La tecnología para desalación enfrenta a Castilla-La Mancha y Valencia con la mirada puesta en Canarias
Mientras el territorio insular ya ha testado varios pilotos en este sentido, la región castellano-manchega, descontenta con las implicaciones del trasvase Tajo-Segura, exige a la valenciana que intensifique la innovación.
5 julio, 2024 01:41La "solidaridad hídrica" es una expresión que se ha extendido durante este primer semestre del año. Los graves problemas de sequía que afectan a algunas regiones como Cataluña han hecho que sobre la mesa se coloquen propuestas como la de trasladar agua desalada procedente de la Comunidad Valenciana.
Aunque la teoría se entiende fácil, llevarlo a la práctica no es tarea sencilla y emergen rencillas territoriales, desacuerdos con las políticas de trasvases entre cuencas, letras pequeñas y un sinfín de obstáculos que, en última instancia, lo que hacen es que el debate y la polémica hídrica no tenga fin.
Por si no fuera suficiente con lo anterior, de vez en cuando, hay quien hecha más leña al fuego. En este caso, ha sido Castilla-La Mancha la que ha mandado un dardo envenenado hacia tierras valencianas con la tecnología como argumento principal.
El vicepresidente segundo de la Junta de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, ha puesto en valor la apuesta por la tecnología que ha realizado el sector agroalimentario de la región en todo lo que tiene que ver con la agricultura de precisión, sobre todo para hacer un uso más eficiente del agua.
En este sentido, ha pedido a la Comunidad Valencia que aproveche la tecnología para desalar "como los agricultores de Castilla-La Mancha la utilizan para hacer un uso eficiente del agua".
"Cada vez hay más avances tecnológicos que permiten disminuir el consumo del recurso agua a la vez que crece la rentabilidad de las explotaciones", ha explicado Caballero, que ha remarcado que, por este motivo, "no tiene sentido que el agua que en Castilla-La Mancha estamos usando de manera eficiente se esté yendo a la zona de Levante cuando existen alternativas para que puedan desalar; el trasvase que estamos haciendo es injusto". Hace referencia, lógicamente, al trasvase Tajo-Segura.
El vicepresidente segundo ha remarcado que "desde Castilla-La Mancha nunca se le ha negado el agua a nadie para beber pero que este recurso es vital para el desarrollo económico y social de la esta región y no vamos a consentir perderlo".
Caballero tiene muy claro que, igual que la Junta va a apoyar a los agricultores que están abordando procesos de modernización de sus explotaciones para reducir el uso del agua manteniendo y aumentando la productividad de las explotaciones, hay que pedir "un mismo esfuerzo a la zona de Levante".
Y añade: "Al igual que hay innovación para desarrollar riego de precisión, hay tecnología para desalar" y ha recordado que "la tecnología de la desalación aquí no podemos utilizarla".
El dardo pues, aterriza en la Comunidad Valenciana, la tierra de las desaladoras por excelencia. Según datos de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR), nuestro país cuenta con 800 plantas desaladoras, la más grande de las cuales se ubica en Torrevieja, con una capacidad de producción de 80 hectómetros cúbicos anuales de agua.
La misma asociación explica que la región valenciana es la que mayor capacidad de desalación tiene. Indican que, a pleno rendimiento, estas desaladoras tienen más del doble de capacidad de las instaladas en Cataluña y un 80% más que las de Andalucía.
De las palabras del vicepresidente segundo de la Junta de Castilla-La Mancha se puede desprender que existe una total despreocupación por el avance tecnológico en los procesos de desalación de agua en la Comunidad Valenciana.
Conviene tener en cuenta, en este sentido, que Acuamed, gestora de seis plantas de desalación en tierras valencianas, no es esquiva, ni mucho menos, a la implantación de mejoras técnicas y tecnológicas para mejorar la eficiencia energética de las plantas, como ha demostrado con diferentes licitaciones en este sentido.
La innovación en la desalación valenciana
También en la Comunidad Valenciana, el Instituto Universitario de Seguridad Industrial, Radiofísica y Medioambiental (ISIRYM), dependiente de la Universidad Politécnica de València (UPV) realiza un trabajo constante para buscar soluciones innovadoras en el tratamiento hídrico. Razón de más para que la preocupación castellano-manchega sea menor.
Lo que sí es cierto, con todo, es que la región que más en serio parece tomarse la aplicación de tecnología a los procesos de desalación es Canarias, como ya ha venido contando desde hace tiempo DISRUPTORES.
Una de sus desaladoras fue elegida como banco de pruebas de la tecnología MDC (Celdas Microbianas de Desalación, por sus siglas en inglés), un proyecto europeo que consiste en el uso de bacterias biolectroactivas en aguas residuales para que, durante su inevitable proceso de degradación, se genere cierta corriente eléctrica.
Y en el plano local, el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), centro adscrito a la Consejería de Economía, Conocimiento y Empleo, explora nuevos procesos.
En concreto, en 2022 ya promovió el desarrollo experimental de dos soluciones piloto de desalación de agua de mar de alta eficiencia a través del procedimiento de Compra Pública Precomercial.
Se trataba de propuestas encaminadas a ofrecer alternativas a la ósmosis inversa, tecnología de desalación de agua de mar ampliamente utilizada a nivel global y que fueron adjudicadas a Tecnalia y Eurecat, dos centros tecnológicos de reconocido prestigio.
La solución de Tecnalia tenía que ver con el desarrollo y validación de una tecnología de desalación electroquímica avanzada, basada en el concepto de funcionamiento de una batería. Esta solución técnica tiene como principales ventajas una elevada eficiencia de desalación y un reducido consumo energético.
Eurecat, por su parte, propuso un innovador esquema de desalación de agua de mar de bajo consumo energético, bajo uso de reactivos y mínimo vertido líquido a partir de la combinación de un sistema de desalación basado en un sistema innovador de ósmosis inversa, a validar de forma relevante en un entorno real y con un piloto que integra el nuevo esquema de tratamiento con equipos comerciales modulares adaptados.
En resumen, la tecnología que pide aplicar Castilla-La Mancha en las desaladoras valencianas existe y está testada en otras regiones. Falta ver si la Comunidad Valenciana se toma esa petición como un consejo o como un nuevo ataque dentro de esa polémica hídrica que parece interminable.