y Google Cloud Platform despegaban con éxito, mientras su equipo ejecutivo se enfocaba en soluciones de software y hardware más acordes con sus orígenes.
En los últimos años, Oracle no ha dudado en invertir grandes sumas de dinero para ponerse al día con sus grandes rivales en Silicon Valley, pero la jugada no le ha salido mal del todo. El hecho de que la compañía no haya logrado ponerse al mismo nivel de servicios que el resto de competidores ha tenido como efecto que quede relegada en un segundo plano en la feroz carrera de la inteligencia artificial.
Oracle ha logrado posicionarse como una firma neutral en Silicon Valley y ahora su negocio de servicios en la nube goza de gran salud. OpenAI, por ejemplo, planea usar los servicios de Oracle para entrenar ChatGPT. El auge de la inteligencia artificial ha impulsado una creciente demanda de servicios de computación en la nube. Empresas de todos los tamaños, desde gigantes corporativos hasta pequeñas startups, buscan centros de datos que puedan satisfacer las crecientes necesidades energéticas que exige esta tecnología en constante expansión.
La decisión de Oracle de no incluir el desarrollo de su propio modelo de inteligencia artificial en sus planes estratégicos ha generado un entorno favorable para que los grandes actores del sector se sientan cómodos utilizando sus centros de datos.
No obstante, estos servicios solo serán empleados de manera temporal para el entrenamiento de la inteligencia artificial. OpenAI, por ejemplo, tiene un acuerdo con Microsoft para que sus modelos finales de ChatGPT solo puedan ser operados a través de sus servicios de computación en la nube.
Ellison sigue liderando este frente en la compañía y ha logrado que, a pesar de haber comenzado en la carrera de la computación en la nube con desventaja, su plan B haya funcionado. En junio de este año, la empresa anunció una inversión de mil millones de dólares en la ampliación de los servicios en la nube y de inteligencia artificial en España.
En la actualidad, Oracle cuenta con 162 centros de datos para la computación en la nube en todo el mundo y algunos de ellos todavía se encuentran en construcción. El más grande de ellos es de 800 megavatios y albergará los potentes procesadores de Nvidia diseñados, exclusivamente, para potenciar y seguir avanzando en la carrera de la inteligencia artificial.
El creciente poder de procesamiento de datos está provocando un aumento exponencial en la demanda energética, una preocupación latente en Silicon Valley. Las empresas de la región ya están buscando soluciones a esta limitación, conscientes de que enfrentarán esta barrera en un futuro cercano.
Frente a esta inminente amenaza, Larry Ellison anunció que Oracle explorará soluciones energéticas de “próxima generación”, entre ellas un modelo de energía nuclear más limpio y con menos riesgos. Esto sugiere que las esperanzas de prescindir de este tipo de energía en un futuro cercano se desvanecen cada vez más.