Hace unos meses, durante la Semana de la Innovación de San Sebastián (la WeekINN 2023), un grupo de adolescentes atendía a D+I en el marco de una jornada en la que se les ofrecía la posibilidad de ver de cerca avances tecnológicos de primera magnitud.
De aquel encuentro con jóvenes del País Vasco destacábamos dos frases pronunciadas por nuestros protagonistas, Gorka, Ainara, Maddi y Andrea. La primera de ellas tenía que ver con el hecho de que "ya en el colegio se nos inculca el espíritu innovador"; la segunda, más paradigmática, decía que "tenemos profesores que incluso viajan a Finlandia para coger ideas nuevas que traer a clase".
Sólo había un problema: de los cuatro jóvenes, tres tenían claro que su futuro no estaba en cualquiera de las ramas relacionadas con la ciencia y la tecnología; el cuarto, Gorka, sí se veía en ese mundo, pero con un trabajo lo más cómodo posible.
La moraleja de todo ello, pues, podría ser que actividades de acercamiento como la propuesta por la sociedad pública Fomento de San Sebastián no deben ser flor de un día (o de una semana), sino que deben prolongarse durante todo el año.
El País Vasco es uno de los territorios que más intenta cuidar esta cantera. Es una región con unos datos envidiables de gasto en I+D+i y de impacto de la tecnología en el PIB y por eso se antoja tan necesario que estas políticas de fomento de vocaciones no decaigan.
Confirmar si estas políticas decaen o no es tan fácil como echar un vistazo a la agenda de actividades que manejan las administraciones regionales o locales.
A la mencionada actividad de la WeekINN donostiarra se pueden sumar algunas iniciativas llevadas a cabo, por ejemplo, en Bilbao durante estas últimas semanas y que concentran su esfuerzo en despertar el interés en los alumnos de escuelas e institutos.
Así, el Ayuntamiento de Bilbao ha celebrado esta semana la Semana Tecnológica (Konektatech), una oferta de ocio educativo, que ha permitido a los jóvenes de 12 a 17 años conocer y desarrollar competencias, así como habilidades relacionadas con la ciencia y la tecnología.
El objetivo de la iniciativa, según explican desde el consistorio bilbaíno, ha sido "que los menores se inicien en el ámbito de la electrónica" y, para ello, han utilizado las diferentes posibilidades que ofrece la plataforma de hardware libre Arduino.
Así, gracias a una placa programable los participantes han tenido la oportunidad de crear y modificar diferentes tipos de microordenadores para montar leds, controlar motores y servos, sensores de proximidad, entre otros.
Konektatech se enmarca en dos programas municipales: por un lado, en GazteKLUBA Gabonak, una oferta de actividades de ocio educativo en Navidad; y por el otro, Konekta, diseñado como un elemento de conexión con la juventud de Bilbao, poniéndola en el centro de toda acción municipal que pueda ser de su interés.
Los adolescentes -alumnos de educación secundaria- son protagonistas en estas actividades, pero ¿qué hay de los más pequeños? ¿Tienen a su disposición actividades que les despierten el interés por la tecnología?
La respuesta es afirmativa. La Agencia Vasca de la Innovación (Innobasque) desarrolla un programa formativo First Lego League Euskadi pensado especialmente para niños de 10 y 11 años que en la recta final de año tuvo parada precisamente en Bilbao.
Innovation Hub de Iberdrola
Bajo el lema 'La red eléctrica se vuelve inteligente' un grupo de niños y niñas participantes en el programa Kidegune de Basurto, desarrollado por el Ayuntamiento de Bilbao, tuvieron la oportunidad de conocer el Global Smart Grids Innovation Hub de Iberdrola, ubicado en la ciudad.
Los participantes conocieron de primera mano el ecosistema de este centro que se dedica a la coordinación de proyectos para promover la innovación en las redes inteligentes.
Este hub está directamente relacionado con el reto al que se enfrentan este año los participantes en First Lego League Euskadi, la energía. La visita supuso una oportunidad para que los escolares puedan crear los proyectos innovadores que presentarán en la final de este programa el próximo 4 de marzo.
El hub de innovación de Iberdrola cuenta con diferentes laboratorios donde testar y agilizar los desarrollos. Así, los estudiantes accedieron a un laboratorio de contadores de energía digitales que, a diferencia de los analógicos, permiten recoger en remoto los datos de consumo de los hogares, facilitan la detección de averías y, en definitiva, permiten ofrecer un mejor servicio al cliente y promover un consumo más eficiente.
Otro de los laboratorios que los estudiantes conocieron tiene como objetivo aplicar las nuevas tecnologías en el ámbito de la prevención. El laboratorio cuenta con una estación de realidad virtual que permite a los operarios realizar formaciones o mediciones de las subestaciones sin necesidad de acudir a un lugar potencialmente peligroso.
En el centro está el robot R0V3RT, dotado de diferentes sensores visuales, térmicos y auditivos, capaz de realizar inspecciones diarias en las subestaciones y notificar posibles anomalías.
El hito, ya en la universidad
A la salida, caras de asombro y seguramente una pequeña semilla que podría dar sus frutos en los próximos años, por qué no, en la universidad.
Y es que una parte importante de esa formación juvenil tiene como objetivo que la universidad acabe de pulir ese talento o incluso facilitarle que ya comience a brillar. Es más, en ocasiones, ese despertar de vocaciones en el colegio y en el instituto cristaliza en auténticos hitos cuando el alumno llega a la universidad. Y estos días se ha conocido un ejemplo muy claro con un proyecto aeroespacial.
El equipo BiSKY Team, de la Escuela de Ingeniería de Bilbao de la UPV/EHU, culminó con éxito estas fiestas el lanzamiento del cohete 'Charlie' -desde el campo de maniobras del Ejército en San Gregorio (Zaragoza)-.
Con sus 3,2 metros de longitud y 20 centímetros de diámetro, es el cohete más grande lanzado por un equipo de estudiantes en España.
Con 'Charlie', además, el equipo de cohetes de la UPV/EHU también pulverizó su anterior récord de altitud, llegando a los 3,5 kilómetros de altura.
Esto lo sitúa como el segundo cohete hecho por estudiantes en España que más alto ha volado, tan solo por detrás del cohete Bondar en el que el equipo Bisky Team también participó en colaboración con el equipo catalán Cosmic Research.
Lo dicho, todo un hito que demuestra que talento da sus frutos si se cuida desde edades tempranas.