Mañana acaba un octubre 'caliente' para la inversión y es que las altas temperaturas no solo han sido anómalas este mes en lo meteorológico en media España. En el sector del emprendimiento, la 'euforia' del capital también se ha colado de forma atípica en las últimas semanas en medio de una coyuntura macroeconómica que apunta precisamente a todo lo contrario.
La ronda de 120 millones de dólares de Factorial que la ha convertido en nuevo unicornio español, los 65 millones de euros de Stratio, o el cierre de la ronda de 20 millones de euros por parte de Heura, demuestran que hay capital para los buenos proyectos, pero el modelo ha cambiado y ahora el new sexy para el capital es la rentabilidad, el crecimiento ordenado y la caja operativa.
Ser una startup está intrínsecamente ligado a conceptos como crisis, inestabilidad e incertidumbre; forman parte de la montaña rusa que supone poner en marcha un nuevo proyecto empresarial desde el inicio de los tiempos.
Del preconcurso al concurso directo
"Por lo tanto, un contexto como el actual no implica cambiar su prioridad, que es generar proyectos innovadores que tengan aceptación en el mercado, si bien le obliga a controlar de forma más exhaustiva su caja y las previsiones de nuevas rondas de inversión o acceso a financiación externa. Los tiempos se alargan y no todas las compañías pueden esperar más meses de los que dicta su burn rate", explica a D+I Juan Carlos Milena, CEO de Climbspot.
Una parte muy importante del sector ha quedado noqueado en apenas un año con un giro de guion -¿inesperado?- que para desgracia de muchas empresas ha acabado en el Juzgado de lo Mercantil en forma de preconcurso o concurso de acreedores.
"Las startups más vulnerables son aquellas que todavía se encuentran en la fase inicial de cash flows negativos y que salieron de las rondas previas con runways demasiado ajustados, especialmente en los sectores más ligados al ciclo económico como pueden ser la publicidad, el marketing, la inversión en bienes de equipo o el consumo discrecional", añade Roger Álvarez, managing partner en Bondo Advisors.
Es la cruz de la moneda en un octubre de buenas noticias para el emprendimiento español, y no sólo por el cierre de nuevas rondas de envergadura, sino también por el impacto dentro y fuera de nuestras fronteras que ha tenido eventos tecnológicos de transcendencia como Valencia Digital Summit donde se ha pulsado la etapa de plenitud que atraviesa el ecosistema innovador valenciano.
La inversión en España tocó techo a finales de 2021 con más de 4.000 millones de euros en startups españolas, con un sector de mayor madurez que se consolidaba y daba un salto cualitativo en calidad, y donde proyectos emergentes miraban a 2022 como 'su gran año' con unos planes estratégicos que apuntaban alto.
Pero el paso febrero Rusia invadió Ucrania y lo que iba a ser un año de grandes expectativas empezó a torcerse. Los efectos derivados de la guerra, junto a la inflación desbocada, la escasez de suministros, el encarecimiento de la energía poniendo en jaque el Estado del Bienestar de media Europa y la llegada a cuentagotas de los fondos Next Generation empezaron a enfriar la inversión en abril y mayo, con un constatable efecto a partir de junio.
Los departamentos de reestructuración de la deuda de despachos de abogados y entidades del ecosistema emprendedor están a pleno rendimiento, sobre todo tras el verano, y, aunque no se ha confirmado la debacle que se temía a partir de septiembre, todo apunta a que el nuevo ciclo del capital se mantendrá, al menos en los próximos trimestres.
"Entramos ahora en una fase correctiva en la que mediante la selección natural de los proyectos se mejorará la eficiencia en la asignación de capital lo que sentará las bases para un nuevo ciclo expansivo futuro. Es complicado saber el alcance de esta corrección y su efecto contagio en la economía real, si bien mi opinión personal es que no llegará a ser tan intenso como el de la crisis financiera e inmobiliaria de 2008", indica Roger Álvarez desde Bondo Advisors.
Alternativas para sobrevivir
¿Y qué sucederá mientras el nuevo ciclo pasa? Desde el ecosistema el diagnóstico es unánime. "En este contexto, el riesgo es mayor y activos como la renta fija están siendo más atractivos, además nos encontramos con startups sobrevaloradas. El inversor se lo va a pensar dos veces. No obstante, es una corrección, no una debacle", indica Jordi Altimira, partner y CEO de la empresa de soporte y ayuda a startups UpBizor.
El experto destaca, además, que el efecto correctivo de la inversión ha sido "mucho más constatable en Estados Unidos que en Europa, y aquí en España todavía menos".
"La decisión de cerrar un proyecto e ir a concurso de acreedores o ley de la segunda oportunidad es una de las más difíciles para un emprendedor. Aunque en ocasiones, mantener la incertidumbre si no cuentas con el respaldo de un buen proyecto es prolongar la agonía", indican desde Climbspot.
"Recomendamos sobre todo que se busquen fórmulas para buscar sinergias con otros proyectos, generar oportunidades conjuntas de generar negocio, apoyarse en la experiencia de emprendedores que ya han pasado por situaciones similares, y sobre todo, optar por vías de actuación razonadas y consensuadas con el resto del equipo, pues más que nunca la cultura de empresa y la percepción de formar parte de un todo puede ayudar a capear algo tan importante como la estabilidad emocional y el compromiso personal de cada profesional del proyecto", argumenta Juan Carlos Milena.
Se impone la moderación y la rentabilidad
Pero nos siempre las fórmulas alternativas que se aluden desde Climbspot funcionan y el paso por el Juzgado de lo Mercantil es inevitable.
"Estamos asesorando a muchas startups que no pueden acceder a otras vías de financiación y acaban en preconcurso o concurso de acreedores. Para una startup en fases iniciales es más difícil acudir a otras fórmulas de financiación más allá de las rondas. Irremediablemente, para muchas de ellas, el preconcurso, cuando no directamente el concurso, es la única vía de escape".
Habla Cristian Cañadas, Abogado en Aktion Legal. El área de Reestructuración y Solvencia está a pleno rendimiento este año. "Hay empresas que pueden adaptarse a no tener la financiación que esperaban, pero otras no son capaces ya, no pueden reestructurar más las plantilla, prescindir de la oficina y demás elementos del proyecto".
Se impone el modelo de la moderación, de la rentabilidad y el crecimiento sobre una base sólida, pero tampoco se destierra el modus operandi que venía imponiéndose en los últimos dos años, aunque con ciertas particularidades.
"Aquellos proyectos que necesitan grandes inyecciones de dinero para crecer no tienen por qué desaparecer necesariamente. Dependerá del caso concreto. Lo que sí ahora se le va a exigir son unas métricas que antes no se ponderaban tanto, pero hay sectores y modelos de negocio que necesitan 'quemar' más capital y no significa que no puedan subsistir", explica a D+I Nacho Ormeño, CEO de StartupXplore.
En este escenario, parece complicado que este año se revaliden las cifras de inversión en startups de 2021, un extremo que el ecosistema tampoco considera "traumático", pues supondría volver a valores de 2019 y 2020 pero con un entorno empresarial más maduro y consolidado en España.
Fase de corrección, selección natural del mercado, movimiento ciclico del mercado... Son muchas las definiciones que el ecosistema aplica a la situación actual, la cual las fuentes consultadas por D+I no ven comparable a la crisis de 2008.
La cuestión clave es hasta cuándo se mantendrá y qué coste tendrá para el ecosistema la pérdida de una parte de su 'músculo'. Sin lugar a dudas, un pulso a su capacidad de resilencia en toda regla.