La comida que sirven en los aviones no se caracteriza por su exquisitez, pero ¿alguna vez se ha preguntado dónde van a parar los restos de esas bandejas que no suelen ser biodegradables? El aeropuerto de Gatwick tiene en sus instalaciones un sistema diseñado y fabricado por la empresa española Sugimat para poder reaprovechar esos residuos en energía, que se utiliza para calentar, por el momento, las naves de mantenimiento.
El sistema de esta firma valenciana, con más de 40 años de experiencia, es capaz de procesar más de 10 toneladas al día de estas ‘sobras’ procedentes de los aviones de este aeropuerto británico. Una vez procesadas, la caldera del sistema produce un megavatio hora de calor que se utiliza en un 30% en el tratamiento de los propios restos y el 70% restante para calentar las naves y proporcionar agua caliente con la que limpiar los equipos de manipulación de residuos y los contenedores que se utilizan en el aeropuerto.
Sugimat está especializada en gestión de biomasa y fabricación de calderas industriales. Esta firma, que surgió a finales de los años 70 en la industria maderera, en concreto, para combustionar sus residuos y con ellos dar energía al proceso de fabricación, se centró en lo que "era el germen de lo que ahora llamamos economía circular, pero sin la motivación medioambiental que existe en la actualidad", explica Alex Mas, director de Desarrollo de Negocio de Sugimat. Tras el boom inmobiliario en España, la empresa evolucionó hacia "combustibles más singulares", abriendo el abanico a otros tipos de desechos, como es el proyecto de Gatwick.
En este caso, la empresa británica Tidy Planet, especializada en revalorización de residuos, quería vender a DHL una planta para la gestión de los restos de los catering de los aviones internacionales. La firma logística tiene la concesión para "gestionar estos desechos de comidas con contaminación, es decir, los que llevan plásticos y residuos no biodegradables (como sus envases), por lo que no se pueden compostar". Estos están considerados de alto riesgo y necesitan unos procesamientos especiales.
La normativa en el Reino Unido sobre el tratamiento de residuos es muy restrictiva a la hora de sacarlos fuera del país, señala Mas. "Ahora a las empresas les cuesta mucho dinero deshacerse de ellos, por lo que están optando por valorizar estos restos para hacer algo con ellos". Por ello, en este proyecto Tidy Planet, socio local de Sugimat, les pidió el diseño de una solución para combustionar estas ‘sobras’ y aprovechar el calor que se generaba en el proceso.
Diseño e instalación
Así, la compañía valenciana analizó muestras de los restos en sus laboratorios para ver sus propiedades y crear una solución a medida. Los ingenieros españoles integraron la cámara de combustión y la caldera, diseñada y fabricada por ellos, en los equipos británicos para el sistema de gases y el secadero. El objetivo era proporcionar calor a las naves de mantenimiento de Gatwick e, incluso, se están estudiando planes para que también calienten la terminal norte del aeropuerto.
En este sistema, el material orgánico se prepara en una trituradora antes de exponerlo a altas temperaturas para convertirlo en polvo. Una vez seco pasa a través de una pantalla giratoria para eliminar cualquier resto de embalaje de la mezcla, principalmente plástico y papel de aluminio, y luego se trata en la caldera de biomasa de Sugimat para producir aceite de calefacción que se usa para calentar las instalaciones.
Además, en la cámara de combustión se incorporó tecnología de visión artificial para controlarla y procesar los datos recopilados para vigilar cómo se comporta el tratamiento de los restos. Hasta tener esta planta, abierta en 2017, Gatwick había enviado unas 2.200 toneladas de desechos de alto riesgo a vertederos de residuos peligrosos a los que entonces se les permitía manipular este material.
Sin embargo, la apertura de la planta, que se encuentra cerca de la terminal norte, permite el tratamiento en el mismo aeropuerto, para así disminuir los movimientos de vehículos dentro y fuera de las instalaciones. De hecho, se considera que este sistema se amortizará en un plazo de cuatro años según el ahorro de costes de la eliminación de residuos, así como de la generación de energía. Además, controla las emisiones para lo que se instaló un filtro electrostático para evitar la emisión de partículas. "Nuestra cámara de combustión está diseñada para emitir bajas emisiones de monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno", puntualiza Mas.
Generar energía al quemar residuos agroforestales
Otro de los proyectos de Sugimat se centra en quemar biomasa para producir electricidad y agua caliente para secar madera en la empresa Energías Renovables Tarazona, en concreto, en una planta de pellet. Para poder secar la madera que se utiliza para la fabricación del pellet se requiere calor y este se obtiene a través de la quema restos de muy mala calidad que en una caldera normal no podría quemarse. En esta planta, donde se produce 50.000 toneladas de pellets al año, se llegan a generar 680 kw de energía eléctrica y 3.000 kw de energía térmica al quemar 8.500 toneladas de residuos agroforestales al año.