El arte es mucho más que la expresión de una cultura. Es una vía de comunicación entre lo que el artista quiere expresar en un momento determinado y la interpretación que puede hacer quien la observa.
Velázquez, Rodin, Frank Lloyd Wright o Fidias crearon grandes obras con las que reflejaron la realidad tal como la interpretaban. Las pinturas de Altamira, los jeroglíficos de la tumba de Seti I, o los rosetones de la catedral de Notre Dame son una bella expresión narrativa de una situación cultural, religiosa o social de una determinada época.
El patrimonio cultural es ese conjunto de piezas con las que podemos conocer la historia de una determinada sociedad. Es imprescindible conservarlo para mantener viva la historia, poder investigar y facilitar su divulgación. Y en este trabajo de conservación y de divulgación, las nuevas tecnologías se han convertido en herramientas 'infalibles' para preservar estos tesoros culturales.
Fotogrametría, escáner láser, analítica de datos, fresadoras digitales, impresión 3D… herramientas que se unen a los punzones y los pinceles "para construir un puente entre las nuevas tecnologías y las habilidades artesanales".
Es el corazón del taller de Factum Arte, una empresa dedicada a la digitalización y producción de réplicas exactas de importantes obras de la historia del arte para su divulgación en exposiciones, su estudio y su preservación.
La aventura empresarial comenzó en 2001 cuando Adam Lowe, director general de Factum Arte, instaló su taller en una nave industrial en el barrio de San Blas en Madrid junto con dos artistas españoles, Fernando García-Guereta y Manuel Franquelo, a quienes había conocido en Londres. Aquella sociedad comercial duró apenas unos meses. Pero Lowe continuó en solitario con la empresa y desde Madrid siguió creciendo. Hoy tiene, además, sedes en Londres y Milan y el proyecto de abrir nuevos talleres.
Metodología sin contacto
"No se trata de copiar las obras. Se trata de conseguir una reproducción tan fiel de las piezas que incluso refleje las imperfecciones que haya provocado el paso del tiempo". Así nos lo cuenta Nicolás Beliard, director de comunicación de la empresa. "Nuestra obsesión es conseguir el detalle al tamaño de micras". Y para conseguirlo cuentan con la ayuda de la digitalización.
Una simbiosis entre la tradición y la vanguardia. En Factum Arte trabajan escultores, pintores, especialistas en impresión 3D o modeladores digitales, diseñadores de software o especialistas en analítica de datos. "No somos restauradores ni conservadores. Nuestra misión es monitorizar la obra, registrar sus datos para que pueda ser documentada digitalmente o ‘rematerializada’ físicamente", explica a D+I Beliard.
"Los restauradores deben intervenir sobre la obra. Inevitablemente en su trabajo hay una parte subjetiva. Nuestra misión es registrarla con objetiva y casi obsesiva minuciosidad. Ahí reside nuestra gran ventaja: conseguimos registrar cualquier pieza con la más alta resolución".
Potentes escáneres láser 3D recopilan la información de las obras con una metodología sin contacto. "Documentamos cada pieza con la más alta resolución. La tecnología nos permite medir la superficie del objeto y registrar la información a microescala".
Estos datos son como el DNI de la pieza. Una valiosa información para documentar cada elemento y ayudar a investigadores y conservadores. "De esta manera puede conocerse con absoluta precisión cómo afecta el paso del tiempo a esa obra en concreto".
Para conseguir el 'escaneado perfecto', Factum ha desarrollado su propio escáner 3D: Lucida, "un sistema de escáner láser 3D de rango corto sin contacto, que captura en alta resolución los datos de textura de superficies tales como pinturas y bajorrelieves".
Tanto el hardware como el software de Lucida fueron concebidos y desarrollados por el artista e ingeniero Manuel Franquelo, junto con un equipo de artistas, conservadores e ingenieros en Factum Arte. "Los datos digitalizados por el Lucida, permiten a los investigadores 'quitar' la información de color de la superficie de un objeto para poder estudiar, por ejemplo, las pinceladas de un artista". Consigue así 'ver lo que el ojo humano no puede ver'.
