Determinadas regiones de España, Portugal, Irlanda y Francia comparten cierta responsabilidad medioambiental con respecto a todo un océano, el Atlántico. Así pues, no es de extrañar, como sucede en otras regiones con orillas en otros mares, que cada vez sean más comunes estrategias relacionadas con proyectos innovadores asociados a la economía azul.
Una de esas regiones atlánticas es Cantabria y este territorio ya hace tiempo que viene trabajando en desarrollos tecnológicos que buscan cadenas de valor más eficientes o proyectos más sostenibles a nivel energético, siempre con el mar como principal beneficiado.
En este contexto, el gobierno cántabro, a través de la Sociedad para el Desarrollo de Cantabria (SODERCAN), entidad dependiente de la consejería de Industria, Empleo, Innovación y Comercio, se ha embarcado en un ambicioso programa interregional que va a compartir con los países mencionados.
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Se trata de un consorcio, llamado Blue Poing, cuyo objetivo es recuperar y reutilizar el plástico marino, estableciendo una cadena de valor sostenible que beneficie a las comunidades locales y promueva la creación de empleo y de nuevas empresas basadas en la economía azul, según explican desde el ejecutivo autonómico.
Según el informe de la OCDE de febrero de 2022, los océanos albergan 140 millones de toneladas de basura, siendo el 80% de esta compuesta por plástico. El proyecto Blue Point se centrará en el Golfo de Vizcaya, donde se estima que se depositan más de 55.000 toneladas de plástico marino, afectando la costa atlántica-cantábrica.
Junto a Cantabria, el acento español lo ponen también dos instituciones de Guipuzkoa (la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Centro de Investigación en Gestión de la Universidad de Mondragón) y dos de Asturias (el gobierno del Principado de Asturias y la Agrupación de Sociedades Asturianas de Trabajo Asociado y Economía Social).
En el ámbito internacional, forman parte del consorcio Portugal (con el CVR -Centro para a Valorização de Residuos y Laboratório da Paisagem-), Francia (con I Clean My Sea, la École Supérieure des Technologies Industrielles Avancées y Decathlon) e Irlanda (con la Atlantic Technological University, la University of Limerick y el South East Business & Innovation Centre).
Este proyecto se presenta como una iniciativa única y trascendental para enfrentar la contaminación plástica en el Atlántico, fomentando la sostenibilidad y generando nuevas oportunidades para la economía azul.
Según indican desde el ejecutivo cántabro, Blue Point tiene una visión holística de la problemática, abordando desde la identificación hasta la comercialización de productos y servicios derivados del plástico marino. La iniciativa promoverá la investigación, emprendimiento e innovación en todos los actores de la cadena, desde armadores y puertos hasta emprendedores y ciudadanos.
El presupuesto total del proyecto alcanza los 3,3 millones de euros, con el 75% financiado por el programa Interreg Atlantic 2021-2027. Esta financiación se distribuirá a lo largo de los años 2024, 2025 y 2026, con un presupuesto anual de aproximadamente un millón de euros.
El consejero de Industria, Empleo, Innovación y Comercio, Eduardo Arasti, ha felicitado a SODERCAN por su incorporación en representación de Cantabria a este ambicioso proyecto que aborda la problemática de los plásticos marinos con el objetivo de convertirla en una oportunidad, buscando soluciones innovadoras para recuperar y reutilizar el plástico marino como materia prima.
Hablar de plástico marino es hacerlo de la necesidad de cuidar el medioambiente. Y, a su vez, si hablamos de medioambiente, no hay que eludir cómo está floreciendo en los últimos tiempos el hidrógeno verde como parte importante del futuro de la energía.
Plan de hidrógeno verde
También en este punto Cantabria quiere aportar su particular granito de arena. El apoyo del gobierno autonómico de la región a un proyecto promovido por la constructora Copsesa y la empresa de renovables RIC Energy así lo atestigua.
Este proyecto es Besaya H2 y, según ha explicado recientemente la presidenta de la región, María José Sáenz de Buruaga, va a colocar a la comunidad autónoma "en el mapa del hidrógeno verde" con una inversión, en la primera fase, de 850 millones de euros, la mayor inversión privada de la historia de la región.
Buruaga ha expresado su respaldo en el acto de presentación de este "proyecto tractor" que, además, va a crear 250 empleos y que representa una "grandísima oportunidad" para la reindustrialización de la comarca del Besaya y para posicionar a Cantabria como "región puntera en la lucha contra el cambio climático".
Por todo ello, la presidenta ha agradecido la apuesta de estas dos empresas por construir en Cantabria, "y no en otro sitio", esta planta de hidrógeno que, según las previsiones, estará operativa en 2027 y que producirá, en esta primera fase, 500 megavatios, aunque el objetivo es duplicar esa cantidad hasta el millón de megavatios más adelante, el 10% de toda la producción nacional.
En su intervención, María José Sáenz de Buruaga ha asegurado que "la comunidad no puede quedarse fuera de la carrera energética y ha defendido el potencial del hidrógeno verde, que está llamado a ser una fuente de energía estratégica para sustituir al gas natural".
Por este motivo, ha garantizado que el gobierno va a ir "de la mano" de las empresas en este proyecto que "está en línea con el modelo de región que quiere desarrollar en los próximos cuatro años, que va a generar inversión, actividad y empleo, que mira por la sostenibilidad energética y que guarda relación con dos compromisos de legislatura: la reindustrialización de Cantabria y, en especial, de la comarca del Besaya, fuertemente castigada por el retroceso industrial de la última década".
Besaya H2 es una planta de hidrógeno verde y derivados que COPSESA y RIC Energy van a poner en marcha en los antiguos terrenos de Sniace, en los municipios de Torrelavega y Santillana del Mar, en una parcela de 70 hectáreas. Se estima que esta instalación evitará la emisión a la atmósfera de más de 650.000 toneladas de dióxido de carbono cada año.