El próximo 19 de marzo los monumentos que convertirán las calles de Valencia en un museo al aire libre serán pasto de las llamas, como parte de la idiosincrasia de estas obras de arte que nacen cada año con fecha de caducidad. Sin embargo, ¿podría la tecnología y la transformación digital 'eternizar' este patrimonio cultural más allá de los conocidos como ninots indultats?
E-Place Heritage ha abierto la puerta para lograrlo a través de su modelo de economía circular para proteger y preservar el patrimonio a través de las potencialidades de la digitalización y que tiene en las Fallas de Valencia uno de sus proyectos más avanzados y de impacto.
El origen de la startup hay que buscarlo en la convergencia de las tres grandes pasiones de su fundador y CEO, Adolfo Ibáñez: la arquitectura, la fotografía y la preservación y divulgación del patrimonio histórico y cultural.
En los últimos años se han producido sonados casos de grandes daños y pérdidas irrecuperables en patrimonio en puntos tan dispares del planeta como Río de Janeiro o Irak.
"Suponen un empobrecimiento de nuestro capital como sociedad y de nuestra identidad. Por ejemplo, el gran incendio que arrasó totalmente el Museo Nacional de Río de Janeiro en 2018, o la destrucción de grandes obras patrimonio de la humanidad en territorios en guerra o asolados por el terrorismo como el Museo de Mosul en Irak", afirma a D+I Adolfo Ibáñez.
"En ambos casos, es evidente que, aunque el impacto directo se produce a nivel local, la pérdida es global. Son obras irrecuperables de las que únicamente, en el mejor de los casos, nos quedan fotografías o alguna grabación", añade.
Sin embargo, las nuevas tecnologías abren la posibilidad de desarrollar soluciones que contribuyan a preservar, divulgar y gestionar ese patrimonio de la Humanidad, "con registros fieles de cada pieza, pero que apenas se han trabajado hasta el momento, en muchos casos, por falta de recursos".
Cristo Redentor y la Escalera de Selarón
El fundador de la startup realizó durante diez años trabajos de restauración del patrimonio histórico de Brasil en los que ya incorporó las nuevas tecnologías, como en la digitalización del Cristo Redentor o de la Escalera de Selarón, dos de los monumentos más visitados de Río de Janeiro.
"Tras volver a España, justo antes de la pandemia, decidí emprender mi propio proyecto para desarrollar esas soluciones y hacerlas accesibles, fáciles de gestionar y, dando un paso más, generadoras de recursos para la propia conservación y divulgación patrimonial. Ese proyecto es E-Place Heritage", argumenta.
¿Cuál es el elemento diferenciador de esta propuesta? Sin lugar a dudas, su solución de economía circular sobre el valor digital del patrimonio que, en la práctica, supone dar cobertura al ciclo completo de intervención, desde el diseño de planes específicos de cada proyecto, hasta las herramientas para su ejecución y gestión, pasando por la generación de recursos financieros necesarios para llevarlos a cabo, e implicando a la ciudadanía, los inversores o a ambos.
Dicho en otras palabras, aprovechar la digitalización no sólo para proteger y preservar los monumentos -en su amplio concepto- sino para lograr los fondos necesarios que permitan seguir conservando estos valiosos activos de nuestro patrimonio.
Entre los proyectos de mayor impacto se encuentra la novedosa creación de NFTs de las Fallas, que permiten que obras de arte efímeras, condenadas a perderse para siempre, pervivan en el mundo digital y, además, se conviertan en vías alternativas de financiación para las comisiones y para los artistas falleros.
En esta línea, E-Place Heritage ha lanzado el proyecto piloto, con la tokenización de la Falla Sevilla-Dénia de 2021, que saldrá en breve a subasta. Se trata de un monumento que ya ardió en las fiestas celebradas el pasado septiembre como consecuencia del baile de fechas por la covid-19.
"Las Fallas demuestran la validación de toda nuestra propuesta: preservar, divulgar y gestionar. En este proyecto hemos trabajado junto a Valua, Criptoproyectos, Exponentia e Innova.Legal", indica el CEO. Por una parte, la digitalización del monumento permitió preservar un monumento que ya dejó de existir -el pasado septiembre- por su propia idiosincrasia.
Por otro lado, "sobre ese trabajo digital, la startup generó todo el registro iconográfico de la Falla junto con el proceso de creación de la misma que el mismo artista fallero grabó y, por tanto, hemos preservado la memoria alrededor de esa falla y estamos divulgando a partir de ahora ese conocimiento sobre ella".
Fuente de ingresos para la preservación del patrimonio
Por último, quedaría el área de la gestión digital. "Ese modelo 3D de la falla se puede adaptar a un proceso de tokenización o conversión en NFT para en las próximas semanas ponerlo a la venta a través de una subasta, convirtiendo a la Falla Sevilla-Dénia de 2021 en la primera en la historia en ser digitalizada y tokenizada".
Pero ¿qué beneficios reportará a la comisión de la Falla todo este proceso disruptor de economía circular? "Cuando esos NFT se vendan, el dinero recaudado irá para los falleros, para la comisión y para los artistas falleros; es decir, el dinero que se destinan a la falla lo recuperan a través de la digitalización y tokenización del monumento", precisa el CEO.
Además de las Fallas de Valencia, E-Place Heritage también acometerá este año la segunda fase de uno de sus proyectos de digitalización emblemáticos en Brasil, país donde se gestó la startup.
Entre sus iniciativas más emblemáticas, por su carácter pionero y el valor de los monumentos, destaca la digitalización del Cristo Redentor y la de la Escalera de Selarón, dos de los monumentos más visitados de Brasil.
En este último proyecto, se abordará en breve una segunda fase, que conllevará la conversión en NFTs de cada uno de los más de 5.000 azulejos -de 60 países- que la integran. El objetivo es que puedan comercializarse como suvenires entre turistas para financiar la preservación del monumento.
Aquí en España, junto al proyecto de las Fallas, la digitalización de la ruta del Santo Grial, para el Centro Unesco València, se convierte en uno de los proyectos de mayor impacto de E-Place Heritage. El proyecto se ampliará en los próximos meses con nuevas acciones, tanto ligadas a esta ruta y al Santo Cáliz valenciano como a otras líneas de trabajo de Unesco -entre ellas, la Ruta de la Seda y la del Cid-.
Sin lugar a dudas, unos proyectos que habrá que seguir en los próximos años para conocer la evolución de la digitalización aplicada al patrimonio histórico y cultural de nuestro país.