El cincel junto a la impresora 3D
En 2009 Adam Lowe decide crear la Fundación Factum. Su objetivo es ayudar a Museos de todo el mundo a digitalizar sus piezas. Millones de Terabytes que "conservan" la información de grandes obras como la tumba de Tutankamon. La tecnología ha permitido replicar con precisión el espacio completo a la entrada del Valle de los Reyes en Luxor en un proyecto en colaboración con la Universidad de Basilea y el Ministerio de Antigüedades de Egipto.
"Con la información registrada somos capaces de reconstruir físicamente una copia tridimensional exacta. Podemos reconstruir cada fisura de la superficie, cada incrustación, cada desnivel", nos cuenta Nicolás Beliard.
"Pero no se trata de conseguir una simple copia. Además del trabajo tecnológico hay un esfuerzo de investigación para conocer que materiales se emplearon en origen, que significado tenía la pieza, con qué ojos miraba el artista. Construimos una narrativa sobre cada una de las piezas teniendo en cuenta sus antecedentes históricos".
Para la materialización física de la obra emplean tecnologías conocidas y muchas otras desarrolladas y patentadas desde el propio taller madrileño. "La impresión 3D es fundamental en nuestro trabajo". Estereolitografía (SLA), deposición de material fundido (FFF), sinterización selectiva por láser (SLS), impresión 3D de cemento. Factum también colabora estrechamente con Canon Production Printing utilizando su tecnología de impresión elevada para producir superficies tridimensionales de alta resolución.
El resultado final son facsímiles tridimensionales que reproducen con total exactitud la obra original. Desde luego, lo que hacen son réplicas y nunca lo ocultan. "Lo nuestro es un trabajo de preservación preventiva. Vamos al interior de las tumbas del Valle de los Reyes, allí grabamos los distintos tipos de materiales, de colores, de piedras, de objetos. archivamos esos datos, los traemos de vuelta a Madrid y los procesamos y hacemos un facsímil tridimensional exactamente con la misma calidad, tamaño y color que el original".
Toda la información recopilada estará protegida. "Los datos siempre serán del titular. Nunca comerciamos con ellos. Si alguien quisiera, por ejemplo reproducir esa información en realidad virtual para una exposición la ‘monetización’ del proyecto iría a su titular", asegura Beliard.
Sus reproducciones son tan fieles que son imposibles de distinguir. Pudieron comprobarlo con un 'experimento' que llevaron a cabo en Múnich con la réplica del retrato de Madame de Pompadour de Francois Boucher. "Pusimos juntos el cuadro real y nuestro facsímil y ojos expertos de especialistas fueron incapaces de distinguir uno del otro. Un 50% se decantaba por uno, la ora mitad por el otro". Y es que la reproducción incluye no solo el lienzo, sino el propio marco del cuadro. "Todo forma parte de la obra".
Tecnología punta para trabajo artesanal
Además del escáner 3D Lucida, Factum ha desarrollado tecnologías especificas para muchos de sus proyectos. Para su trabajo en el Valle de los Reyes en Egipto crearon un software de retoque 3D. "Desarrollamos un sistema de barrido de superficie plana, para digitalizar color, que utilizamos en Las bodas de Caná de Veronese o una impresora digital de superficie plana que puede sobreimprimir varias capas con un registro perfecto". Buscan soluciones tecnológicas diferentes para distintos proyectos.
"La relación con la tecnología es estrecha: diseñamos los sistemas operativos y programamos el software necesario para obtener la información que necesitamos para conocer a fondo la obra. Nuestro trabajo es un cruce de artesanía con tecnología. Distintos equipos de artistas trabajan el metal, el color, la piedra o los metales preciosos". Y todo esto ¿para qué? "Para facilitar el acceso al patrimonio de un país", nos cuenta Beliard.
O incluso para ‘retornar’ las piezas a su origen. Es el caso del busto íbero más famoso, la Dama de Elche. Los ilicitanos reclamaban que su 'reina' volviera a Elche, pero los especialistas del Museo de Arqueología y el propio Ministerio de Cultura desaconsejaron el traslado. Así que Factum recibió el encargo del Museo de Arqueología de Alicante para que diseñara el 'doble' de la Dama. El facsímil creado en los talleres de Factum es tan preciso que las piezas se distinguen apenas por su peso: la réplica es más ligera.
"Llevamos 10 años trabajando en Egipto y si replicamos la tumba de Seti I (en colaboración con la Universidad de Basilea y el Museo de Antigüedades de El Cairo) no es porque sea ‘sexy’ sino porque creemos que es una buena manera de colaborar en la búsqueda de una nueva forma de organizar el turismo, de permitir el acceso del público a determinadas obras de arte que pueden peligrar con la presencia de público".
El enterramiento del faraón Seti está tan dañado que se ha tenido que cerrar de forma permanente. "Con esta actuación estamos también ayudando a formar a equipos locales a preservar su patrimonio. Queremos evitar una nueva 'colonización' y de paso estimular la economía de la zona".
Entre manos tienen la digitalización de la isla de San Giorgio Maggiore en Venecia. Tras el último fenómeno del acqua alta de noviembre de 2019, Factum trabaja en colaboración con la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL) y la Fundación Cini, para grabar y documentar toda Venecia. El primer paso se dio en julio de 2020: 600 cámaras grabaron 60.000 millones de puntos distintos de la isla para poder recrearla en un modelo 3D.
Del Greco al Museo Natal de Velázquez
En colaboración con la Fundación Banco Santander, Factum ha digitalizado La Anunciación de El Greco. Para lograrlo han desarrollado un software específico que con el empleo de inteligencia artificial "puede reconocer patrones en la superficie de cuadros del artista, usando los datos 3D capturados por el escáner 3D Lucida. De esta manera, puede distinguir 'la mano' de El Greco, diferenciándola de las de los otros miembros de su taller". Las nuevas tecnologías sirven en este caso para investigar y aprender mucho más sobre el artista y su obra.
Trabajan ahora en facsímiles de los cuadros de la 'época sevillana' de Velázquez, antes de ser conocido como el pintor de la Corte. "El objetivo es claro: Sevilla debe recuperar el legado de Velázquez. Las obras más importantes que el artista pintó en la ciudad donde nació y donde se desarrolló como artista han pasado siglos fuera de España".
"Se pueden encontrar en algunas de las mejores galerías y museos del mundo, pero, trabajando con la tecnología del siglo XXI vamos a producir pinturas tan casi idénticas a las originales que es probable que el propio Velázquez no pudiera distinguir entre los dos". Es lo que asegura Enrique Bocanegra, director de la Casa Natal de Velázquez, un proyecto impulsado en colaboración con Centro de Estudios Europa Hispánica, que abrirá sus puertas a finales de 2021.
"Somos los únicos en recopilar datos con ese nivel de resolución y con la capacidad de reproducir el patrimonio cuando sea necesario". El empleo de 'las máquinas' se atempera con el 'toque' humano. Un trabajo que une investigación y nuevas tecnologías en torno a su pasión por el arte.
La Fundación Factum apoya la conservación de obras de arte en instituciones como el Bristish Museum, el Museo del Louvre, el Metropolitan Museum of Art, el Museo del Prado, el V&A, la Pinacoteca de Brera o con la National Gallery de Londres y de Washington.
Está dirigiendo y desarrollando proyectos conjuntamente con la Peri Foundation, Community Jameel, Juma al Magid Centre For Conservation and Heritage, Iconem, y la Fondazione Giorgio Cini. Actualmente tiene proyectos en Egipto, Canadá, Líbano, Rusia, Pakistán, Italia, Nigeria, España, Chad, Escocia, Francia, EEUU o el Reino Unido.